Los sueños son una serie de imágenes, emociones, pensamientos y sensaciones que ocurren cuando dormimos. Son involuntarios y por norma ocurren durante la etapa de sueño de movimiento ocular rápido (REM). Además, en esta etapa son más vívidos y accesibles para recordar.

Gracias a los estudios realizados en este sentido, sabemos que en una noche normal podemos tener de tres a seis sueños y que cada sueño dura entre 5 y 20 minutos. Incluso las personas que recuerdan sus sueños, olvidan el 95 % de ellos cuando se despiertan. El campo de estudio de los fenómenos oníricos surgió en 1899, cuando Sigmund Freud publicó La interpretación de los sueños. La interpretación y la utilidad de lo que soñamos es uno de los temas más apasionantes de la psicología.

Más allá de Freud, hay múltiples escuelas y autores que tienen su propia teoría sobre los sueños. Actualmente, la mayoría de los expertos no están de acuerdo con las conclusiones que arrojó el padre del psicoanálisis; de hecho, son muchos lo que piensan que los sueños no tienen ningún tipo de contenido o mensaje que nos pueda ayudar en nuestra vida cotidiana.

Teorías psicológicas sobre los sueños

  • El conductismo es quizás la más empírica de todas las escuelas psicológicas de pensamiento a la hora de explicar el fenómeno de los sueños. Los conductistas consideran los sueños como una «fuga cerebral». No se puede probar que sean útiles y tampoco se puede probar que sean inútiles. Por lo tanto, digamos que mantienen una postura agnóstica en cuanto a su contenido y utilidad.
  • Los neofreudianos se han puesto al día con los conductistas desde la década de 1980 y se han vuelto más rigurosos en su empirismo. Básicamente, llegan a la misma conclusión: no son útiles ni inútiles.

Hasta ahora, ambas (y otras) corrientes coinciden en que soñar es parte del funcionamiento normal del cerebro. Los conductistas y neuropsicólogos dicen que soñar funciona como un reinicio automático del disco duro para limpiar las sinapsis neuronales por la noche. Este reinicio eliminaría la basura del neurotransmisor y tendría un efecto secundario en forma de imágenes.

La teoría de Sigmund Freud

La perspectiva de Freud sigue siendo popular hoy en día. Freud creía que soñar era una forma de cumplir los deseos inconscientes. El contenido manifiesto, la historia literal o los eventos de un sueño enmascaran el contenido latente o su significado simbólico u oculto. Por ejemplo, si un individuo sueña que está volando, puede significar que está anhelando liberarse de una situación que ve como opresiva. Freud llamó «trabajo onírico» al proceso de transformación del contenido latente del sueño a contenido manifiesto.

El enfoque de Carl Jung

El enfoque de Jung respecto a los sueños coincide con el de Freud en algunos de sus puntos. Jung creía que los soñar contenía un significado latente disfrazado de contenido manifiesto. Sin embargo, Jung también creía que soñar simbolizaba el deseo de una persona de mantener el equilibrio en su personalidad, no el deseo de cumplir con ningún deseo oculto. Carl Jung le daba más peso en el contenido manifiesto de un sueño que Freud; pensaba que allí se podían encontrar símbolos importantes. Además, Jung postuló que soñar era una expresión del inconsciente colectivo y que podía ayudar a anticipar problemas futuros en la vida del sujeto.

Usaba arquetipos y mitos universales para interpretar un sueño. Como resultado, la terapia junguiana aborda el análisis de los sueños en tres etapas:

  • Primero se considera el contexto personal del soñador.
  • Se toma en cuenta el contexto cultural del soñador, incluida su edad y entorno.
  • Finalmente, cualquier contenido arquetípico se evalúa para descubrir vínculos entre el sueño y la humanidad en su conjunto.

El enfoque de Calvin Springer Hall

A diferencia de Freud y Jung, Calvin Hall no creía que los sueños incluyeran contenido latente. En cambio, propuso una teoría cognitiva que afirmaba que los sueños son simplemente pensamientos que aparecen en la mente durante el sueño. Hall llegó a sus conclusiones sobre los sueños a través de un enfoque que desarrolló con Robert Van De Castle en la década de 1960. El enfoque utiliza análisis de contenido cuantitativo para evaluar informes de sueños. El sistema de escalas de análisis de contenido proporciona una forma científica de evaluar los sueños. Esto contrasta con los enfoques de Freud y Jung para la interpretación de los sueños, que carecen de rigor científico. El enfoque de Hall es compartido por psicólogos cognitivos.

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