Mente sana y Reflexiones

La autorreflexión es fundamental en nuestra vida

Practicar la autoreflexión es un aspecto muy importante en el desarrollo de una persona. Intuitivamente, muchos coincidirán al afirmar que la experiencia es una de las mejores maneras de crecer. Aprender de los errores es algo que nos ha pasado a todos, pero la experiencia puede tener diferentes consecuencias para cada persona: no todo el mundo va a percibir los hechos de igual manera.

Sin un proceso de pensamiento activo sobre lo que vivimos o sin cuestionarnos el sentido que tienen esas experiencias, el aprendizaje, en muchas ocasiones, no se producirá. En otras palabras, lo que nos lleva de la simple experiencia al aprendizaje, es la autorreflexión. Ésta nos va a permitir aprender de manera más profunda al ver las situaciones desde diferentes lentes y al favorecer las preguntas desafiantes que nos llevarán a cuestionarnos nuestras propias creencias sobre el mundo. Si la reflexión es correcta, nos ayudará a ser más realistas y a seguir nuestro camino en el desarrollo personal.

El desarrollo del autocontrol hace referencia a una mejora en la gestión de los impulsos, la autorregulación emocional, la planificación, la autoconciencia y la adaptación social, que son absolutamente esenciales para el bienestar humano y que están en plena consonancia con un aprendizaje significativo por y para la vida. Para adquirir un buen autocontrol, ello exige un buen nivel de reflexión interior, por lo que parece evidente, la conexión entre autorreflexión y bienestar.

La palabra bienestar, es decir, estar bien, se refiere a “estar en el lugar que quiero estar”, e implica lograr el equilibrio y la armonía en nuestra vida diaria; en la relación con nosotros mismos y en la interacción con los otros. Por tanto, el bienestar no es una constante, sino un componente dinámico, que se va construyendo a lo largo de la vida y que puede cambiar en cualquier momento. Sin embargo, el bienestar puede convertirse en una característica relativamente estable si conseguimos una buena relación con nuestro interior. Al conseguir esto, seremos capaces de hacer frente a las diversas experiencias que se nos presentan a lo largo de nuestro día a día. En eso consiste el desarrollo personal.

Para construir el soporte interno que nos va a permitir enfrentarnos a las situaciones y a los problemas de nuestra vida diaria, será necesario tomar decisiones difíciles, el asumir una postura o determinado punto de vista y decidir la mejor elección. Si queremos que el bienestar sea un rasgo más o menos estable, tendremos que plantearnos la siguiente pregunta de vez en cuando: “¿es aquí dónde quiero estar?”. Esta cuestión nos va a permitir saber si realmente estamos en el lugar que queremos estar (nuestro trabajo, nuestra pareja, nuestra ciudad, etc.). Si la respuesta es sí, estaremos en un “estado de Flow” y todo parecerá ir en armonía. Si la respuesta es no, entonces estaremos en el lugar del malestar. La manera de llegar de nuevo al bienestar, es la autorreflexión: avanzar hacia el desarrollo personal.

Por lo tanto, el camino del desarrollo personal no es ni más ni menos que el camino hacia el bienestar, hacia el lugar en el que quiero estar, pero esto no quiere decir que estemos constantemente reflexionando. El Mindfulness exige reflexión y un conocimiento de nuestro estado emocional, para posteriormente aceptarnos tal como somos. Además, el presente también nos va a indicar si estamos a gusto o no, pues son dos los caminos que nos van a llevar a la autorreflexión: la curiosidad y el dolor.

Los problemas de evitar la reflexión

Vivir constantemente lejos del presente, en el pasado, en el futuro o en las autoexigencias desmedidas que nos plateamos, no obedecen a un autoconocimiento pleno, sino a una imagen desequilibrada y poco objetiva de nosotros mismos, la cual genera una baja autoestima, sentimientos de inadecuación, retraimiento social, poca asertividad, estrés y ansiedad constantes, problemas psicosomáticos y un pobre bienestar emocional.

Pese a que la reflexión hacia el desarrollo personal podría parecer fácil a simple vista, son muchas personas que acuden a profesionales del coaching para poder desbloquearse. El coach, como facilitador del desarrollo personal, consigue que el cliente reflexione a través de preguntas socrácticas, permitiendo que éste siga creciendo como persona. El coach ayuda a conectar con los deseos y emociones, y aunque la reflexión podría parecer un acto intelectual, es un acto emocional: el desapego juega un papel determinante a la hora de crecer como individuos. De hecho, evitar la autorreflexión es algo habitual. Cuando es la curiosidad la que nos lleva a reflexionar y la evitamos, aparece la rigidez. Si nos planteamos que existen otras maneras de hacer las cosas, pero sentimos miedo hacia esa posibilidad, seguramente nunca salgamos de la zona de confort. Por el contrario, si es el dolor lo que nos lleva a reflexionar, pero no atacamos a ese desapego, seguramente aparecerá la tristeza. A la larga, la tristeza se convertirá en melancolía y seguiremos pensando que el pasado siempre fue mejor.

Razones para reflexionar

Vivimos en una sociedad que ha sufrido cambios profundos en las últimas décadas. La globalización ha traído otra manera de pensar en todos nosotros y el capitalismo ha influido en nuestras vidas hasta el punto de ser objetos antes que sujetos. No es fácil mirar hacia dentro cuando la cultura nos lleva a mirar hacia fuera constantemente, a compararnos, a ser más exitosos, más consumidores, etc. En medio de tanta información (o infoxicación) nos apegamos a viejas certidumbres para sentirnos seguros, imposibilitados para describir la realidad tal cual es. Así, negamos nuestras emociones y convivimos en un estado psíquico-emocional irreflexivo. Nuestro valor solo parece tener valor en la aprobación de los demás. Para no sobrar hay que tener ropa de marca, una chica linda, una profesión de éxito, un buen puesto, un buen coche, etc… construyendo un camino de sufrimiento, lejos de un verdadero sentido del desarrollo personal, del bienestar emocional y de espaldas a nuestros propios deseos. Por suerte, tenemos la capacidad reflexiva de desapegarnos de las certezas, de conectar con nosotros mismos y de autorreflexionar. En la dimensión personal nuestros argumentos y acciones siempre son guiados por nuestras emociones, por lo que es importante entenderlas y aceptarlas. No sabemos lo que va a pasar en el próximo presente, pero pase lo que pase será diferente si sucede en la emoción de la expectativa, el control, la superficialidad, la hipocresía, o si sucede desde la emoción del respeto hacia uno mismo, la aceptación, la gratitud, la confianza, la ternura.

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