Desde la psicología clínica los problemas de insomnio, tanto si son de conciliación como de mantenimiento del sueño, se tratan preferiblemente mediante técnicas conductuales como el control de estímulos, la higiene del sueño y la relajación muscular progresiva de Jacobson. Sin embargo, en los casos de insomnio severos o resistentes a la terapia psicológica puede ser necesario combinarla con el uso de medicamentos. Los fármacos de tipo hipnótico tienen sus riesgos y es bueno saber cuáles son los mismos.
Aunque hoy en día los análogos benzodiazepínicos son el tratamiento farmacológico de elección para el insomnio, en algunos lugares se siguen utilizando hipnóticos clásicos como las benzodiazepinas y los barbitúricos. Es importante tener en cuenta que no todos estos fármacos se utilizan para tratar el insomnio, sino que algunos de ellos son medicamentos muy potentes y específicos para el manejo de otras alteraciones.
1. Benzodiazepinas
Las benzodiazepinas incluyen algunos de los fármacos más utilizados para tratar los síntomas de insomnio, especialmente las variantes de vida corta. Sin embargo, el consumo a largo plazo de estos medicamentos conlleva riesgo de dependencia y de síndrome de abstinencia, ya que actúa de modo similar al alcohol, e igual que éste acaba alterando el sueño. Su uso se encuentra en declive desde los años 90, época en que se desarrollaron los análogos benzodiazepínicos. Actualmente, los fármacos de esta clase se utilizan sobre todo para tratar síntomas de ansiedad y de abstinencia de alcohol durante periodos breves de tiempo.
2. Análogos benzodiazepínicos
Los análogos benzodiazepínicos son fármacos con propiedades muy similares a las de las benzodiazepinas, si bien no pueden ser clasificados en dicho grupo por tener una estructura química distinta. En los últimos años se han convertido en los hipnóticos más utilizados en muchos lugares del mundo dado que se les ha atribuido una alta seguridad. En esta categoría destacan principalmente tres medicamentos: el zolpidem, el zaleplon y la eszopiclona. Otro de los fármacos Z más conocidos, la zopiclona, ha sido retirado en algunos países a causa de sus efectos secundarios, que por otra parte no son muy distintos de los de las benzodiazepinas.
3. Antagonistas de los receptores de orexina
Diversos medicamentos recientes tienen efectos antagónicos en los receptores del neuropéptido llamado orexina o hipocretina, que se asocia con la alerta y con la vigilia, así como con el apetito. El grado de efectividad de estos fármacos aún está por valorar, si bien se ha aprobado el uso del Suvorexant y la investigación en torno al Lemborexant es prometedora.
4. Barbitúricos
Eran los medicamentos más comúnmente utilizados para tratar el insomnio hasta la aparición de las benzodiazepinas, que provocan menos efectos secundarios. En la actualidad, distintos tipos de barbitúricos se usan como anestésicos quirúrgicos y como anticonvulsivos en casos de epilepsia, pero su aplicación como hipnóticos se ha vuelto muy inusual. El consumo continuado de estos fármacos conlleva un elevado riesgo de dependencia física y psicológica, que a su vez explica el intenso síndrome de abstinencia asociado a los barbitúricos. Otro factor que contribuyó a la pérdida de popularidad de estos medicamentos fue el preocupante número de suicidios debidos a sobredosis.
5. Quinazolinonas
Son compuestos químicos con propiedades médicas diversas: pueden tener efectos antiinflamatorios, analgésicos, antibacterianos, antifúngicos y anticonvulsivos. Además, se han investigado las propiedades anticancerígenas de algunas quinazolinonas, como el Idelalisib, si bien estos estudios se han abandonado a causa de los efectos secundarios. En las décadas de 1960 y 1970 fue muy popular la Metacualona, más conocida por su nombre comercial “Quaalude”. Este fármaco hipnótico era muy utilizado como droga recreativa durante esta época, especialmente en los clubes nocturnos.
6. Anestésicos
Los medicamentos que se usan como anestésicos frecuentemente son considerados miembros de la misma categoría que los hipnóticos y los sedantes. Dentro de este grupo encontramos el propofol, el etomidato y la ketamina; los dos primeros se administran con frecuencia a personas, mientras que la ketamina es más utilizada en la medicina veterinaria.
7. Cannabinoides
Los compuestos químicos derivados del cannabis, como el tetrahidrocannabinol y el cannabidiol, se utilizan en ocasiones como psicofármacos a causa de sus propiedades sedantes, hipnóticas y analgésicas. En los últimos años se han desarrollado medicamentos a partir de la marihuana que comportan un riesgo de dependencia relativamente bajo.
8. Melatonina
La melatonina es una hormona que interviene en la regulación de los ritmos biológicos, especialmente en el ciclo sueño-vigilia. En la actualidad, existen medicamentos basados en la melatonina que se utilizan como tratamiento alternativo para el insomnio; no obstante, y a pesar de la facilidad de acceso a estos productos, deben usarse con prescripción médica.