Un círculo vicioso se configura cuando hacés lo mismo y por esta razón llegás al mismo punto, pero no sabés cómo evitarlo, como salirte de “calesita” en la cual siempre terminás mareado. No es el destino ni la mala suerte lo que conduce a esa eterna repetición, sino la propia decisión de uno mismo de llevar a cabo el mismo proceso.
Cambiar un círculo vicioso no es tarea sencilla porque implica remar contracorriente y porque en muchas ocasiones estos actúan por debajo de nuestro nivel de consciencia. Muchas personas los identifican como un destino, una especie de “karma” que los persigue, pero en realidad se trata de situaciones que ellas generan, aunque no se den cuenta de ello. Por lo general, un círculo vicioso involucra ideas, emociones y conductas, todo a la vez. Lleva a la sensación de que no hay salida posible para una situación o que cualquier alternativa es ineficaz. Genera la idea de que las cosas están fuera de control y que no es posible hacer algo al respecto.
Lo más habitual es que el círculo vicioso no sea visible para quien está inmerso en él. La persona afectada ve el resultado, pero no identifica claramente el proceso que lo produce. Lo más común es que simplemente concluya: “siempre me pasa lo mismo”, sin más.
Sigmund Freud habló acerca de un mecanismo inconsciente que tiene lugar después de un trauma: la represión. Esta se manifiesta como una suerte de olvido frente a lo que sucedió, ya que al traer esto a la memoria hay mucho dolor. Sin embargo, eso que se ha reprimido retorna; no como recuerdo, sino como acción.Freud definió este proceso con una frase enigmática: “repetir para no recordar”. También, se le conoce como “compulsión de repetición”. Esta realidad inconsciente da lugar a círculos viciosos de los que solo se puede salir invirtiendo el esquema: recordar para no repetir.
Un ejemplo simple de este mecanismo es el de la persona adulta que sufre maltrato de su madre y aun así, sigue acudiendo y dependiendo de ella, al tiempo que se lamenta de la situación. En la perspectiva freudiana, esta persona repite en la práctica una y otra vez la situación para no hacer consciente el fracaso del vínculo. Ese “no recordar” no es una amnesia en el sentido estricto del término, sino la ausencia de elaboración de un hecho. Es decir que el hecho que da origen a esa repetición sí está en la memoria, pero no se tiene presente. Así que la salida está en poner ese recuerdo en primer plano y traerlo a la conciencia actual.
La gran dificultad que implica cambiar un círculo vicioso está en que siempre está relacionado con hechos o situaciones que causan dolor. Por lo mismo, quien está inmerso en ellos se resiste a mirar de frente y a fondo la situación implícita en ese ciclo eterno. La palabra “recordar” significa etimológicamente ‘volver a pasar por el corazón’. Lo difícil del recuerdo no está en su contenido mental, sino en su potencia emocional. Volver a pasar por el corazón equivale a abrir la herida y dejarla sangrar. El punto es que no nos damos cuenta de que la herida está ahí, sangrando, y que la recordamos poniéndola en práctica una y otra vez.
Un círculo vicioso traslada a los hechos parte de lo que hay en la memoria. Está en el trabajo que no se tolera, pero tampoco se abandona; en la ruptura amorosa que no se acepta; también en las adicciones. En todos los casos, es autodestructivo y la forma de cambiarlo es identificando los pasos que nos conducen con frecuencia a un resultado similar.
El círculo creativo
El círculo vicioso lleva siempre al mismo punto indeseable. En este punto se puede volver por lo ya transitado o se puede iniciar un nuevo proceso. El círculo creativo tiene que ver con recorrer el mismo camino con una perspectiva diferente o bien establecer una ruptura para iniciar un nuevo proceso.
Tomemos el ejemplo de alguien que ha vivido experiencias de agresión con las parejas que ha tenido. Una y otra vez lo intenta, pero siempre el resultado es un vínculo con alguien que termina maltratándola. La manera de romper con ese círculo vicioso no es encontrando “a la persona adecuada”, sino alterando el proceso que lleva a esas agresiones.
El círculo creativo se instaura cuando decidimos actuar o responder de una manera diferente a como siempre lo hemos hecho, en determinada situación. Para lograr esto es necesario hacer consciente el camino que lleva al mismo punto. En otras palabras, identificar el proceso que conduce a esos resultados indeseables.
¿Cómo lograrlo? Una psicoterapia suele ser la opción más eficaz.