Un ataque de pánico es un problema de ansiedad que puede causar intenso miedo. Las razones por las cuáles aparecen aún no están claras. Sin embargo, si se sabe, por ejemplo, que hay más probabilidades de padecerlo si hay antecedentes familiares. Es posible que la genética esté relacionada. Es dos veces más frecuente en las mujeres que en los hombres. Además, los síntomas comienzan a aparecer antes de los 25 años y pueden extenderse hasta los 40 años. También, se puede presentar en niños, pero no se diagnostica hasta cierta edad.
Casi todas las personas en todo el mundo sufre, en algún momento de su vida, un ataque de pánico. Se trata de sentir un temor intenso y repentino que dura entre 10 y 15 minutos. La buena noticia es que estos ataques pueden ser tratados.
La crisis o ataque comienza de repente y, alcanza su punto máximo aproximadamente a los 15 minutos. En algunos casos, los síntomas continúan una hora y muchos los confunden con un ataque al corazón. Cuando una persona sufrió su primer ataque de pánico, es probable que tenga mucho temor de volver a padecerlo, evitando quedarse sola o estar lejos de cualquier ayuda médica.
Síntomas de que se está padeciendo un ataque de pánico
Para que un episodio seas considerado un ataque de pánico, deben cumplirse al menos 4 de los siguientes síntomas en simultáneo o en un lapso muy corto:
- Dolor o molestia en el pecho.
- Desmayos.
- Sensación de asfixia.
- Miedo a perder el control.
- Sentimiento de irracionalidad.
- Náuseas.
- Entumecimiento.
- Palpitaciones y frecuencia cardíaca rápida.
- Dificultad para respirar o sofoco.
- Escalofríos.
- Sudoración excesiva.
Es probable que un paciente con ataques de pánico quiera recurrir al alcohol o las drogas, así como también sufrir de depresión o tristeza aguda. Es preciso tener en cuenta que no se pueden predecir, ya que en los momentos anteriores al episodio la persona se encuentra en un estado completamente normal, realizando sus actividades diarias.
Maneras que ayudan a tratar los ataques de pánico
- Beber valeriana: La valeriana es una planta muy conocida por sus propiedades tranquilizantes. Relaja el sistema nervioso central y permite combatir todo tipo de enfermedades que tengan que ver con este sistema. Además, la valeriana es excelente para estabilizar el pulso cardíaco y se aconseja en casos de sufrir arritmias o palpitaciones nerviosas. Beber hasta dos infusiones por día es fundamental para controlar estas situaciones. También, exiten otras hierbas que son muy beneficiosas como:
- Ginseng: posee propiedades ansiolíticas y antidepresivas.
- Hojas de naranjo: son ideales para los problemas nerviosos si se bebe como infusión con dos hojas por taza de agua hirviendo.
- Toronjil: es una de las plantas medicinales más eficaces para disminuir la depresión, por ser calmante y ayudar a conciliar el sueño.
- Manejar el estrés: Los ataques de pánico están más que relacionados al estrés y a la ansiedad. Por ello, para evitarlos, es preciso saber cómo controlar ambos sentimientos. A su vez, al sufrir varios episodios, las personas se vuelven violentas y peligrosas, sobre todo cuando otros intentan ayudarlos. Hacer ejercicios, tales como natación, bicicleta, yoga o la meditación pueden ayudar bastante, porque sirven para liberar endorfinas que permiten generar nuevas células cerebrales.
- Respirar en una bolsa de papel : En el momento en que está sucediendo el ataque, colocar una bolsa de papel en la boca y respira lo más despacio posible. Si bien hay algunas controversias porque se indica que trae efectos negativos al organismo (por respirar más dióxido de carbono de oxígeno), lo cierto es que permite aliviar los síntomas. La eficacia de este método es a corto plazo, ralentiza la respiración y relaja la hiperventilación intensa. Es preciso que tanto la boca como la nariz se encuentren dentro de la bolsa. Además, se deben repetir 10 inspiraciones y exhalaciones como máximo. Retirar la bolsa, respirar normalmente unos 15 segundos y repetir el proceso.
- Consumir suplementos naturales: Los más recomendados son la vitamina B y la B6, porque ayudan a reducir la ansiedad, la inestabilidad emocional, la fatiga, la irritabilidad y la inquietud producto de los ataques de pánico. A su vez, el consumo de calcio y magnesio también ayudarán a controlar esta situación. Una manera natural de incorporar vitamina B en el cuerpo es con la levadura de cerveza, también el germen de trigo (natural o como aceite). No hay que olvidar añadir en nuestra alimentación la avena, las almendras, las nueces y las avellanas.