Neurociencias

Como potenciar la flexibilidad cognitiva

La vida está hecha de resistencias e incertidumbres. Solo una mente flexible será capaz de encarar las dificultades para sobrevivir y alcanzar la felicidad.

La flexibilidad cognitiva es la llave de la inteligencia. Es el engranaje mental que nos permite pensar en varias ideas a la vez, descartar unas, valorar otras, reaccionar ante situaciones nuevas haciendo uso de la experiencia y también de la creatividad. Pocas funciones ejecutivas nos ayudan tanto a poder adaptarnos con mayor efectividad a cada uno de nuestros contextos.

Un modo de afrontar mejor los problemas cotidianos es siendo flexibles cognitivamente. Gracias a esta competencia mental, reaccionamos mejor ante la dificultad y la incertidumbre, impulsando incluso nuestra resiliencia. La implicación que tiene dicha competencia es como podemos imaginar, inmensa. Todos disponemos de esta facultad psicológica pero a veces, eso sí, se oxida, no la usamos bien o nos volvemos un tanto inflexibles y miopes. No ser capaces de ver las múltiples perspectivas de nuestra realidad es como poner cerraduras a nuestra felicidad.

Decía Albert Einstein que brillante es aquel que se atreve a cambiar sus ideas en un momento dado. Nada es tan necesario. Nada es tan extraordinario y vital en el ser humano como nuestra capacidad para reajustar conductas y pensamientos para sobrevivir con éxito y avanzar con mayor audacia. Es de este modo como sacamos mejor provecho de la complejidad de cada escenario para obtener el máximo beneficio. A su vez, también es necesario saber que la flexibilidad cognitiva tiene una importancia clave en nuestro aprendizaje y en la habilidad para resolver cualquier problema, por pequeño que sea. Gracias a esta competencia mental, descubrimos nuevas estrategias para hacer frente a cada situación que nos encontramos, reduciendo la incertidumbre y el estrés.

La flexibilidad cognitiva implica ser capaces de observar el paisaje, fijándonos en cada detalle, en cada perspectiva y,  podemos optar por cambiar de línea porque decidimos que es mejor tomar la dirección opuesta. Bien porque surge un peligro, bien porque decidimos que ese cambio de sentido se ajusta más a nuestras necesidades. En cada cambio, en cada observación hecha y decisión tomada, trazamos nuestro destino cotidiano en armonía y bienestar. Lo hacemos con audacia porque nos atrevemos a reaccionar ante cada situación con seguridad y creatividad.

Una persona con escasa flexibilidad cognitiva no observa nada de lo que le rodea, no reacciona y se limita solo a «dejarse llevar» hacia una sola dirección, hacia un destino incierto. La inflexibilidad cognitiva nos aboca en muchos casos hacia la depresión o la ansiedad. Es algo importante que debemos considerar, porque quien se queda atascado en ese estado donde los pensamientos son rígidos, sin perspectivas y rumiantes nos terminan sumiendo en una absoluta oscuridad emocional.

La flexibilidad cognitiva es una función ejecutiva. ¿Qué significa esto? Implica que estamos ante una serie de procesos mentales que nos ayudan a mejorar nuestro comportamiento y a alcanzar objetivos. Gracias a las funciones ejecutivas se impulsa el pensamiento complejo y abstracto, esas cualidades que nos diferencian de otras especies y que nos ayudan a reaccionar de manera innovadora.

¿Por qué es tan importante?

  • Nos permite detectar mejor la información del ambiente, procesarla y y responder ante ella.
  • Gracias a la flexibilidad cognitiva toleramos mejor los cambios; algo imprescindible en una realidad tan compleja.
  • A su vez, también logramos adaptarnos mejor a cualquier contexto.
  • Esta competencia nos permite ver las cosas desde múltiples perspectivas. De este modo, tenemos más variables para resolver problemas.
  • Nos ayuda a tolerar los errores y superarlos de forma original.
  • Flexibilidad cognitiva es comprensión y empatía. Es poder intuir por qué las cosas son como son en un momento dado, es saber por qué ese amigo ha actuado como lo ha hecho, es buscar las posibles causas a esos problemas cotidianos que tenemos con quien nos rodean.
  • Favorece la resiliencia al permitirnos sortear y afrontar los obstáculos.
  • Nos permite desactivar prejuicios para pensar y actuar con autenticidad.

¿Cómo podemos potenciar nuestra flexibilidad cognitiva?

La falta de flexibilidad cognitiva deriva en un pensamiento rígido. La falta de esta competencia hace que seamos incapaces de cambiar creencias y comportamientos cuando estos, nos llevan hacia realidades infelices o inútiles. Es imprescindible por tanto que entrenemos y potenciemos esa flexibilidad mental.

Estrategias que ayudan

  • Prestar atención a tus pensamientos y aplicar un enfoque divergente. Buscar soluciones más creativas a los problemas cotidianos. Intentar ver cada cosa que te ocurra desde múltiples perspectivas, ser critico, no quedarses nunca con la única opción.
  • Ser intencional y proactivo. Hacerse preguntas sobre las cosas, atreverse a actuar. Asimismo, en lugar de reaccionar ante lo que nos sucede, estar prevenidos, valorar qué opciones tenemos ante cada circunstancia.
  • Intentar romper la rutina en la medida que nos sea posible. Realizar cosas nuevas cada día, aprender idiomas, anotarse en cursos. Mantener la curiosidad por el conocimiento.
  • Realizar ejercicio y mantenerse activo. El cerebro necesita un cuerpo en movimiento para oxigenarse y beneficiarse de neuroquímicos como las endorfinas o la serotonina. Todo ello favorece la flexibilidad cognitiva.

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