Mente sana y Reflexiones

El poder que tiene la autoconfianza

Hablar con asertividad, seguridad y carisma nos permite conquistar muchos de nuestros escenarios sociales. Sin embargo, la clave para lograrlo es entrenando día a día y poco a poco un músculo psicológico indispensable: la autoconfianza.

¿Cómo hablar con seguridad? ¿Cómo expresar mis ideas con esa combinación perfecta de asertividad, seducción y carisma? Sabemos que hay auténticos gurús en este campo; sin embargo, en ocasiones, nos sentimos casi abrumados por los consejos y la gran cantidad de estrategias existentes, porque lo que nos falta en realidad es algo muy sencillo: confianza en nosotros mismos. Cuando dudamos de nuestra propia eficacia todo se derrumba. Admitámoslo, esto ocurre en más ocasiones de lo que nos gustaría, son esas veces en que nuestra mente se llena de ideas como«seguro que me pongo nervioso y lo estropeo», «me pasará como la última vez, que hice el ridículo» o «lo más probable es que no pueda demostrar lo que valgo porque mi discurso es torpe, inconexo y poco original». Lo cierto es que este tipo de circunstancias pueden limitar muchas de nuestras oportunidades laborales y personales. Hay hombres y mujeres destacados en sus trabajos, mentes brillantes que tienen, curiosamente, serios problemas a la hora de comunicar, de expresar, de hacer llegar sus ideas a los demás con eficacia.

Es más, algo que a gran parte de nosotros nos agradaría no es solo saber cómo hablar con seguridad, también nos encantaría hacerlo con carisma y con ese encanto capaz de cautivar a una audiencia determinada.  Hay estrategias, lo sabemos. No obstante, antes de aprenderlas o hacerlas nuestras, es interesante conocer el porqué de este problema, de esta limitación comunicativa y falta de autoconfianza.

A muchos de nosotros nos gustaría saber cómo hablar con seguridad para mejorar en nuestro trabajo o estudios. También, para afianzar las relaciones, convencer a los demás de nuestras ideas, ser algo más persuasivos, hacer llegar mejor nuestros mensajes y por qué no, hasta para cautivar a las personas o mejorar nuestra relación de pareja. Saber comunicar es, al fin y al cabo, mejorar la convivencia y afianzar un poco más nuestro potencial humano. Sin embargo, a menudo nos cuesta ser solventes en esta competencia.

Las razones de que esto ocurra son múltiples; por término medio, pueden resumirse en las siguientes realidades psicológicas:

  • El factor situacional: hay entornos, momentos y personas que ejercen sobre la propia persona una mayor presión, consiguiendo que dudemos de nosotros mismos, que sintamos cierta inseguridad y hasta baja autoeficacia. Un ejemplo de ello sería iniciar un trabajo nuevo donde se espera que dispongamos de dotes comunicativas para atraer clientes. Esa presión genera angustia y más, cuando nos percibimos como poco eficaces en esa habilidad. Todo ello son elementos que nos ponen a prueba.
  • Pensamientos limitantes: nuestra mente puede ser un catalizador de fortalezas o bien, una apisonadora de autoestimas y potenciales. Así, cuando nuestros pensamientos derivan en ideas negativas  donde nos juzgamos como torpes o, más aún, anticipamos mil y una meteduras de pata, lo más probable es que todo ello, suceda.
  • Excitación del sistema nervioso autónomo: cuando nos cuesta comunicar con solvencia ante una o varias personas, la causa suele estar en la propia inseguridad y también en el estrés y la angustia. Tememos hacerlo mal o mostrarnos incompetentes y, es precisamente ese temor, el que alimenta la ansiedad. Asimismo, este tipo de ansiedad se produce ante todo porque nuestro cerebro codifica esas situaciones como amenazas. La angustia a ser juzgados, a hacerlo malo o hacer el ridículo, activa a nuestro sistema nervioso autónomo y entonces, se desencadena toda una serie de sintomatología: nerviosismo, taquicardia, boca seca, falta de aliento, sudoración… Todo ello entorpece aún más la comunicación.

Para hablar con seguridad, cada uno de nosotros partimos de nuestra realidad personal. Habrá a quien, sencillamente, le falte solo un poco de soltura y  otros, en cambio, deben hacer una restructuración interna más profunda, ahí donde apagar inseguridades, potenciar autoestimas, limar pensamientos negativos, manejar mejor la ansiedad… Toda esa artesanía lleva tiempo y exige un compromiso auténtico con uno mismo. Una vez tenemos claro ese aspecto y aceptamos cumplirlo, es momento de integrar estas claves básicas para saber cómo hablar con seguridad.

Estrategias para comunicarte mejor desde la autoconfianza

  • Céntrate en el mensaje que deseas transmitir, es lo único que importa. Dejá a un lado otros pensamientos, miedos y ansiedades y focalízate solo en aquello que deseas decir y a quién va dirigido.
  • Conectá con quien tenés delante, ya sea una sola persona, varias o una gran audiencia. La conexión es poder y hasta puedes disfrutar de esa alianza. Si tú te sientes cómodo, transmites comodidad. Si sientes miedo, transmitirás angustia.
  • A la hora de comunicar con eficacia no hay que estar apurados. Hacerlo despacio, una idea detrás de otra, en armonía, con calma, pero poniendo énfasis en lo que dices y expresas para que los demás se sientan atraídos.
  • No dar vueltas, evitar las repeticiones, muletillas …
  • Apelar a las emociones, cuenta anécdotas, personaliza… La sencillez siempre cautiva.

Cuando por fin logramos confiar en nosotros mismos los miedos ya no son tan grandes, dominamos mejor las inseguridades y hasta nos permitimos pasarlo bien en esas situaciones que hasta no hace mucho, nos parecían amenazantes.

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