La personalidad antisocial se conoce como un trastorno, el mismo se aplica a personas que se comportan de manera habitual con poca o ninguna consideración por los derechos, la seguridad o los sentimientos de los demás. Este patrón de comportamiento se observa desde niños y adolescentes y persiste hasta la edad adulta.
Existe un manual de psiquiatría mundial en el cual se encuentran descriptos todos los trastornos y patologías o enfermedades psiquiátricas y psicológicas conocidas en el mundo, dicho manual llamado, “Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM)”, clasifica este trastorno como uno de los cuatro Trastornos de la Personalidad tipo B, junto con el trastorno límite, el histriónico y el narcisista.
• Las personas diagnosticadas con este trastorno suelen actuar como si no tuvieran conciencia del otro, como si desconocieran lo que es la empatía.
• Se mueven por la sociedad como depredadores, prestando poca atención a las consecuencias de sus acciones. Cada acción que provocamos tendrá una reacción en nuestro entorno, o en otro. Somos responsables de las accione u omisiones con las que procedemos en nuestra vida diaria.
• No pueden entender los sentimientos de culpa o remordimiento, y el engaño y la manipulación, se caracterizan sus relaciones interpersonales.
• Pueden demostrar pocas emociones más allá de desprecio hacia los demás.
• Su falta de empatía se combina a menudo con un sentido exagerado de la autoestima y un encanto superficial que tiende a enmascarar una indiferencia interna a las necesidades o sentimientos de los demás.
Se han elaborado diferentes investigaciones que intentan determinar las causas de dicho trastorno.Diversos estudios indican que tanto los factores genéticos que influyen en determinados neurotransmisores como la serotonina o la ocitocina, llevaran a padecer este trastorno.
Patologías congénitas en el cual se haya disminuido el número de neuronas espejo también pueden ser las responsables de la falta de empatía. Pero lo más importante es destacar las adversidades los ambientales como las más influyentes en el desarrollo de la Personalidad Antisocial. Ciertas investigaciones, por otra parte, han relacionado este trastorno con el abuso físico o sexual en la infancia, con la falta de un ambiente contenedor y de apego amoroso, con trastornos neurológicos (a menudo sin diagnosticar), y con un bajo coeficiente intelectual.
Pero, como ocurre con otros trastornos de la personalidad, nadie ha identificado ninguna causa o causas específicas.
Parece ser que las personas que presentan síntomas de trastorno de conducta acompañado de déficit de atención antes de la los diez años tienen una mayor probabilidad de ser diagnosticados de Personalidad Antisocial. Por otra parte, el abuso o la negligencia combinada con un ambiente violento, con falta de amor, o de vínculos sanos y contenedores, o la disciplina inconsistente parecen aumentar el riesgo de que un niño diagnosticado con trastorno de conducta desarrolle el trastorno en la edad adulta.
Como síntoma principal de este trastorno de personalidad podemos destacar es una indiferencia extrema por los derechos de los demás. Las personas diagnosticadas mienten y hacen trampas para ganar dinero o poder. Su desprecio por la autoridad a menudo les conduce a la detención y hechos por fuera de la ley.
Debido a que tienen poco respeto por los demás y suelen actuar de forma impulsiva están implicados con frecuencia en peleas y altercados. Las personas con habilidades verbales bien desarrolladas pueden a menudo engañar a sus víctimas, incluyendo terapeutas incautos o inexpertos. No tienen respeto por lo que otros consideran como las normas sociales o las restricciones legales. Existe una escasa tolerancia a la frustración llevándolos a obtener lo que ellos quieren a cualquier precio. Pueden dejar sus puestos de trabajo a corto plazo, mudarse a otra ciudad, o terminar sus relaciones sin previo aviso y sin lo que otros considerarían una buena razón, y a menudo racionalizan sus acciones calificando a sus víctimas como débiles, estúpidas o incautas.
Para poder realizar un diagnóstico certero de esta patología debemos reunir además de todo lo descripto anteriormente, debe ser una persona mayor de 18 años y además si muestra al menos tres de los siguientes siete comportamientos asociados con al accionar psicopático por los demás:
• No se ajusta manipula a otros por razones egoístas, a menudo con el n de obtener el dinero, sexo, drogas o poder.
• No logra planificar el futuro o muestra un comportamiento impulsivo.
• Se involucra en peleas o agresiones repetidas como consecuencia de su irritabilidad y agresividad.
• Expone de manera temeraria su propia seguridad y la de los otros.
• Muestra un cuadro persistente de comportamiento irresponsable, incluyendo la dificultad para mantener un puesto de trabajo.
• No muestra evidencia de culpa, pesar o remordimiento por las acciones que han hecho daño a otros.
La conducta antisocial puede aparecer en otros trastornos mentales. Estas condiciones deben distinguirse de la verdadera Personalidad Antisocial. Por ejemplo, no es raro que una persona con un trastorno de abuso de sustancias pueda mentir a los demás con el fin de obtener dinero para drogas o alcohol.
El trastorno de personalidad antisocial es altamente insensible a cualquier forma de tratamiento, en parte porque las personas afectadas rara vez buscan tratamiento voluntariamente. Si lo hacen, es por lo general en un intento de encontrar alivio de la depresión u otras formas de angustia emocional.
La medicación neurospiquiatrica que se recomienda para este tipo de trastorno, llega a no ser específica para el mismo. Con la sumatoria de que no pueden aceptar su enfermedad y menos acondicionarse a un tratamiento reglado.
Si se proporciona algún tipo de psicoterapia individual junto con las técnicas de modificación de conducta, la tarea principal del terapeuta es la de establecer una relación con el paciente, que por lo general ha tenido muy pocas relaciones saludables en su vida y es incapaz de confiar en los demás. El paciente debe recibir la oportunidad de establecer relaciones positivas y vínculos reparadores con tanta gente como sea posible y ser animados a unirse a grupos de autoayuda y organizaciones psicosociales.