Si bien es cierto que la anhedonia está relacionada con los procesos depresivos, hay una cosa que está clara: todos nosotros, en alguna ocasión, hemos experimentado la anhedonia en mayor o menor intensidad. Es una sensación que nos envuelve y que nos quita las energías, el aliento y todo tipo de placer. Podríamos definir la anhedonia como la pérdida del placer en las cosas más comunes, una caída del interés por todo lo que nos envuelve, acompañada de apatía.

Los médicos nos describen la anhedonia como “quedar anestesiados ante cualquier emoción, a cualquier evento de nuestro alrededor”. Es importante que conozcamos este proceso que casi siempre se relaciona con un trastorno emocional.

 

La anhedonia no es una enfermedad o un trastorno en sentido íntegro. Es un síntoma, un rasgo que acompaña a otros procesos como puede ser una depresión, la distimia, o incluso una característica de la esquizofrenia, o distintos tipos demencia.

Es común que, durante pequeños momentos o breves temporadas, percibamos esta sensación. Optamos por quedarnos en casa, apartados de todos y todo. No nos interesa hablar (o hablamos menos que antes), la comida pierde incluso su sabor y ningún estímulo atrae nuestro interés. Podemos empezar con esta sensación pero, de no afrontar el problema y dejar que éste tome las riendas de nuestra vida, podemos desarrollar una depresión encubierta que, poco a poco, dará un vuelco a nuestra vida.

La persona con anhedonia pierde la capacidad de disfrutar de las cosas. Nada lo satisface, las caricias dejan de tener sentido e incluso pierde el interés por el sexo o cualquier tipo de emoción. Se produce una gradual “desconexión” del mundo, algo que puede ser muy peligroso si no se trata a tiempo.

Es importante conocer el origen de la anhedonia. Si bien es cierto que casi siempre se relaciona con procesos depresivos, en personas más mayores puede ser la antesala de la enfermedad del Parkinson o el mal de Alzheimer.

Como siempre sucede en los trastornos psicológicos, no existe una definición que pueda describir a todos los casos por igual. Es decir, cada persona es única y dispondrá de unos antecedentes y unas características propias. Ninguna depresión comparte el mismo cuadro clínico, y por ello, no todos desarrollan los mismos tipos de anhedonia.

Hay quien experimenta una “desconexión” total de todo su entorno, ahí donde la anhedonia afecta a todos los ámbitos de su vida. Otros, solo presentan anhedonia social, es decir, evitarán el contacto social de todo tipo: familiares, amigos, pareja. Puede resultar llamativocurioso, pero hay quien llega incluso a presentar anhedonia musical, es decir, es incapaz de sentir ninguna sensación ante el estímulo musical. No encuentra placer en ella y ni siquiera la percibe.

El cerebro dispone de asombrosos mecanismos que nunca dejan de asombrarnos. Cuando somos incapaces de procesar un hecho, la muerte de un familiar, por ejemplo, el cerebro elige “desconectarnos”, por así decirlo. Nos aparta de nuestra realidad para evitar un sufrimiento mayor. ¿Es esta estrategia adecuada o saludable? En absoluto, es un mecanismo de defensa poco adaptativo que debemos saber afrontar.

Somos conscientes de que ninguna depresión es igual, de que cada hecho es vivido por cada persona de forma única. Lo que a uno le hace daño, a otro lo bloquea y, en cambio, otras personas lo afrontan con entereza.

¿Cómo lo hacen?

Sé consciente de que la vida, en ocasiones, nos trae adversidades y, como tal, tienes derecho a sufrirlas, a llorar las pérdidas, a sentir la frustración o la rabia. Vive y experimenta el desahogo emocional, porque es el primer paso para levantarte de nuevo. Todo proceso de pérdida, de tristeza o de decepción, es un acto que se vive de forma solitaria. El dolor lo tendrás vos, no tus amigos o familiares. Esto no significa en absoluto que debas vivirlo aislado de ellos, hay que dejar que estén a tu lado y permitir la ayuda. El dolor o la decepción que sentís hoy y ahora, aunque no lo parezca, no durará para siempre y, con el tiempo, se irá “diluyendo”. No hay que permitirse ser cautivo del sufrimiento y de la anhedonia.

Como la anhedonia es un síntoma, un rasgo de un trastorno emocional. Es posible que necesites algún tipo de tratamiento farmacológico, pero hay que recordar que la propia voluntad, la entereza y el apoyo de los tuyos son indispensables para recuperar nuevamente esa ilusión porla vida y por el vivir.  La vida es aprender, ser valiente, caer y levantarse.

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