Los celos, al igual que la ira, son pasiones que todos los seres humanos tenemos. Es normal que en algún momento uno/a pueda sentir esa pasión, pero debemos controlarla. El amor en un matrimonio estable es un compromiso real entre dos personas que saben sobrellevarse, saben amarse y respetarse; dos individuos que han unido sus vidas en confianza.

La palabra celos proviene del Latín celus que significa posesión valiosa. Debemos entender que esa posesión valiosa se encuentra en peligro. Es decir, la persona que tiene celos considera de sumo valor algo que es de su propiedad y teme, por alguna situación, perderlo. A veces es muy difícil comprender el concepto de celos porque muchas personas no tienen claridad del mismo. La verdad es que los celos no son el resultado de un amor verdadero.

Cuando este concepto no se entiende correctamente produce en las parejas y en el matrimonio una erosión; comienza a destruir poco a poco la relación matrimonial y afecta el vínculo familiar. Es como un cáncer que va destruyendo poco a poco. Los celos no son una virtud, sino algo reprobable y digno de rechazar. Si un esposo comienza a manifestar celos no es porque esté amando más a su esposa, sino que algo le está pasando y necesita ser atendido de inmediato. Primeramente, porque el amor no es egoísta; el amor no tiene nada que ver con pensar que una persona es posesión de otra como un objeto. Esta disfunción matrimonial requiere atención y cuidado, sobretodo si la persona comienza a manifestar agresiones o una conducta fuera de lo normal; ésta requiere consejería y atención inmediata de un especialista.

Desde la perspectiva psicológica, la mayoría de los psicólogos concuerdan en que una persona celosa tiene una autoestima pobre, porque siente herida su valía y se sienten “inferiores” a su pareja. Entonces, cuando el hombre escucha comentarios positivos de su esposa acerca de otra persona, o viceversa, comienza a percibir a la gente con quien convive ella como mejores que él. El esposo comienza una batalla dentro de sí mismo contra lo que él considera su enemigo, pero es una batalla perdida porque es algo inexistente, sólo existe en su corazón, en su mente y en su pensamiento. Comienza a fantasear y a angustiarse porque se siente en desventaja con la otra persona que imaginariamente quiere robar su posesión tan valiosa: su esposa.

Características de las personas celosas

  • Se siente vulnerable delante de otros, cree que hay alguien mejor a quien su esposo(a) puede amar porque se siente inseguro(a). Ella quizá se siente así porque está gordita y ve a otra mujer más joven y con mejor cuerpo que se acerca y convive con su esposo.
  • Continuamente proyecta agresión. Cree que las cosas se van a salir de control porque no tiene la certeza de que su matrimonio va a ser guardado, o que su pareja le va a ser fiel hasta la muerte y esto lo manifiestan a través de gritos, insultos y conductas agresivas que van subiendo de tono. Si un matrimonio está sufriendo agresiones físicas donde la característica principal es la desconfianza y en el cual, cualquier cosa es propicia para discutir, es necesario hacer una pausa para evaluar esa pareja.
  • Tienen una terrible desconfianza hacia su pareja. Todos sabemos que para poder llevar una relación, cualquiera que sea, se requiere la confianza. Toda relación -tanto laboral como familiar y social- para que sea firme y sólida requiere un ingrediente: la confianza. El problema acá es que el celoso ha perdido toda confianza en su cónyuge, de tal manera que él mismo, sin darse cuenta, está debilitando y erosionando su relación matrimonial. Y, la desconfianza es un ingrediente devastador para la relación matrimonial.
  • Siente miedo a ser abandonado por su esposa(o). Como la persona está insegura de su pareja, definitivamente tiene miedo y éste lo llevará a celar a su cónyuge y a pensar en la probabilidad de que lo abandone. Pero como esto es mostrar síntomas de debilidad, la persona celosa lo oculta, pero un psicólogo puede identificar de inmediato el temor a ser abandonado.
  • Tiene una gran necesidad de ser amado. Como es inseguro en su relación matrimonial, quiere abundantes pruebas de afecto de su esposa(o), quiere que se lo demuestre a cada rato. Eso es una forma de calmar su inseguridad y su desconfianza, la batalla interna que tiene.
  • Tiene poca relación con los demás y, si la tiene, es una relación superficial. ¿Por qué? Porque el concepto de esa persona es que la gente es mala. Tienen confianza únicamente en gente que no ponga en riesgo su pareja: los papás, los tíos o alguien que no tenga nada que ver con el sexo opuesto. Ahí es cuando se dan esas relaciones malsanas. El celoso prohíbe y exige relacionarse con otras personas, que no haya amistades con el sexo opuesto, ni siquiera sopportan que charlen con personas extrañas y menos del sexo opuesto. Le coloca una especie de “reja” a su pareja, se la rodea de murallas para evitar que se enamore, o que sea atraída sentimental o sexualmente hacia otras personas.
  • Tiene continuamente sentimientos de culpa. El celoso se muestra violento, no agrede sólo físicamente, sino que también agrede con palabras sarcásticas e hirientes, o con el chantaje emocional: llorar o manipular. Llega un momento en que esto es tan fuerte que el mismo celoso reconoce estar dañando a su pareja, afectándola emocionalmente; y en el fondo, reconoce que no está bien y que se ha excedido en sus palabras, supuestamente tratando de castigarla por buscar a otra persona. Después, comienza a razonar las cosas y viene el sentimiento de culpa. La persona sabe que está haciendo mal, pero está como amarrada y no sabe qué hacer. Pide perdón y llora y, parecieran que viven una luna de miel temporal, pero luego vuelven a lo mismo. Es un círculo vicioso.

La persona celosa tiene una tormenta en la mente, un infierno; está sufriendo y está haciendo sufrir a los demás. Puede llorar a solas en su cuarto; puede estar rezagada porque no soportar lo que está viviendo. En el fondo, el celoso necesita ayuda, lo entiende y sabe que está siendo dominado por una pasión; pero otra vez vuelve a caer en la misma esclavitud, en la cárcel de sus pasiones. Esto es devastador.

Además, el celoso/a se vuelve una persona manipuladora. Los psicólogos le llaman “deprimido culpable”. Es extremadamente rencoroso y lucha contra sus propias pasiones dentro de sí, manipulando a la otra persona. Es decir, quiere que su esposa(o) se convierta en una marioneta que se mueve según sus deseos. Le pone un itinerario de lo que debe y lo que no debe hacer. Entonces la esposa(o) ya no es una persona libre, sino que el hombre la tiene guardada bajo llave, es de su propiedad. Cuando logra meter a su esposa/o en semejante juego de manipulación, la persona descansa, pero es una paz falsa porque cualquier cosa que perturbe esa caja vuelve a hacer estallar al hombre/mujer.

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