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¿Cómo es el trastorno de compras compulsivas (TCC)?

El trastorno de compras compulsivas (TCC) (del inglés compulsive buying disorder (CBD)) es un trastorno psicológico del control de impulsos. Esto significa que la característica en común con otros trastornos compulsivos es la falta de control de impulso. No se puede controlar.

En este caso, está caracterizado por preocupaciones excesivas relacionadas con las compras y por la necesidad irresistible de comprar de forma masiva objetos superfluos, acompañados de sentimientos de ansiedad, irritabilidad o malestar, y consecuencias adversas como el endeudamiento. Tras el alivio momentáneo al realizar la conducta adictiva, la persona experimenta sentimientos de culpabilidad.

Este trastorno desde la psiquiatría o psicología se lo conoce como “Oniomania”, es otra de las adicciones comportamentales más frecuentes. La caracteriza el deseo irresistible por comprar algo sin que exista una necesidad real de tal objeto. Suele estar asociada con trastornos depresivos y baja autoestima. La excitación es comparable a otras situaciones como la sexual, el juego, la droga etc. Al igual que éstas se apaga pronto, antes de llegar a casa con las compras. Por eso, lo de menos es lo que se haya comprado, normalmente cosas inútiles o repetidas: media docena de camisas iguales de distinto color o una docena de zapatos que nunca se llegarán a usar.

Al efímero placer le siguen los remordimientos, las peleas familiares por los gastos desmedidos, el sentimiento de culpa, la depresión y una ansiedad que sólo se apaga con un nuevo atracón consumista.

Esta conducta tiene cierta similitud con la bulimia, de ahí que a estos compradores feroces e insaciables se les ha llamado “compradores bulímicos”. La compra compulsiva comparte algunos rasgos con las conductas adictivas (se les llama también adictos a comprar o “shopaholics”), particularmente con la ludopatía o adicción al juego, pero sobre todo se parece a los llamados trastornos del control de los impulsos, como la cleptomanía o la piromanía. De hecho, prácticamente en lo único que se diferencian los cleptómanos y los compradores compulsivos es en que los primeros no pagan y éstos últimos sí, pero las deudas terminan siendo inabordables.

Las personas que padecen este trastorno dedican mucho tiempo respecto a esta compulsión (como el adicto a la cocaína, que dedica todo sus pensamientos o acciones en donde comprar, como conseguir el dinero, etc.) Los afectados de este trastorno, a menudo están preocupados por las compras y gastos y suelen dedicar mucha energía a estos comportamientos. Describen un creciente nivel de urgencia o ansiedad que desemboca en un sentimiento de plenitud cuando se hace una compra.

Concretar una compra les genera una satisfacción inmediata. Como el consumo de una droga, para el cerebro sucede lo mismo, entra la sustancia que causa placer. Puede ocurrir que, por vergüenza, los objetos comprados sean destruidos o escondidos. Este sentimiento de culpa sólo se alivia con una nueva compra. El comprador compulsivo se ve, así, atrapado en una especie de círculo vicioso.

Las emociones negativas como la ira y la tensión conducen a comprar. La compra conduce a sensaciones de angustia y ánimo deprimido a corto plazo, sensaciones que sólo se superan a través de una nueva compra.

Se pueden identificar 4 fases distintas de la compra compulsiva:

Los neurotransmisores implicados en este trastorno compulsivo serian la adrenalina que se segrega como gran placer y la serotonina por la compulsión, generando endorfinas, que provocan el estado ideal para nuestro cerebro.

Farmacológicamente, se utilizan antidepresivos atípicos como los inhibidores de la recaptación de la serotonina específicos o no, como los más indicados.
Además es imprescindible la psicoterapia, para que los síntomas no vuelvan a resurgir. Y se desanconseja el uso de la farmacoterapia de manera única y aislada.

Test de auto-evaluación para compras compulsivas:

Si se reponden de manera afirmativa a varias de estas preguntas, es probable que  uno/a se encuentre padeciendo este problema.

Sin embargo, comprar está mucho mejor visto socialmente que robar. En la actualidad, la “shopping manía”, la “compra compulsiva”, o como quiera llamarse esta conducta, no figura en los libros de psicopatología, quizás porque (como dicen algunos científicos sociales), en esta sociedad consumista todos somos no sólo compradores, sino compradores excesivos.

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