¿En qué consiste el trastorno de acumulación?
Muchas personas comienzan a guardar cosas para cumplir con algunos ideales propios de nuestra cultura de consumo. Es frecuente que una persona compre una última versión de teléfono celular, pero conserve los antiguos, con cables y enchufes incluidos. Eso es bastante frecuente en estos tiempos; pero cuando la acumulación es exagerada y compulsiva, estamos hablando de un trastorno mental.
El trastorno de acumulación se trata de una dificultad marcada y persistente para deshacerse de las pertenencias. La persona afectada presenta una conducta compulsiva que consiste en guardar las cosas, ya que tiene la percepción de que hay que conservar los objetos que tiene. Quien tiene este problema experimenta mucha angustia ante la idea de desprenderse de los bienes materiales, independientemente del valor real y utilidad de estos. El DSM 5 (sistema de clasificación y diagnóstico de trastornos mentales) lo considera una enfermedad relacionada con el Trastorno Obsesivo Compulsivo. Esta dificultad de deshacerse de posesiones genera un caos y atiborramiento de cosas que congestionan las zonas antes habitables y alteran de gran manera su uso previsto.
Este trastorno se presenta de manera progresiva con el paso de los años y suele ser una conducta privada. A menudo, el desorden de la casa es muy grande cuando llama la atención de las otras personas que conviven con el paciente. La renuencia a limpiar la casa y botar los objetos genera muchos conflictos en la convivencia y deterioro en la calidad de vida.
Podemos sospechar que alguien es un acumulador compulsivo cuando:
- Adquiere de forma excesiva cosas innecesarias y para las que no hay espacio.
- Tiene dificultades persistentes para desechar objetos. Esto suele generar gran tensión familiar e inconformidad por parte de allegados.
- Acumula desorden a tal punto que las habitaciones no pueden ser utilizadas.
- Se le ve indeciso, minucioso, evasivo al tocar este tema y exhibe problemas de procrastinación (postergación), planificación y organización.
- Suelen justificar estas conductas diciendo que los objetos son únicos o que los necesitarán en algún momento futuro.
- Piensan que cada artículo tiene un gran significado emocional: las cosas serían el equivalente a tiempos felices o representan personas o mascotas amadas.
- Muchos afirman sentirse más seguros si se encuentran rodeados por todas partes de las cosas que guardan.
Aunque el trastorno puede aparecer al final de la infancia, es en la edad adulta cuando se desarrolla por completo. Por lo general, la acumulación comienza alrededor de los 11 a 15 años, y tiende a empeorar con la edad. Los adultos mayores y las mujeres con ciertos rasgos de personalidad son más susceptibles a padecerlo. En general, las personas afectadas terminan viviendo solas.
Algunos factores que hacen más propensas a las personas a padecer trastorno de acumulación pueden ser:
- La indecisión. Una característica bastante sobresaliente en los acumuladores y familias en primer grado.
- Las experiencias traumáticas o el estrés. Podrían llegar a desencadenar el trastorno o empeorarlo.
- Condicionamientos familiares, culturales y ligados con la herencia. Es posible que en los hogares donde uno de los progenitores tienda a la acumulación, los hijos la repitan por aprendizaje.
En algunos casos se presenta el fenómeno de acumulación compulsiva de animales. Estas personas pueden albergar en sus casas docenas o incluso cientos de mascotas. Los animales pueden estar confinados en el interior o exterior. Debido a la gran cantidad, estos animales a menudo no reciben la atención adecuada. La salud y la seguridad de la persona y los animales están en riesgo debido a las condiciones insalubres.
En pocas palabras, la acumulación compulsiva se caracteriza por la recopilación excesiva de objetos o animales, y la incapacidad de deshacerse de ellos. Este comportamiento causa angustia personal, dificultades familiares o sociales y problemas de salud pública.
¿Cuál es la diferencia entre acumulador y coleccionista?
El coleccionista reúne unos artículos determinados (libros, discos, figuritas); está más centrado en un tipo de cosa o información y su objeto de interés está más acotado y definido. Busca una información determinada y sigue una planificación. Asimismo, suelen exponer con orgullo sus colecciones y las mantienen bien ordenadas. El acumulador en cambio guarda cualquier cosa; pocas veces busca exponer sus posesiones las cuales, en general, se encuentran desordenadas y son causan tanto de aflicción como de discapacidades, que son parte del trastorno de acumulación compulsiva.
Cómo aprender a desprenderse de los objetos
Es muy frecuente que las personas que sufren de este trastorno no busquen ayuda profesional y que intenten ocultar el problema por mucho tiempo, hasta que se vuelve crónico. También es posible que esta acumulación sea una manifestación de algo más severo, como un daño cerebral o un episodio psicótico. A menudo las personas no buscan tratamiento para el trastorno de acumulación compulsiva, sino para otros problemas, como la depresión o la ansiedad. Para ayudar a diagnosticar el trastorno de acumulación compulsiva, el profesional de salud mental realiza una evaluación psicológica. Además de las preguntas sobre bienestar emocional, es importante preguntar sobre el hábito de adquirir y guardar objetos, lo que puede llevar a una charla sobre la acumulación compulsiva. En los pacientes con un trastorno por acumulación, casi siempre es un familiar quien da el primer paso de animarlo para que acuda a un profesional. Algunos lo aceptan y siguen el tratamiento, pero a otros les cuesta de manera notable y, tras unas pocas visitas, lo abandonan.
El tratamiento que mejor funciona en estos casos es psicológico, por medio de la terapia cognitivo-conductual y en ocasiones con el apoyo de tratamiento farmacológico. Esta terapia implica realizar cambios cognitivos sobre qué piensa el paciente acerca de estos objetos, así como qué valor y atribuciones les asigna. Por lo general, son ideas distorsionadas que les confiere un valor de utilidad futura. En definitiva, el tratamiento requiere consentimiento pleno del paciente y exige un cambio de comportamiento, que consiste en empezar a desprenderse de los objetos y aprender a tolerar el malestar o disgusto que provoca tener que hacerlo.
Los intentos de familiares y amigos por ayudar a eliminar el desorden pueden ser mal recibidos por la persona que acumula. Es útil tener en cuenta lo siguiente:
- Hasta que la persona no esté internamente motivada para cambiar, puede que no acepte la ayuda profesional.
- La motivación no puede ser forzada.
- Todos, incluyendo las personas que acumulan, tienen el derecho de tomar decisiones acerca de sus objetos y de cómo quieren vivir.
- Las personas que acumulan son, por lo general, indecisos con respecto a aceptar ayuda y deshacerse de los objetos.