La palabra “euroticismo” fue utilizada por el psicólogo Hans Eynseck para referirse a un rasgo de personalidad que indica la tendencia a ahondar en pensamientos negativos y estresantes, que pueden irrumpir casi en cualquier momento. Las personas neuróticas son una constante en nuestra sociedad. Y es que a pesar de que nos hagamos llamar “animales racionales”, la inestabilidad emocional está ampliamente extendida entre la especie humana. Esto hace que, en cuestión de minutos,un ligero estímulo, intrascendente para la mayoría, cause mucho malestar en la persona neurótica.

Las personas neuróticas necesitan sentirse ancladas a la realidad a través del ejemplo que ven en otras personas, gente carismática en la que se reflejan y a la que se quieren parecer. De este modo, intentan dar consistencia a sus objetivos vitales tomando prestadas las actitudes y los valores de alguien a quien, normalmente, idealizan. Por supuesto, esto sirve en algunos casos, pero en otros causa aún más problemas. ¿Por qué? Porque el hecho en sí de no parecerse a esa figura de referencia da más motivos para la frustración. Por otro lado, el hecho de que idealicen a sus ídolos también contribuye a que las acciones de las personas neuróticas puedan llegar a seguir un molde de comportamiento poco razonable.

En sus relaciones personales, las personas neuróticas son capaces de mostrarse de un modo significativamente invasivo e incluso inapropiado con el resto, incluso sin estar enojadas. El motivo es que aunque conocen la teoría de lo que se considera la “conducta educada”, a la práctica muchas veces les cuesta tenerla en cuenta, ya que se dejan llevar por las emociones del presente independientemente de si esto las lleva a ser muy invasivas con el resto. Otra de las características de las personas neuróticas es que hay relativamente poca consistencia en sus acciones y en su discurso. El motivo de esto es que el estado emocional del momento influye mucho, y eso hace que los razonamientos que pudiesen estructurar el pensamiento desaparezcan o pierdan importancia durante el rato en el que lo emocional gana la partida.

Ante los contratiempos, el estrés se manifiesta intensamente en las personas neuróticas. Normalmente, se da en cantidades limitadas, pero puede llegar a ocasionar crisis en las que se pierde el control. Además, los matices y los detalles suelen ser pasados por alto cuando hay algo que capta toda nuestra atención. Esto es justamente lo que les ocurre a las personas neuróticas al realizar predicciones; hay posibilidades tan aterradoras que todo se analiza en función de si ciertas acciones nos acercan más a ese escenario posible o si nos aleja de este.

La gente neurótica es propensa a realizar previsiones muy pesimistas del futuro, pero, paradójicamente, cuando algo sale mal eso también les afecta más que al resto, produciendo a menudo una explosión de emociones. Esto es así porque al problema de percibir un fracaso se le suma la dificultad de saber cómo actuar a partir de ese momento para recomponer el presente y hacerlo algo más tolerable.

Por otra parte, es muy común que tengan una autoestima inestable, normalmente relativamente baja a causa de los episodios de incertidumbre constante por los que suelen pasar. Es por eso que las críticas pueden dar fácilmente en la diana y herir sus sentimientos; no solo porque crean que existen muchas razones por las que criticarlos, sino también porque tal y como hemos visto adoptan una interpretación catastrofista de las cosas. Las críticas también pueden ser tomadas como un indicio de que se lanza un mensaje velado, algo que indica que esa persona sabe un secreto sobre nosotros y lo expresa de manera indirecta. Esta posibilidad, basada en un pensamiento casi paranoico, resulta aterradora para las personas neuróticas.

Lo que define a las personas neuróticas no es tanto el ir de un extremo del arco de emociones a su opuesto, sino la facilidad con la que caen en emociones negativas (es decir, desagradables para quien las experimenta). Por eso, es fácil que se sientan mal con todo tipo de situaciones, desde una película triste hasta algo que puede resultar ligeramente ofensivo.

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