Seguro que conoces a alguna pareja que ha roto y vuelto a salir más de una vez. Lo intentan, pero al final, esas segundas oportunidades que se dan, parecen no funcionar. Tanto es así, que las segundas oportunidades se convierten en terceras, cuartas, quintas, hasta que terminan desistiendo de intentarlo. Tal vez, volver a intentarlo no es una opción para ellos. Las segundas oportunidades no son una alternativa que pueda funcionar para todas las parejas ya que encierra, en ocasiones, mucho rencor. Problemas no resueltos u otras circunstancias que, por mucho empeño que le pongamos, no vamos a ser capaces de superar.
Muchas veces, darse otra oportunidad funciona muy bien, incluso mejora la relación. Si hay un compromiso por el cambio, las segundas oportunidades pueden funcionar. Pero esto es porque las dos personas de la relación han sabido aprovechar el tiempo que han estado separados. Esto no lo hacen todas las parejas, por eso lo más habitual es que después la relación no funcione igualmente.
¿Por qué las segundas oportunidades no suelen funcionar? Por una sencilla razón: las parejas vuelven por lo motivos equivocados. Estos pueden ir desde la necesidad, hasta el vacío que sienten por haber estado tantos años compartiendo su vida con alguien. Todo esto puede significar que sufren de dependencia emocional, un problema que les afecta a muchas personas hoy en día. Si volvés con tu pareja por razones equívocas es imposible que la relación vaya hacia adelante. La segunda oportunidad se da, en este caso, por sentimientos de soledad, por sentirse imposibilitados de seguir con tu vida, porque no soportás lidiar con la tristeza o porque no pudiste superar la ruptura. Echar de menos a esa otra persona que alguna vez fue parte de tu vida sólo por temor a la soledad y a esa sensación de vacío que te aborda, es negativo. Los problemas que llevaron a la ruptura seguirán ahí, surgirán de nuevo y la relación volverá a ser tóxica donde la felicidad no tendrá cabida.
Depender de la persona que se ama es una manera de enterrarse en vida, un acto de automutilación psicológica donde el amor propio, el auto respeto y la esencia de uno mismo son ofrendados y regalados irracionalmente. Tal vez cometiste el gran error de dejar toda tu felicidad en manos de tu pareja y ahora te está pasando factura. No sos capaz de emprender tu vida solo/a, de ver más allá de la relación. Creés que sin esa persona tu vida no tiene futuro ni esperanza alguna de seguir adelante.
Lo que desconocés es que podés feliz estando en soledad…y es más : tenés que pasar un buen tiempo solo/a. Si aprovechas el nuevo tiempo que se te presenta, podés descubrir y ver la relación de otra manera, desde diferentes perspectivas. De esta manera, podrás comprobar si hiciste lo correcto, si la pareja merece otra oportunidad o si la ruptura fue lo más sensato por parte de los dos.
Las parejas que se dan segundas oportunidades y estas funcionan es porque han sabido disfrutar de todo ese tiempo que han estado sin su pareja. Lo han tomado como una ocasión para reflexionar, para verlo todo desde otro ángulo y pensar muy bien las cosas antes de tomar una decisión equivocada. Este tipo de parejas saben que son compañeros de vida, pero que también son seres individuales y que su felicidad no depende del otro, sino de ellos mismos. Por eso, no temen estar solos. Ellos eligen compartir su vida con la otra persona, no que la otra persona sea el aliento de sus vidas.
En muchas relaciones aún existe la creencia de que la media naranja existe, de que hay que ser “compatibles” y esto provoca que ansiemos estar en pareja. Pero, no nos equivoquemos, necesitamos estar en pareja, no enamorarnos. Estas son dos cosas muy diferentes que provocan que, a veces, creamos que estamos enamorados cuando en realidad lo que queremos es tan solo alguien a nuestro lado. Por otra parte, las segundas oportunidades también dependen de los problemas previos que nos han llevado a la ruptura. Imaginemos que se trata de una infidelidad. Si la persona no logra superar este terrible desengaño, intentarlo de nuevo sería perder el tiempo. Sin quererlo, le recriminaría ciertas cosas a su pareja, no confiaría en ella y dudaría de todo. Esto no sería positivo para ninguno de los dos. Por eso, antes de darse otra oportunidad es importante que cada uno tenga la capacidad de resolver sus propios problemas, esto incluye a los asuntos individuales de cada uno. De esta manera, es posible reiniciar la relación, arrancar de “cero”, sin rencores ni recriminaciones y , sabiendo que son seres independientes y de que la elección de estar juntos nada tiene que ver con sentirse solos/as.Solamente, de esta manera, las segundas oportunidades tendrán éxito.