Se dice que “Con la edad, viene la sabiduría”. ¿Qué es esa sabiduría y a qué costo? Más importante aún, ¿qué edad debe tener uno para obtener tal sabiduría? Finalmente, ¿qué tiene que ver la sabiduría con ser auténtico? Según expertos, tiene qué ver un cúmulo de experiencias que te ayudaron a conseguirlo.

La sabiduría se define como:

  • habilidad para discernir cualidades y relaciones internas (visión)
  • sentido común (buen juicio)
  • creencia generalmente aceptada
  • aprendizaje filosófico o científico acumulado (conocimiento)

Al observar esta definición, parece que la sabiduría también es sinónimo de convertirse en nuestro verdadero ser; ser uno mismo. A medida que nos transformamos en nuestro verdadero ser, obtenemos la capacidad de discernir cualidades internas y buenas relaciones, actuamos con buen sentido hacia los demás y hacia nosotros mismos, así como también utilizamos un buen juicio. Debido a que hemos acumulado muchos conocimientos, podemos usar esto en nuestra vida diaria.

El camino para ser auténtico no es fácil. Hay muchos errores, dolores y triunfos en tu vida. En algún momento, nos damos cuenta de que estamos cansados de tratar de ser lo que todos exigen de nosotros. Una vez que tomamos la decisión de ser uno mismo, nos damos cuenta de que necesitamos descubrir quiénes somos.

El significado de ser auténtico

Al comienzo de nuestras vidas, aprendimos lo que podríamos hacer para obtener atención, aprobación y aceptación. Estos fueron nuestros primeros pasos para descubrir cómo actuar para lograr esta recompensa de nuestra familia y amigos. Durante nuestra adolescencia, comenzamos a aprender cómo actuar mejor para demostrar nuestra feminidad o masculinidad, así como nuestra sexualidad. A medida que nos hicimos mayores, también tuvimos que lidiar con las expectativas en un rol profesional, y posiblemente en un rol paterno y / o un rol conyugal. En el momento en que tengamos suficiente espacio y tiempo en nuestras vidas para reconocer que somos una persona que ni siquiera reconocemos, es probable que hayan pasado casi 40 años. En este punto, ni siquiera estamos seguros de lo que significa ser nuestro verdadero ser.

Ser nuestro ser auténtico significa que somos dueños de nuestra realidad, enfrentamos nuestros miedos y aceptamos y amamos nuestras imperfecciones sin excusas. Elegimos buscar nuestra verdad y totalidad para encontrar la felicidad en lugar de buscar la gratificación y la aceptación inmediata.

¿Cuáles son las señales de que no estamos siendo auténticos?

Después de décadas de desarrollar el hábito y la mentalidad sobre cómo “ser”, puede ser difícil reconocer dónde uno no está siendo fiel a si mismo.

Algunos de los signos son:

  • Esconderse de las emociones difíciles: a menudo, los arrebatos emocionales no son realmente de ira. En realidad, estamos sintiendo dolor, culpa, o tal vez miedo. Si estamos actuando enojados cuando estamos sintiendo otra cosa, entonces la realidad es que nos estamos escondiendo de nosotros mismos. Debemos reconocer las emociones reales y lidiar con ellas.
  • Juzgar a los demás: es mucho más fácil juzgar a los demás a distancia que mirar más de cerca (y posiblemente sentir la necesidad de involucrarse). El juicio da un impulso instantáneo a nuestro ego de que somos mejores que otras personas. El hecho es que, si estás juzgando a los demás constantemente, entonces necesitamos mirarnos profundamente a nosotros mismos.
  • Justificar las propias decisiones:  es cuando no terminamos de realizar un trabajo, de empezar cierta actividad, de comprometernos con una acción y, lo que hacemos es dar excusas al resto de manera constante para justificarnos. Hay que asumir la responsabilidad de nuestras elecciones (el popular dicho “hacerse cargo”) y ser honesto. Esto es sabiduría.
  • Buscar atención y gratificación de los demás: hay tantas pequeñas formas en que una persona puede buscar atención y aprobación. Un comentario, un “me gusta”o, una publicación que requiere que otros reaccionen, son formas en las redes sociales en las que estamos buscando validación o atención. Salir de nuestro camino para hacer algo por alguien a un costo para nosotros mismos, tener un buen desempeño por encima de lo necesario, o buscar ayuda para algo que podríamos buscar o hacer por nosotros mismos, son todas formas de llamar la atención. Si nos encuentramos haciendo esto muy seguido, entonces estamos tratando de satisfacer una necesidad a la que elegimos estar ciegos. No estamos contentos con nosotros mismos y estamos buscando a otros para poder sentirnos felices.
  • Poner a los demás antes que a uno mismo: ser egoísta tiene una connotación muy negativa en nuestra sociedad. Tendemos a criar personas que se sacrifican por los demás, la realidad es que tiene que haber un equilibrio. Somos tan importantes como todos los demás y debemos tratarnos de la misma forma. No se puede complacer a todo el mundo; intentarlo solo resultará en una pérdida completa de nosotros mismos.

¿Por qué ser auténtico trae complicaciones?

Convertirse en nuestro verdadero ser es un trabajo duro. Estás simplemente volviendo a ser el que abandonaste en algún punto de tu vida, no sos nadie nuevo, y no es nada malo (verás cómo empiezan a cuestionarte) y es un proceso que sólo privilegiados se atreven a vivir. Requiere una honestidad brutal y eliminar la imagen que llevas décadas creando. Te has vuelto tan bueno creando esa imagen que casi te la creés. Sin embargo, te encontrás infeliz, frustrado, posponiéndote a hacer las cosas que deberías y dándote excusas para no hacer ciertas cosas. En algún momento, te das cuenta de que necesitás cambiar.

Cuando comienzás ese viaje, hay 10 cosas incómodas que sucederán en el camino para encontrar tu verdadero ser:

  1. Tenemos que enfrentar nuestras emociones: de pronto, las viejas heridas y traiciones con las que pensabas que habías lidiado salieron a la superficie. Estamos sorprendidos por la fuerza de las emociones y, por otra parte, las cosas que solían provocarnos emociones elevadas, ya dejan de tener efecto en nosotros, como si nos dejaron de importar.
  2. Te sentís enojado con la vida y la gente: empezamos a ver las cosas de manera diferente. Quizás no tengamos tolerancia o paciencia (que antes solíamos tener) para ciertos comportamientos de otros. Lo vemos como una pérdida de tu tiempo y energía. Cuestionamos cosas que solían ser vistas como “normas” en nuestra vida. Ya no nos sentimos obligados a hacer las cosas. Alguien más puede lavar la ropa, cocinar la cena, buscar a nuetsros hijos al colegio, limpiar la casa, hacer trabajos dentro del hogar, etc.
  3. Te sentís perdido/a: pasaron décadas creando a esa persona en la que nos convertimos. Ahora tenemos que hacernos preguntas que no hicimos en mucho tiempo: “¿Cuáles son mis sueños?” “¿Qué pasatiempos me gustan?” “¿Por qué estoy tan enojado?” “¿Por qué el ir al trabajo me hace sentir vacío?”.
  4. Queremos saber por nosotros mismos: ya no aceptamos ninguna respuesta. Queremos entenderlo realmente desde nuestra propia perspectiva. Es por eso que buscamos mayor conocimiento y perspicacia. Ya no todo es como los demás tnos lo dicen, es como nuestras propias conclusiones dictan después de algunas cuantas búsquedas. Estamos más dispuestos a asumir riesgos, hacer las cosas de manera más creativa o hacer las cosas de manera diferente a como lo hemos hecho durante años.
  5. Tenemos que reconocer y perdonar nuestros errores: todos cometemos errores. Todos hemos perjudicado a las personas que amamos o hemos tomado decisiones que impactaron negativamente a otros o a nosotros mismos. Llegar a un acuerdo con el hecho de que no somos perfectos y nunca lo seremos, y que son justamente nuestras imperfecciones las que nos hacen seer quienes somos, es un paso gigantesco para convertirnos en nuestro verdadero ser.
  6. No tenemos ganas de socializar como antes: de repente, las reuniones a las que solíamos ir con amigos o compañeros de trabajo ya no valen la pena. Preferimos quedarnos en nuestr casa y leer un libro o mirar una película, practicar un nuevo pasatiempo, salir a caminar o pasar tiempo de calidad con un amigo cercano o incluso con nuevos amigos que estamos haciendo. Preferimos hacer cosas que nos ayuden a descubrir más sobre nosotros mismos.
  7. Nos cuesta encontrar esa discreta honestidad: deseamos expresar nuestras opiniones reales y no abstenernos, pero aún así, comprendemos que no siempre es lo apropiado. Se reduce el número de amistades, empezamos a verlos de otra manera: podemos observar como uno de ellos nos usa para su conveniencia, que hay otro que jamás nos escucha y, cómo otro solo quiere salir y divertirse todo el tiempo. Ya no deseamos tener en nuestra vida aquella personas que no sean honestas, sinceras y genuinas.
  8. Buscamos salir de la zona de comfort: a lo largo de nuestras vidas, hemos creado hábitos o mentalidades para ayudarnos a sentirnos seguros y cómodos. Esa es la función de nuestro cerebro. Muchos de esos hábitos pueden haber sido creados en nuestra infancia o en la edad adulta temprana. Su propósito ha desaparecido por mucho tiempo, pero todavía lo hacemos, y desafortunadamente, pueden estar impidiéndonos crecer.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *