¿Casualidad o sincronización?
Estás por llamar a alguien por teléfono y cuando vas a marcar el número, te está llamando esa misma persona. Pensás que hace mucho que no ves a una amiga, y te la cruzás por la calle. Estás pensando en aprender francés y te llega un email ofreciéndote un curso que encaja perfectamente con tus horarios. Puede parecer casualidad, pero se trata de una sincronicidad.
Muchas veces hemos escuchado que las casualidades no existen, que todo pasa por algo. Esto es compartido por algunos psicólogos y psiquiatras de renombre.
El psicólogo C. G. Jung definió las sincronicidades como “coincidencias temporales de dos o más sucesos relacionados entre sí de una manera no causal y que presentan alguna relación con los pensamientos y emociones de la persona que la experimenta”. Estas coincidencias suceden con más frecuencia cuando la persona está viviendo con especial intensidad, debido a procesos de crecimiento o de gran creatividad.
Según Jung, los períodos de transición o transformación de los seres humanos –como muertes, cambios de trabajo, divorcios– son más propensos a la ocurrencia de sincronicidades, posiblemente porque nuestra reestructuración interna causada por los cambios o crisis genera una energía de búsqueda de sentido que nos obliga a encontrar patrones en las circunstancias externas.
Algunos autores sugieren que cuando ocurren estas coincidencias estamos en un camino vital correcto. Serían una especie de mensajes orientativos procedentes de la realidad espiritual. Existe una estrecha relación entre los acontecimientos interiores y exteriores que vivimos. El psiquiatra Stanislav Grof recomienda interpretarlas como si se tratara de sueños y no caer en la tentación de tomar decisiones irracionales inmediatas. El ya totalmente aceptado concepto de la sincronicidad tiene también una vertiente lírica.
El poeta francés y teórico del surrealismo André Bretón hablaba también del “azar objetivo”, que designa la confluencia inesperada o azarosa “entre lo que una persona desea y lo que el mundo le ofrece”. El azar objetivo es uno de los conceptos fundamentales del surrealismo: coincidencias o casualidades cuya carga emocional las dota de significado. Los fenómenos de coincidencia significativas ocurren generalmente en personas con elevado grado de espiritualidad, las que pueden percibir su oculto interior o aflorar su inconsciente más profundo conocimientos o sentimientos muy reservados.
La universalidad está coordinada en el ámbito psicológico interno con el externo mundo de los fenómenos tangibles, es decir: existe una estrecha relación entre acontecimientos interiores del espíritu con fenómenos de la vida exterior que se expresa en los fenómenos de sincronicidad no buscados por voluntad deliberada.
¿Cuándo podemos decir que es coincidencia y cuándo es que existe una conexión entre dos personas?
El ser humano actúa con el 5% de su consciente, pero el 95% lo hace a partir del inconsciente. Todos los inconscientes están conectados por eso Freud lo llamaba inconsciente colectivo. Pero esa conexión se da a partir de la empatía o lo que se conoce en Programación Neurolingüística como ‘rapport profundo’. Por eso, puede pasarnos de sentir como una “telepatía” con determinada persona, con su hermana gemela, con su pareja e, incluso con la persona que ahora es nuestro “ex”.
Se habla de coincidencia cuando no hemos pensado a esa persona y, de repente, aparece, la encontramos en la calle, en una almacén…. Pero, es conexión cuando recordamos a alguien, lo tenemos en la mente todo el día y lo terminamos encontrando donde menos lo esperamos.
Hay personas con las que no hay conexión porque no hay empatía. Para generar una conexión entre dos se necesita empatía o rapport profundo.
¿Por qué entre madre e hija se da tanto esa conexión?
Porque todo lo aprendés de tus padres. Cuando crecés imitás a papá o a mamá. La imitación es precisamente una forma de entrar en sintonía con las personas. La conexión con los padres es tan profunda que la estructura de pensamiento de cada persona es muy similar a la de sus padres. Eso hace que haya una conexión más fuerte con ellos.
¿Existe la “telepatía?
La palabra telepatía tiene dos orígenes semánticos con significados diferentes, del hebreo telifá que significa plegaria y del griego con las raíces tele que significa distante y pathe que significa suceso o sensación. Por lo tanto, ha sido usada la palabra para categorizar hechos en los cuales dos seres humanos sienten o perciben que sus mentes están conectadas y se pueden trasmitir contenidos de pensamientos.
La telepatía ha sido motivo de controversia científica desde el siglo XIX a la fecha y aún hoy en día se considera que la telepatía es un hecho científico aceptado como un ‘facto’ que no se le ha encontrado base física para su explicación, ha sido motivo de investigación por diversos científicos de universidades serias como la Universidad de Stanford y explorado su uso no sólo en el área de la exploración científica sino en usos militares, siendo hasta el momento fallido el poder explicar el sustrato físico.
Pero, las evidencias sí demuestran que es un hecho que estadísticamente supera la probabilidad de la coincidencia en personas seleccionadas como de alta capacidad telepática reconociendo que tiene la característica de no ser afectada por la distancia ni el tiempo. Bajo situaciones controladas se han estudiado los cerebros en funcionamiento en experimentos telepáticos y se encuentra mayor actividad cerebral frontal pero este es un hallazgo inespecífico y no concluyente.
Hay algunas expresiones de relatos de mayores experiencias telepáticas entre personas que se tienen afecto y son de carácter anecdóticos, pero no existen estudios científicos para poder corroborar que ello sea cierto. Es más probable que entre dos personas que se quieran exista más alta frecuencia de pensamientos mutuos y comunicaciones más frecuentes y coincidencia que es interpretada como telepatía cuando en realidad solo es fruto de esa mayor frecuencia de necesidad de comunicación.
No podríamos decir que exista la telepatía porque estaríamos hablando de una verdad radical y hay personas que creen en ellas y otras que no. Pero sí podemos hablar de las energías y esas son las que atraen, las que permiten que coincidas con alguien cuando lo pensás. Es lo mismo que pasa cuando decís que hay algo que va a suceder y se da. Las energías y la Programación Neurolingüística están comprobadas desde la Física Cuántica. A través del cerebro y mediante el lenguaje hacemos que las cosas se den de buena forma. La energía se da muy bien entre padres e hijos. Biológicamente hablando sabemos que el hijo viene del cromosoma X y Y de los padres. En el caso de la madre es ella quien lo alimenta y en el parto le da la opción de vida. Por eso, hay tanta conexión, por esos impactos energéticos. Cuando un hijo habla constantemente con su padre, se separa, hay un lazo muy fuerte de amor que sigue esa conexión. La conexión con alguien es pura energía, es esa atracción positiva.
Estar conectado con la pareja es común. Incluso si hay una empatía muy fuerte, uno puede pensar qué va a decir él o que le está pasando por la mente. Si es así, más de una vez han respondido al tiempo y sólo les queda morirse de la risa. O decir después de cada frase ‘sabía lo que ibas a decir, es que te conozco tanto…’. Pero, al parecer esa misma ‘conexión’ puede establecerse con alguien del pasado. Los expertos explican que si la pareja tuvo un amor muy fuerte, es probable que cuando uno de ellos esté pensando en el otro, dicho pensamiento o recuerdo llegue a la otra parte cuando menos lo espera. Cuando finaliza una relación, la gente lo hace desde lo consciente, pero también debe hacerse desde el inconsciente.
¿Cómo manejar el inconsciente?
El lenguaje es importante. Por eso, hay que tener en cuenta la forma en que hablamos, ya que estos generan estados de ánimo. Los pensamientos no llegan al inconsciente si no hay emoción y, atrayendo a la mente cosas positivas, obtendremos buenos resultados. Por otra parte, es muy bueno poder mantener un diálogo interno con uno mismo. Esto se llama ecología de la comunicación interna. Así todo se irá dando.