En psicología, hay dos concepciones populares de la felicidad: hedónica y eudaimónica. El bienestar es una construcción compleja que se refiere a una experiencia y funcionamiento óptimos. La investigación actual sobre el bienestar se ha derivado de dos perspectivas generales: felicidad eudamónica y felicidad hedónica. Ambos tipos se logran y contribuyen al bienestar general.
El enfoque hedónico define el bienestar en términos de logro del placer y evitación del dolor. El enfoque eudaimónico se centra la autorrealización y define el bienestar en términos del grado en que una persona está funcionando plenamente. Se diferencian en que la felicidad eudaimónica se asocia a una mayor actividad de la corteza prefrontal. Un área asociada a las funciones superiores, a la planificación de la conducta y a la toma de decisiones; mientras, con la hedónica, ocurre todo lo contrario.
Por eso, la felicidad eudaimónica se proyecta a largo plazo y aparece cuando ayudamos de manera honesta a los demás. También, se interesa por cómo educar a tus hijos de la mejor forma posible o hacer una obra caritativa en la ciudad. La hedónica se basa en el placer que obtienes de las cosas, como puede ser el sexo, comer o dormir.
Aspectos clave
- Los psicólogos conciben la felicidad de dos maneras diferentes: felicidad hedónica, o placer y disfrute, y felicidad eudaimónica o significado y propósito.
- Algunos psicólogos defienden una idea hedónica o eudaimónica de la felicidad. Sin embargo, la mayoría está de acuerdo en que las personas requieren tanto hedonía como eudaimonía para florecer.
- La adaptación hedónica afirma que las personas tienen un punto de ajuste de felicidad al que regresan independientemente de lo que esté sucediendo en sus vidas.
Si bien algunos investigadores que estudian la felicidad provienen de un punto de vista puramente hedónico o puramente eudaimónico, muchos coinciden en que ambos tipos de orientación a la felicidad suman a la hora de maximizar el bienestar. Por ejemplo, en un estudio de conductas hedónicas y eudaimónicas, encontraron que las conductas hedónicas aumentaron las emociones positivas y la satisfacción con la vida y ayudaron a regular las emociones, al tiempo que redujeron las emociones negativas, el estrés y la depresión.
Si bien la felicidad eudaimónica y hedónica parecen tener un propósito en el bienestar general, la adaptación hedónica, también conocida como la «cinta de correr hedónica», señala que, en general, las personas tienen una línea de base de felicidad a la que regresan sin importar lo que suceda en sus vidas. Por lo tanto, a pesar de los picos de placer y disfrute cuando uno tiene una experiencia hedónica, como ir a una fiesta, comer una comida deliciosa o ganar un premio, la novedad pronto desaparece y la gente vuelve a sus niveles típicos de felicidad.
La investigación psicológica ha demostrado que todos tenemos un punto de ajuste de felicidad.
- El 50 % del punto de ajuste de la felicidad de un individuo está determinado por la genética.
- Un 10 % es el resultado de circunstancias que están fuera de nuestro control, como dónde nacen y quiénes son sus padres.
- Finalmente, el 40 % del punto de ajuste de la felicidad está bajo su control. Por lo tanto, si bien podemos determinar cuán felices somos hasta cierto punto, más de la mitad de nuestra felicidad está determinada por cosas que no podemos cambiar.
La adaptación hedónica es más probable que ocurra cuando uno se dedica a placeres fugaces. Este tipo de disfrute puede mejorar el estado de ánimo, pero esto es solo temporal. Una forma de no perder el terreno ganado es participar en actividades más eudaimónicas. Las actividades significativas como participar en pasatiempos requieren mayor pensamiento y esfuerzo que las actividades hedónicas, que requieren poco o ningún esfuerzo para disfrutar. Sin embargo, mientras que las actividades hedónicas se vuelven menos efectivas para evocar la felicidad con el tiempo, las actividades eudaimónicas se vuelven más efectivas.
Estos estudios demuestran que tener un propósito en la vida y transitar por ella con un relato positivo refuerzan nuestro bienestar. Esto puede hacer que parezca que el camino hacia la felicidad es la eudaimonia. Sin embargo, a veces es práctico participar en las actividades que evocan la felicidad hedónica. Si te sentís triste o estresado, a menudo disfrutar de un simple placer hedónico, como comer tu postre preferido, puede ser un estímulo rápido que te haga salir de un determinado estado de ánimo. Evidentemente, requiere mucho menos esfuerzo que participar en una actividad eudaimónica.
Por lo tanto, tanto la eudaimonía como la hedonía pueden complementarse en favor de nuestro bienestar general.