Todos/as tenemos sueños, proyectos, objetivos por los que merece la pena el esfuerzo. A pesar de ello, cuando mirás en el cual estás parada/o ahora y lo comparás con tus ambiciones, el hecho de alcanzar tus metas parece casi imposible. Esta es la razón por la mayoría de la gente relega a la categoría de «sueños imposibles» su metas más altas, considerándolas inasequibles e inalcanzables, como un mero entretenimiento mental para huir de la dura realidad cotidiana. Lo más curioso de todo esto es que las personas no sabemos de lo que somos capaces hasta que lo intentamos.
No importa lo ambiciosa que sea tu meta, solo si empezás a caminar hacia ella podrás acortar la distancia para alcanzarla. Sin embargo, para alcanzar tus metas tenés que hacer algo más. Además de definir tus objetivos claramente, establecer un plan de acción, descubrir qué es lo que verdaderamente te mueve y te motiva y establecer hábitos que te ayuden a mantenerte en el buen camino, es necesario que desarrolles una serie de habilidades o cualidades que te ayudarán en el camino.
Cualidades que necesitamos para lograr nuestras metas
Alcanzar el éxito requiere desarrollar una serie de cualidades. Da igual lo alta que esté tu meta, lo difícil que sea alcanzarla o lo que te tengas que hacer para llegar allí. Todas requieren de unas habilidades sin las cuales te costará mucho más mantenerte firme en tu empeño.
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Ser positivo y optimista
El primer paso es fundamental para emprender el camino hacia tus metas. Pero ese primer paso debe darse con una mentalidad positiva, con optimismo. Esa actitud debe mantenerse paso tras paso, debe ser el motor que mueva tus acciones y retoalimentarse con las pequeñas metas. Sin embargo, no siempre es fácil mantener el optimismo. Tenés que ser proactivo para mantener una actitud positiva. Evitar la gente que impide avanzar y rodearse de gente positiva y optimista. Empezar el día escuchando o leyendo algo inspirador, algo que ayude a encontrar la motivación más fácilmente. Escribir un diario con losprogresos, en el que anotemos todos los triunfos y cómo fuimos superando los obstáculos.
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Ser persistente y constante
Siempre encontrarás en tu camino alguien que se ría de vos, alguien que te diga que no podés, que no tenés la capacidad necesaria o alguien que te haga dudar sobre las razones que te empujan a luchar por tu sueño. Pero tenés que ser persistente y no dejar que las críticas o las palabras de desaliento te impacten. Si los demás resultan demasiado tóxicos o dañinos o consumen gran parte de tu energía, tal vez deberías considerar cambiar de estrategia. Se pueden conseguir grandes resultados con pequeños cambios. Un pequeño cambio no te desvía, simplemente te ayuda a caminar por una senda menos tortuosa, aunque sea un poco más larga.
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Ser resiliente
Tarde o temprano te encontrarás con personas y situaciones que tratarán de despistarte de tu camino al éxito. En estas ocasiones, desarrollar la resiliencia, que es la capacidad para sobreponerse al dolor emocional y a las situaciones adversas, te ayudará a mantener la persistencia y el optimismo. La resiliencia implica reestructurar nuestros recursos psicológicos para adaptarnos a las nuevas circunstancias y necesidades. Esto supone que, además de sobreponerse a las adversidades, las personas resilientes son capaces de ir un paso más allá y utilizan esas situaciones para crecer y desarrollar al máximo su potencial, convirtiendo los obstáculos en oportunidades para crecer.
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Mente abierta para aprender
Siempre hay algo nuevo que aprender que te permitirá crecer y avanzar. Esta actitud abierta te ayudará a lograr un gran éxito. Debés tener una mente abierta a las posibilidades y oportunidades que hay a tu alrededor. Juntáte con personas que puedan enseñarte cosas nuevas y, abríte a tener nuevas experiencias. Arriesgáte con soluciones diferentes cuando compobás que lo de siempre no funciona. Aprendé a pensar antes de negarte a algo, a tomarte tiempo para reflexionar y valorar las opciones.
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Ser flexible
Saber adaptarse te permitirá sacar lo mejor de cada situación. Pero para ser flexible y poder adaptarte a las circunstancias tienes que viajar ligero de carga, especialmente de carga emocional. tenés que ser capaz de soltar la mochila que sea una carga y de dejar atrás complejos y sentimientos de culpa.