¿Cuándo es necesario hacer terapia de pareja?
¿Cuántas veces las parejas que discuten diariamente van a terapia? Aunque existen problemas en una relación que se pueden resolver sin necesidad de tomar esta decisión, en algunos casos esta es la única/mejor forma en la que la relación puede salir reforzada. En caso contrario, es posible que esté destinada al fracaso.
En la pareja que consulta existe un borde de tensión que no ha podido ser resuelto, el conflicto está entrampado y el futuro detenido.
Los celos son un problema habitual en las relaciones de pareja y, lejos de tomarlos como algo común y normal, es importante tomarlos muy en serio. Existen creencias que pueden hacer creer que los celos son una muestra de amor. Sin embargo, tan solo denotan una profunda inseguridad o son un claro indicativo de que la otra persona está cometiendo una infidelidad. Los celos pueden derivar en una tendencia al abuso producto de la inestabilidad afectiva que surge de la inseguridad y que puede provocar violencia. Por esta razón, es conveniente asistir a terapia.
Discutir es normal, pero si esto se torna algo cotidiano, termina generando un agotamiento en la pareja. Las peleas verbales que se dan de forma frecuente son cansadoras, consumen y, con el tiempo, terminan minando la relación. Un final es especialmente probable cuando las discusiones se producen en un tono de bronca y cierta agresión. Por esta razón, los enfrentamientos constantes pueden ser la consecuencia o el origen de fallos en la comunicación con respecto a las responsabilidades dentro de la convivencia, el respeto por los espacios de la otra persona, la educación de los más pequeños…
Por otra parte, en cuanto a los principales problemas en una relación, es tan erróneo pensar que las personas no cambian como que lo harán en la dirección que nos gustaría. Quizás, uno de los miembros de la relación quiera mudarse a otro país para progresar en su carrera laboral, pero el otro desee quedarse. Tal vez, la motivación paternal se haya intensificado en uno, pero la pareja sigue prefiriendo no tenerlos. Cuando los proyectos a largo plazo empiezan a no coincidir, llega el momento de renegociar los acuerdos. Por otro lado, llegado este momento, si la comunicación no es fluida, quizá sea el momento de acudir a terapia. En cuestiones de distancia, puede existir alguna solución si ambas personas están dispuestas. Pero, por ejemplo, con los hijos, si es muy importante para uno de los miembros mantener su posición, quizás sea el momento de poner fin a la relación.
La intimidad y, el mantener relaciones sexuales, es una parte relevante de la relación de pareja, lo que la diferencia de las relaciones de amistad, por ejemplo. Así, se suele dar, por falta de calidad, el origen de muchos problemas en una relación. La intimidad abarca un espacio que va más allá de la sexualidad. Un lugar para la confianza, las confesiones o la proyección de deseos. Para la escucha y la respuesta sincera. Un burbuja de protección y de motivación para que la pareja, y los que la forman de manera individual, puedan crecer.
Además, el deseo de buscar cambiar al otro/a, puede generar mucha impotencia, y terminar ocasionando un tremendo desgaste en la pareja. Podemos encajar perfectamente con el otro, salvo dos o tres aspectos… que tanto nos gustaría cambiar. Este pensamiento hace que muchas parejas intenten cambiar al otro, ya sea de manera consciente o inconsciente. Así, sus deseos hacen que olviden que no tienen derecho a emprender esta empresa, que están cruzando una línea muy peligrosa. El cambio se puede hablar, sugerir, pero no forzar. Cuando hay un deseo por cambiar al otro es importante asistir a terapia. Hablamos de una camino para la ruptura, para la aceptación o, en última instancia, para la negociación abierta y sincera. Puede ser un punto de inflexión que pare de manera definitiva la insatisfacción o un punto de ruptura para la pareja.
En resúmen: al Igual que ir al psicólogo de manera individual puede ser muy enriquecedor, hacerlo en pareja para mejorar la relación también puede ayudarnos para poder salir adelante de manera aireosa de muchos conflictos.