“El pesimismo conduce a la debilidad; el optimismo al poder” – William James –

El optimismo se puede definir como la tendencia a percibir las situaciones que suceden en nuestra vida desde su aspecto más positivo o favorable.

Alejándonos de concepciones académicas y centrándonos en el devenir diario de las personas, el optimismo es una herramienta emocional que puede ayudar a conseguir metas y objetivos a priori complicados. Por ejemplo, ante un despido laboral, el optimismo nos ayuda a verlo como una oportunidad y a atrevernos a emprender, algo que nos enriquecerá y nos hará crecer.

El optimismo es uno de los conceptos en los que el ser humano se apoya para dar una respuesta emocional positiva a su vida. Además, es el término principal dentro de los estudios de la psicología positiva, disciplina que se ocupa de su definición y de investigar al respecto. Entre los temas estudiados, uno de ellos reside en conocer el poder del optimismo.

Mantener un enfoque optimista facilita la vida en muchos aspectos, entre ellos:

  • El buen humor: es la mejor carta de presentación de una persona optimista. Esto no significa que las personas optimistas sean “la alegría de la fiesta”, pero sí implica que en malos momentos personales el optimismo facilita escuchar a los demás, mantener la calma y la sonrisa.
  • Construir soluciones ante la adversidad: definitivamente, el optimismo ayuda a diseñar ventajas y soluciones frente a los problemas. Nos convierte en seres activos en continua renovación, capaces de dar rienda suelta a nuestra capacidad de descubrimiento personal.
  • La esperanza: es familiar directo del optimismo. Ser optimista aumenta los sentimientos de expectativas de futuro y da paso a otro saludable concepto emocional: la ilusión.

Desarrollar el optimismo en nuestra conducta diaria aportará nuevas revoluciones a nuestro motor vital. Además, el optimismo está relacionado con una mejor salud, mejores estrategias de afrontamiento, y con mayor bienestar general.

El poder del optimismo nos ha sido arrebatado a lo largo de la vida, haciéndonos sentir culpables si ante una situación dramática vemos una oportunidad. Así, siguiendo el ejemplo del principio, si te despiden del trabajo, parece necesario que estés mal y deprimido. En cambio, si no es el caso, y muestras ganas por saber qué te depara la vida, empezarán a sospechar y a tomarte como una persona despreocupada o poco responsable.

Nos han enseñado que hay determinados momentos en los que hay que estar tristes. Y, aunque no le falta verdad, el optimismo no es un refugio para las personas que intentan no afrontar ciertas responsabilidades o situaciones y simplemente “piensan en positivo”. No obstante, el verdadero poder del optimismo conlleva un esfuerzo a diario; una actitud activa ante las situaciones que nos plantea la vida y que nos lleva a enfrentar también nuestros propios miedos y preocupaciones.Mujer optimista con los ojos cerrados

Conocer nuestros poderes nos ayudará a definir nuestra vida, los inconvenientes, deseos o cualquier otra apetencia emocional que tengamos. Así, gestionando correctamente el optimismo diseñaremos una forma de ver la vida sana y pura que nos permitirá “atacar” las diferentes situaciones de nuestra realidad, aportándonos fortaleza y beneficio de todas ellas.

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