Cuando somos chicos, tenemos la costumbre de pensar en voz alta o expresar oralmente cada uno de nuestros pensamientos. Esto Vygotsky lo denominaba “habla privada” y constituye una práctica esencial para nuestro desarrollo temprano. A medida que vamos creciendo y madurando, el proceso del pensamiento se despega del habla y se va internalizando. Pero, ¿ Sabés que hablar con nosotros mismos en voz alta puede ser considerado como un signo de cordura?
La necesidad de hablar en voz alta consigo mismo no desaparece nunca. De hecho, el habla privada puede resurgir en aquellos momentos de la vida en que nos toca lidiar con actividades que son muy demandantes o poco familiares. A nivel psíquico, esto representa un recurso muy útil para adquirir habilidades nuevas y superar desafíos. No solo alivia la sensación de soledad, sino que también nos permite desahogarnos y ordenar nuestras ideas. Ayuda a aclarar los pensamientos, a tomar decisiones o a reafirmar las que ya hemos tomado.
Pero hay que tener en cuenta que hablarnos a nosotros mismos solamente nos beneficiará si nos hablamos con respeto. Lamentablemente, hay personas que se reprochan cosas y se tratan mal a sí mismas. Se dicen cosas tales como: “debiste haberte dado cuenta antes”, “qué estupida/o fuiste” o “deberías haber hecho tal o cual cosa”. Hablarnos de esta manera es peor que el silencio total. De modo que si éste es tu estilo, hacé el esfuerzo para dejar de hablarte así de inmediato. Tenemos que dirigirnos a nosotros mismos como si fuéramos nuestro mejor amigo, porque asi son las cosas. Tenemos que aprender a perdonarnos, respetarnos, entendernos y confiar en nosotros mismos.
Existen 4 modalidades para hablarnos a nosotros mismos que pueden ayudar a sentirnos mejor:
1. Pensar sobre tus opciones en voz alta: Esto es útil, especialmente si nos está costando tomar alguna decisión, cuando nos encontramos en una encrucijada y resulta difícil el proceso de elección. Si podemos escuchar lo que pensamos, pondremos las ideas en orden fácilmente, podremos ver con más claridad las alternativas posibles y así tomar la decisión que nos haga sentir mejor.
2. Motivarte: es una buena manera para alentarte a hacer cosas que tal vez no tenés muchas ganas de hacer, pero que son necesarias. Podés probar con frases como:“¿qué tal si hoy aprovechamos el día para ordenar la casa?”. “ Hoy sin falta tenemos que llamar al médico y pedirle turno para hacerme los chequeos anuales”…etc.
3. Felicitarte: ¿Por qué esperar cumplidos de los demás? Si te los merecés, siempre podés brindarte los cumplidos vos mismo. Además, la mayoría de las personas no son conscientes o ni siquiera caen en los pequeños logros que van alcanzando. Por ejemplo, cuando pasan frente de la panadería sin comprar nada, porque han decidido bajar de peso, o cuando finalmente lograron terminar esa tarea que hace tanto tiempo querían finalizar y que les ha costado tanto tiempo y esfuerzo.
4. Establecer objetivos: supongamos que estás tratando de planificar tus vacaciones. Establecer un objetivo y hacer un plan (dónde ir, cuándo ir, etc.) puede ser de gran ayuda. Claro que simplemente podrías hacer una lista con esas cosas, pero decirlo en voz alta puede ayudarte a concentrar tu atención, a reforzar el mensaje, a controlar tus emociones y a eliminar las distracciones.
Tanto si vivís sola/o como si convivís con otras personas, siempre serás una compañía para vos mismo, así que no te dejés de lado; conversá con vos mismo respetuosamente, que no es para nada un signo de locura…
Aclaración: en ciertas ocasiones, hablar solo efectivamente podría ser un signo de enfermedad mental (junto a otros indicadores). Pero en dichos casos, la persona suele, además, escuchar voces a las que contesta. En otras palabras, la persona, por lo general, no dialoga consigo misma, sino que lo hace con un interlocutor que él considera real, pero que realmente no existe. Asimismo, estos mensajes suelen ser incomprensibles o bien presentan poca lógica.