Generalmente, la mayoría de las personas pasamos la mayor parte de nuestra vida intentando mejorar una gran parte de las esferas de nuestra vida. Queremos sentirnos mejor físicamente, mejorar nuestra carrera laboral o ascender en nuestras relaciones y círculos sociales. Pero, ¿cuántas veces nos paramos a pensar en cómo nos sentimos realmente a nivel emocional? En el bienestar psicológico encontramos la fuerza necesaria para realizarnos y mejorar en el resto de aspectos de nuestra vida.
El concepto de bienestar psicológico, así como el de felicidad, son nociones muy difíciles de definir o determinar de manera concisa. No obstante, podemos decir que en ambos casos de trata de conceptos abstractos que se caracterizan por ser estados subjetivos relacionados con una sensación de bienestar y satisfacción general. Por supuesto, los motivos o causas que generan esta satisfacción son diferentes en cada una de las personas y se ciñen a las creencias individuales que posee cada individuo en relación a lo él mismo entiende por bienestar psicológico o por felicidad.
Sin embargo, aunque tal y como hemos mencionado cada persona se distingue por poseer concepciones distintas de los que es sentirse bien psicológicamente, existen una serie de puntos comunes sin los cuales este bienestar psicológico es mucho más difícil de alcanzar. Estas dimensiones fueron desarrolladas por la psicóloga de la Universidad de Pennsylvania, Carol Ryff, y se compone de los siguientes aspectos:
- Autoaceptación
- Relaciones positivas
- Tener un propósito en la vida
- Crecimiento personal.
- Autonomía.
- Dominio del entorno
Todos estos aspectos son susceptibles de ser trabajados y mejorados, por lo que conseguir el bienestar psicológico està al alcance de nuestra mano. Obviamente, esto no siempre va a ser sencillo, ya que que pueden aparecer eventos o agentes externos que perturben este bienestar y éstas son variables que no sólo no podemos controlar sino que , muchas veces, son impredescibles. Lo que sí podemos determinar y decidir es el “cómo” enfrentarnos a ellos y qué grado de consideración otorgarles, siendo esto lo que marcará la diferencia a la hora de mantener nuestro bienestar psicológico o no.
Recomendaciones que podemos practicar para mejorar nuestra salud psicológica y emocional.
- Aprender a controlar nuestros pensamientos y emociones: se trata de una recomendación universal válida para todo tipo de personas independientemente de su carácter o personalidad. Habitualmente, nuestros pensamientos tienden a estar acompañados de emociones que los convierten en experiencias positivas o negativas. Si aprendemos a controlar y gestionar eficazmente nuestros pensamientos y emociones conseguiremos la habilidad necesaria para mejorar nuestro bienestar psicológico, siendo este el primer paso y la base que facilite el resto de nuestro trabajo psicológico. Para ello, podemos recurrir a ejercicios de meditación tradicional, así como a la práctica de ejercicios de mindfulness, los cuales han demostrado ser eficaces para la consecución del control de nuestros pensamientos y el bienestar emocional.
- Mejorar la alimentación y realizar ejercicio: está relacionada con la necesidad de tener una mente y un cuerpo sano para poder alcanzar el bienestar. Para ello, es esencial mantener una dieta equilibrada que nos proporcione todo tipo de nutrientes, así como realizar ejercicio de manera regular, lo que nos ayudará a mantener nuestro organismo en forma y a facilitar el equilibrio emocional.
- Dormir bien: las rutinas de sueño afectan directamente a nuestro estado de ánimo por lo que unos hábitos de sueño perjudiciales repercutirán de manera negativa en nuestro bienestar psicológico. Por lo tanto, es esencial intentar mantener unas costumbres de sueño en las que realicemos las horas mínimas de sueño recomendadas, siempre con todas las luces apagadas e intentando disminuir todo aquello que interfiera en nuestro sueño, como ruidos externos o el sonido del celular.
- Dedicar un momento a sentirse agradecido: tendemos a mantener una fijación excesiva en los problemas y situaciones negativas que experimentamos a lo largo del día. Por lo tanto, nos puede resultar particularmente útil dedicar unos pocos minutos al día a reflexionar acerca de las cosas que nos han pasado a lo largo de la jornada por las cuales podemos dar las gracias.Aunque esto pueda resultar difícil al principio, con la práctica nos costará cada vez menos identificar pequeños detalles diarios por los cuales podemos sentirnos agradecidos y satisfechos. Este hábito nos reportará una serie de sensaciones de bienestar diarias que se pueden llegar a mantener a lo largo de la semana.
- Romper la monotonía: aunque cierto grado de rutina y monotonía nos ofrecen una sensación de seguridad y control sobre nuestra vida que puede resultar beneficiosa, el exceso de esta no suele resultarnos tan agradable, pudiendo aparecer sensaciones como el hastío, frustración o tristeza. Para compensarlo, podemos planificar o establecer pequeños cambios en nuestra rutina diaria que nos puedan resultar estimulantes, así como mantener nuestra mente abierta ante la posibilidad de probar o experimentar cosas nuevas que aporten un poco de vivacidad y dinamismo en nuestra vida.
- Entablar conversación con otras personas: los seres humanos somos animales sociales, por lo que mantenernos cerca de otras personas suele repercutir positivamente en nuestro estado de ánimo. Dedicar un momento de nuestro día para entablar una conversación con alguien conocido y aumentar así nuestras relaciones sociales, nos generará una sensación de bienestar y satisfacción muy placentera.
- Hacer algo por otra persona: en psicología, es de sobra conocido el efecto positivo que el hecho de ayudar a los demás ejerce sobre nuestro estado de ánimo y sobre nuestro bienestar psicológico. Hacer algo por alguien aumenta nuestros niveles de felicidad y satisfacción, así como aporta una sensación de utilidad y competencia, reduce los niveles de estrés y cómo no aporta algo bueno a la sociedad y al estado anímico de la otra persona.
- Poner nuestra vida en orden: el exceso de estrés que experimentamos a diario es uno de los grandes enemigos del bienestar psicológico, puesto que merma poco a poco nuestra sensación de bienestar y tiende a ir en aumento si no hacemos nada para remediarlo. Para solucionarlo, nos será de gran utilidad llevar a cabo una organización eficaz de nuestras tareas a lo largo del día. Esto nos ayudará a disminuir el efecto de los imprevistos y a experimentar una sensación de control sobre nuestra vida.
- Realizar actividades artísticas: el arte, manifestado de la forma que sea, aumenta nuestros niveles de dopamina y estimula ciertas zonas de nuestra corteza frontal que provocan sensaciones positivas y placenteras.
- Estar en contacto con la naturaleza: son muchos los estudios que han relacionado el vivir o estar cerca de la naturaleza o las zonas verdes con mejores cotas de salud mental y de bienestar emocional. La conexión con la naturaleza genera un impacto positivo en nuestro estado de ánimo. Además, el simple hecho de estar expuestos a la luz del sol nos ayuda a aumentar los niveles de vitamina D, la cual está relacionada directamente con la disminución de emociones negativas como la tristeza.