Todos hemos sentido ansiedad de vez en cuando. Es una emoción normal. Es posible que, justo antes de un examen, por culpa de un problema laboral o, debido a que necesitámos tomar una decisión importante, hayamos experimentado sus síntomas. Esto ocurre porque la ansiedad es una reacción normal de las personas frente a situaciones de estrés e incertidumbre. El problema surge cuando varios síntomas ansiosos provocan angustia o algún grado de deterioro funcional en la vida del individuo que lo sufre, pues afecta al funcionamiento en distintas áreas de su vida. Por ejemplo: las relaciones sociales y familiares, el trabajo, la escuela. Entonces, es cuando llega el diagnóstico de “trastorno de ansiedad”.
El trastorno de ansiedad es una de las patologías más habituales. Ahora bien, con un tratamiento apropiado las personas que lo sufren pueden aprender a manejar sus síntomas y a mejorar su calidad de vida.
Entre los distintos tipos de trastornos de ansiedad existen diferencias notables, por ende, existen diferentes tipos de ansiedad:
1 – Trastorno de ansiedad generalizada
Muchos individuos sienten ansiedad o preocupación cada cierto tiempo, especialmente cuando tienen que hacerle frente a situaciones que pueden resultar estresantes: hablar en público, jugar un partido de fútbol que significa mucho o al ir a una entrevista de trabajo. Este tipo de ansiedad puede hacerte estar alerta, ayudándote a ser más productivo y a realizar el trabajo de manera más eficiente.
Las personas que sufren el trastorno de ansiedad generalizada (TAD), sienten ansiedad y preocupación la mayoría del tiempo, no sólo en situaciones potencialmente estresantes. Estas preocupaciones son intensas, irracionales, persistentes (al menos la mitad de los días durante al menos 6 meses) e interfieren con el funcionamiento normal en su vida diaria (actividades tales como el trabajo, la escuela, los amigos y la familia), pues son difíciles de controlar.
2 – Trastorno de pánico
El trastorno de pánico es un trastorno de ansiedad muy debilitante y diferente al TAD. Mientras el trastorno de ansiedad generalizado se conoce como ansiedad rasgo, pues es más duradero, el trastorno de pánico se conoce como ansiedad estado, pues su sintomatología es aguda. Las personas con trastorno de pánico experimentan sensaciones de muerte o la posibilidad de quedarse sin aire, que puede causar tanto problemas psicológicos como físicos. De hecho, la sensación puede ser tan intensa que requiera hospitalización.
En resumen, el ataque de pánico se caracteriza por:
- La presencia de ataques de pánico recurrentes e inesperados
- Preocupación después de haber tenido un ataque de pánico de que va a ocurrir otro, al menos durante un mes.
- Preocupación por las implicaciones o consecuencias de un ataque de pánico (como pensar que el ataque de pánico es un signo de un problema médico no diagnosticado). Por ejemplo , algunas personas han repetido pruebas médicas debido a estas preocupaciones y, a pesar de los resultados negativos de las pruebas, todavía tienen temores de malestar.
- Cambios significativos en el comportamiento que se relacionan con los ataques de pánico (como evitar actividades como el ejercicio físico, ya que aumenta la frecuencia cardíaca).
Los ataques de pánico alcanzan su pico a los 10 minutos y suelen durar hasta media hora, haciendo que la persona sienta cansada o agotada. Pueden ocurrir varias veces al día o sólo una vez cada pocos años .
3. Trastorno Obsesivo-Compulsivo
Los pensamientos ansiosos pueden influenciar nuestro comportamiento, lo que puede ser positivo algunas veces. Por ejemplo, pensar que te puedes haber dejado el horno encendido puede hacer que vayas a comprobarlo. Sin embargo, si este tipo de pensamientos son recurrentes puede llevar a un individuo a llevar a cabo comportamientos poco saludables. El Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC) se caracteriza porque el individuo que lo sufre tiene pensamientos, ideas o imágenes intrusivas. Éstos causan ansiedad (obsesiones), y provocan que la persona realice ciertos rituales o acciones (compulsiones) para reducir el malestar.
Algunos ejemplos de pensamientos obsesivos son: miedo a contaminarse o sensación de duda (por ejemplo, ¿habré cerrado la puerta de casa?), entre otros. Las compulsiones son, por ejemplo,: lavarse la manos, comprobar repetidamente que la puerta está cerrada, contar, organizar repetidamente las cosas, etc.
4. Fobia social
La fobia social se caracteriza por un miedo irracional hacia situaciones de interacción social. Por ejemplo, los individuos que sufren este tipo de trastorno de ansiedad sienten una ansiedad incapacitante cuando tienen que hablar en público, porque tienen miedo a ser juzgados, criticados, humillados y piensan que los demás se van a reir de ellos delante de los demás. La fobia social es un trastorno serio, y algunos individuos pueden incluso sufrirla al hablar por teléfono o comer frente a otras personas. A pesar de que estas personas saben que no deberían sentirse tan mal ante las situaciones desencadenantes, no pueden controlar su miedo y su ansiedad, por lo que a menudo evitan este tipo de situaciones. Es frecuente confundir la fobia social con la timidez, pero no todas las personas tímidas sufren fobia social. Según un estudio, solo 12% de personas con timidez cumple los criterios de Fobia social.
5. Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT)
Esta condición ocurre cuando la persona ha vivido una situación traumática que le ha provocado un gran estrés psicológico, lo que puede ser incapacitante. Cuando la persona revive el hecho que le ha causado el trauma puede experimentar los siguientes síntomas: pesadillas, sentimientos de ira, irritabilidad o fatiga emocional, desapego hacia los demás, etc. Debido a la gran ansiedad que siente el individuo. éste puede intentar evitar las situaciones o actividades que le recuerden al evento que provocó el trauma. Los eventos traumáticos pueden ser, por ejemplo. un accidente serio de tráfico, abuso sexual, tortura durante la guerra, entre otros.
6. Agorafobia
La agorafobia suele asociarse al miedo irracional por estar en espacios abiertos como grandes calles o parques. En realidad, el agorafóbico siente una fuerte angustia producida por situaciones en las se siente desprotegido y vulnerable ante las crisis de ansiedad que escapan a su control. Por lo tanto, el miedo no es producido por estos espacios de por sí, sino por las consecuencias de encontrarse expuesto a ese lugar, en el que se sienta indefenso. Esto hace que en los casos más graves el paciente puede recluirse en su casa como forma de evitación.
7. Fobia específica
Una fobia específica es un trastorno de ansiedad que se caracteriza por un fuerte miedo irracional a un estímulo, por ejemplo, una situación, un objeto, un lugar o un insecto. La persona que sufre un trastorno fóbico hace todo lo posible por evitar ese estímulo que le provoca ansiedad, y esta conducta evitativa puede llegar a interferir en el funcionamiento normal de su vida diaria. Las fobias específicas son muchas, algunas de ellas muy extrañas. Algunas fobias son conocidas y otras no tanto, como la coulrofobia o miedo a los payasos, la filofobia o miedo a enamorarse, la amaxofobia o miedo a conducir.