El bienestar emocional se manifiesta como capacidad de expresar los sentimientos y de entender los de los demás. También como habilidad para hacer autoevaluaciones razonables. Asimismo, se expresa como asertividad y proactividad. Tiene que ver con reconocer y aceptar las propias emociones y sentimientos. Esto implica a la capacidad para razonar de manera coherente sobre uno mismo. También, a la de ser conscientes de las propias limitaciones y de las fortalezas.
El bienestar es un ecosistema complejo. Esto quiere decir que en su estado influyen múltiples factores a la vez, teniendo un peso diferente cada uno. Es un término que se emplea con frecuencia en el día a día. Sin embargo, no siempre sabemos qué es “estar bien”. Así, como muchas veces no lo sabemos, tampoco tenemos idea de cómo estarlo.
Lo que se denomina bienestar incluye al menos 6 variables. Estas son: el aspecto emocional, intelectual, ocupacional, físico, social y espiritual. Todas ellas constituyen un factor que mejora o empeora nuestra vida. Por eso también todas ellas tienen que ver con el bienestar.
Aunque no nos demos cuenta, en el día a día ponemos en juego todas esas variables. Quizás pensemos que el bienestar se concentra solo en una de ellas, porque es la que más nos preocupa o gratifica. Sin embargo, todas trabajan simultáneamente. En conjunto, facilitan o dificultan que tengamos una vida plena.
- El aspecto intelectual
El bienestar intelectual está relacionado con la capacidad para realizar acciones mentales creativas. Emplear lo aprendido y lo experimentado para solucionar problemas cotidianos o de mayor envergadura. También implica a la habilidad para detectar contradicciones y métodos para abordarlas. Hay bienestar en el aspecto intelectual cuando está presente la curiosidad y el deseo de aprender. También interés por probar nuevas soluciones. Por investigar y ser capaces de valorar posturas intelectuales diferentes.
- El factor ocupacional
Se habla de bienestar ocupacional cuando se consigue satisfacción a través del trabajo que realizamos. En otras palabras, cuando hay una buena actitud hacia el trabajo. Implica la capacidad para encontrar un trabajo acorde con los intereses. El bienestar ocupacional se manifiesta como capacidad para desarrollar nuevas habilidades en la labor u ocupación que se realiza de manera cotidiana y también para asociar el trabajo con los valores personales y con el deseo de mejorar.
- El bienestar físico
Tiene que ver con el cuidado de la salud y la apariencia. Supone habilidad para reconocer las necesidades nutricionales y de ejercicio. También para adoptar o abandonar hábitos que favorecen o perjudican al cuerpo. El bienestar físico se expresa como interés y cuidado del propio cuerpo. Hábitos de higiene saludables y presentación personal adecuada. Se está bien físicamente cuando las acciones están orientadas a preservar la vida.
- El factor social
Lo social está relacionado con la capacidad para crear entornos armónicos y cooperativos. Habilidad para establecer vínculos constructivos con los demás. También para abandonar las relaciones, de todo tipo, que causen daño o malestar. El bienestar social se manifiesta a través de redes de apoyo sólidas y estables. Basadas en la ayuda mutua y la comprensión. El respeto es también una expresión de bienestar social. Así mismo, la capacidad de fijar límites con los demás.
- El bienestar espiritual
Tiene que ver con el componente de trascendencia que se le otorga a la vida. Está estrechamente relacionado con el sentido que se le otorga a la existencia personal. Se desarrolla la espiritualidad cuando se es capaz de ver los hechos en perspectiva de largo plazo. También cuando se siente interés por adoptar un modelo de valores y se es capaz de ser consecuente con este. Implica la capacidad para identificar valores universales y apegarse a ellos. También a la destreza para sumarse a causas justas y participar activamente en ellas. El bienestar espiritual sería así una suma de todas las demás formas de estar bien.
Todos los factores que lo componen están en juego permanentemente. A veces lo perdemos de vista porque somos particularmente sensibles a una sola de esas dimensiones. Siempre es importante recordar que los seres humanos somos multifacéticos. Por lo mismo, nuestro ecosistema de bienestar es complejo. Es importante no perder de vista ninguna de las facetas que lo componen. Estas se interrelacionan y por eso cuando una de ellas está mal, otra que esté bien puede equilibrarla.