Cuando en la vida las cosas se tornan complicadas, difíciles de transitar o de sobrelllevar, contamos con 15 formas de estar en calma y seguir adelante pero ya con una actitud más proactiva, segura y tranquila.
- Camina: caminar ayuda a aclarar la mente y te ofrece una diferente perspectiva.
- Date un capricho: tomáte un día libre para pasarlo haciendo exactamente lo que querés.
- Se generoso/a: regalále algo a un completo desconocido/a. Los actos de bondad nos hacen sentir cálidos por dentro.
- Tomá un café a solas: sentarse en un bar, en una calle concurrida y empaparse del entorno. No tenés que hablarle a nadie a tu alrededor.
- Educáte: investigá de qué se trata lo que estás experimentando. Armáte con el conocimiento y los recursos necesarios para entender y gestionar los problemas que tenés en frente.
- Preparáte: escribí una lista de tareas del día la noche anterior. Esto evitará que te sientas abrumado/a y te brindará un orden mental.
- Fortalezas: escribí una lista de 20 fortalezas que poseés (buen comunicador, persona tolerante, sociable, amable…etc)
- Seguí adelante: seguí dando pequeños pasos, pase lo que pase. Quedarse en el mismo lugar no sirve de nada. ¿Estás buscando cambiar de carrera o iniciar un negocio? ¿Qué pasos podés tomar todos los días para hacer que ese sueño se vuelva realidad? Acción consciente y progresión gradual.
- Volvé a un viejo pasatiempo: si no tenés uno, creálo (lectura, pintura, yoga, jardinería, meditación…)
- Establecé prioridades: decidí qué es lo más importante en ese momento dado. Descartar cualquier tipo de obligación que no se alinee con tu propósito.
- Dormí: descansá lo suficiente, entre 7 y 9 horas cada noche.
- Llorá: liberá todas esas emociones. Es una excelente manera de luego poder sentirnos mejor.
- Revisá tu diálogo interno: ¿Qué te estás contando a vos mismo? Evitar a toda costa la narrativa interna negativa.
- Meditá: 10 minutos de meditación al día te ayudarán a poner tu foco en el presente y a experimentar una profunda calma y bienestar.
- Recuordá el valor que tenés para ofrecer: a menudo somos tan buenos en algo que sin darnos cuenta, lo damos por sentado. No reconocemos que es algo que otras personas no pueden hacer fácilmente. Reconoce ese valor.