Existen varios estilos de crianza que causan traumas en los niños y que incluso pueden llegar a afectar su comportamiento en la vida adulta. La crianza de los hijos no es tarea sencilla, al contrario, es bastante difícil o dificultosa y no podemos esperar que los padres, aún siendo adultos, sean perfectos y no cometan errores.
Es necesario lograr el equilibrio adecuado entre la la enseñanza de la independencia y la seguridad, la diversión frente a las obligaciones y responsabilidades, y las reglas frente a la libertad o el libertinaje. Tampoco es lo mismo que un padre ejerza autoridad en la casa, como que termine siendo autoritario.
En ultima instancia, un aspecto que tienen en común todos los padres que implementan una crianza SANA, es la capacidad de siempre escuchar a sus hijos y comunicarse con ellos, incluso si están haciendo algo que no les gusta.
Estilos de crianza que causan traumas
Existe una enorme variedad de tipos de crianza para con los niños/as. Cada casa, cada familia es un “mundo” y las relaciones interpersonales y vínculos que se establecen entre los diferentes miembros de la familia son muy diversos.
Los estilos de crianza más comunes se clasifican en cuatro: Crianza Autoritaria, Crianza Permisiva, Crianza negligente y Crianza Democrática. Los tres primeros hacen alusión al desequilibrio, disfuncionalidad, crítica, rechazo y castigo hacia los hijos; el democrático es el más recomendado, dado que fomenta una conducta adaptativa a nivel social.
Tenemos otros varios estilos de crianza que causan traumas en los niños y que incluso pueden llegar a afectar su comportamiento en la vida adulta.
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Estilo de crianza “endurecida”
Ésta se desarrolla cuando los padres les dicen a sus hijos que “aguanten”, incluso cuando han llegado a sus propios límites. Esto se traduce en transmitirles que sus necesidades no son importantes.
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Estilo de crianza “helicóptero”
Este tipo de crianza hace referencia a los padres que rondan todo el tiempo, sin pausa alguna, alrededor de sus hijos. Esto impide que los niños/as puedan descubrirse a si mismos y de esta forma poder afirmar y afianzar su identidad.
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Estilo de crianza “inconsistente”
Se da cuando los padres establecen reglas, pautas y valores poco claros o cambiantes, lo que a menudo significa que los niños deben aprenden a adivinar lo que realmente quieren sus progenitores. Esta situación (la realidad es que nadie puede estar adivinando lo que el otro piensa o siente), termina generando una sensación de confusión y de gran inestabilidad en los chicos/as.
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Estilo de crianza “afrontalo vos mismo”
¿Qué quiere significar este tipo de crianza? Se suele dar cuando los padres dejan que sus hijos resuelvan todos los problemas o inconvenientes, incluso cuando están indefensos. Por supuesto, los niños deben aprender a ser independientes y autónomos, pero este EXTREMO termina provocando una HIPER-independencia como adultos.
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Estilo de crianza emocionalmente negligente
Esta crianza se da cuando los padres simplemente piensan que proporcionar alimentos y necesidades básicas es suficiente. Pero, cuando no se abordan las necesidades emocionales de un niño/a, se termina provocando una duradera sensación de abandono.
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Parentización
La parentización consiste en tratar a un niño como un adulto. Se da cuando a los chicos se le otorgan responsabilidades (emocionales o físicas) similares a las de un adulto y esto hace que esos chicos crezcan antes de tiempo, lo que popularmente se denomina “quemar etapas” . Entonces, los chicos/as terminan no disfrutando su niñez, su adolescencia y tampoco su juventud.
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Crianza con amor condicional
Acá es cuando los padres guardan el amor y el afecto que los niños merecen detrás de las calificaciones, los logros, las metas y otras medidas arbitrarias. Esto les enseña a los chicos a que finalmente sólo “valen” cuando han logrado cumplir determinados objetivos.
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Crianza basada en la comparación
Este tipo de crianza suele ser bastante común y se desarrolla cuando los padres tratan todo como una competencia (siempre tiene que existir un “ganador”), y comparan a sus hijos con los hijos o hijas de otras familias, con los primos, amigos y vecinos, e incluso enfrentan a los hermanos entre sí o eligen hijos/as “favoritos”. Se termina gestando un favoritismo por alguno de los los hijos y esto hace que los niños sientan que nunca son ni serán lo suficientemente buenos, o merecedores de afecto, cariño y amor.