La integridad emocional requiere que vayamos liberándonos de todos esos pesos que enferman nuestro carácter y nuestro cuerpo. Basta con buscar un instante para nosotros mismos y ahondar en el mapa interior que todos tenemos. Hay que buscar recovecos, baúles donde se esconde la rabia, la frustración, y enfrentarse a ellos y alcanzar la orilla de la tranquilidad y el desahogo emocional.
Es algo innegable, a veces, evitamos el desahogo emocional. Es más fácil callarse y mirar a un costado. O sencillamente, intentar pasar página aferrándonos con fuerza a la cotidianidad para intentar olvidar. Para intentar no pensar. Pero las emociones no se disuelven como el humo a través de un ventanal. Las emociones se acumulan y nos hieren en silencio. Se convierten en espectros internos capaces de dañar nuestro cuerpo y nuestra mente, espectros sin forma definidos a través de nuestras experiencias, nuestros fracasos, desilusiones o pérdidas. Nadie queda libre de su influencia.
Reconocerlas y hacerles frente es un modo de adecuado de asumir nuestra propia realidad interior para cuidar de nuestra salud emocional, imprescindible sin duda para nuestro equilibrio e integridad personal.
¿Pero, cuáles son los pasos que deberíamos dar para lograr un buen deshago?
- Ser consciente de tus emociones
No es fácil. En ocasiones la tristeza se camufla con la rabia o la ira. Podemos tener ante nosotros personas que muestran un marcado desprecio o comportamientos desafiantes. Es posible que bajo esa coraza ligeramente agresiva no esté otra cosa más que la tristeza, el pesar por haber perdido algo o alguien, la frustración por el fracaso o la soledad. Deberemos ir capa a capa, ahondando en nosotros mismos para llegar al centro de nuestras propias emociones. ¿Cómo me siento? ¿Es odio, es amargura? ¿Qué hay tras estos sentimientos?
- Vaciar la mente
Vaciar la mente no es más que ir descendiendo en la escalera de nuestro mundo interior, de nuestras emociones:
- ¿Qué me da rabia ome enfurece? ¿Y lo que me entristece o me impide encontrarme bien en estos momentos?
- Intenta razonar en primera persona: me siento, a mi me duele que, yo no quiero que…
- Seguidamente, piensa en cómo desearías estar el día de mañana. Haz un esfuerzo pensando en tu futuro. ¿Qué podrías hacer hoy para alcanzar esa tranquilidad que ansías? ¿Cómo podrías conseguirlo? ¿Qué puedes hacer en mismo este mismo instante para conseguirlo?
- Expresar tus emociones
Las emociones pueden canalizarse de muchos modos. Llorar siempre es importante y muy necesario. También, buscar un instante de necesitada soledad donde estar con uno mismo y reorganizar nuestros pensamientos, pensar en nuestras necesidades. A la hora de buscar el desahogo emocional no hay que evitar buscar apoyo personal en un familiar o un amigo. Busca siempre personas que sepas que te van a escuchar y a comprender. Poner tus palabras en voz alta siempre es terapéutico y puedes encontrar opciones que no pensabas o que no te planteabas.
- El valor personal en el desahogo emocional
Para enfrentarse a los propios miedos se necesita coraje. No todo el mundo puede –o sabe- asumir sus obligaciones emocionales y personales para avanzar, para llegar alcanzar su propia felicidad y también la de las personas que lo rodean. A veces, es más fácil usar “la salida de emergencia”, esa donde uno sale corriendo sin mirar atrás para huir de aquello que lo inmoviliza. Muchos prefieren no admitir, no pensar, no hablar de aquello que les duele, les molesta o que les impide ser feliz y vivir en armonía. El valor personal implica una necesidad por enfrentarse a uno mismo con el fin de alcanzar las metas propias, que no son otras más que las de encontrar el equilibrio.