Solemos definir la atención como la capacidad de enfocarnos y usualmente utilizamos este concepto por su antónimo, la falta de atención. Entender que existen varios tipos de atención es tan importante como potenciar cada uno de ellos.

Siempre que hablamos de alguien distraído o que simplemente no nos escucha, decimos que no está prestando atención. La pregunta es la siguiente: ¿Se puede vivir sin atención? En la actualidad, los trastornos de atención están de moda. No deberíamos asombrarnos, vivimos en una sociedad que demanda el procesamiento constante de un sinfín de estímulos. Publicidad, tareas simultáneas y dispositivos tecnológicos, son ejemplo de los elementos que captan nuestra atención en todo momento. Más allá de eso, la atención es un proceso cognitivo de base cerebral y por ende una persona no carece de atención por ser distraído, simplemente la está poniendo en otro sitio.La atención es una de las funciones más complejas del cerebro sobre la que al día de hoy no hay una definición cerrada y aceptada por todos. Es una función que nos permite filtrar estímulos, procesar información y enfocarnos en un objetivo. Para todo ello, el lóbulo frontal requiere de la integración de información proveniente de todo el resto del sistema nervioso. Este proceso se produce en diversos niveles que dependen de la interacción con el medio. Las características de una tarea y sus demandas determinarán el tipo de atención que empleemos. Se produce a diferentes niveles con características muy distintas. Para ello es fundamental el concepto de orientación, la conciencia de nosotros mismos en relación con el alrededor. Entonces el tipo de atención empleada dependerá del nivel de conciencia y la activación que requiera generar una respuesta.

  • Atención focalizada

Se basa en la habilidad de responder específicamente a un estímulo. Esto requiere que la persona ignore el resto de estímulos que lo rodean. Para ello, es necesario un alto nivel de alerta y activación. Cuando alguien se encuentra muy cansado por tener un estado de alerta prolongado, ya no puede ignorar el resto de estímulos con la misma efectividad, siendo más «vulnerable» a los distractores.

  • Atención sostenida

Es utilizada en tareas de tiempo prolongado. Es la habilidad de mantener una actividad cognitiva con persistencia. Por ejemplo, si la tarea es leer un libro para un examen, necesitaremos leer y procesar la información durante varias horas. En muchas ocasiones, la recompensa no es inmediata, por lo que este tipo de atención tiene varios obstáculos: Motivación, Cansancio, Aburrimiento, Tarea concisa.

  • Atención dividida

Nuestra cerebro es tan increíble que nos permite hacer dos tareas al mismo tiempo. Ahora, si bien estas tareas no pueden ser tan demandantes, es necesario dividir los recursos atencionales para poder tener un buen rendimiento en las dos. Esta capacidad es limitada, ya que a medida que dos fuentes de información simultaneas aumentan su demanda, se deteriora la respuesta. Por ejemplo, cuando necesitamos escribir y a la vez escuchar, mirar e intercambiar con un profesor, utilizamos la atención dividida.

  • Atención alterna

El aspecto más destacado de la flexibilidad mental, entendida como la capacidad de cambiar el foco atencional y moverse entre tareas muy distintas. Un ejemplo muy claro, cuando preparamos un plato muy complejo que requiere trabajar sus ingredientes en distintos tiempos. Para ello tenemos que cambiar de tarea sin antes olvidar la tarea anterior, ya que en unos segundos volveremos a ella.

La atención no es un proceso único o excluyente, la mayoría de las tareas requieren de la acción conjunta de distintos tipos de atención. El control atencional o la capacidad de alternar y utilizar eficazmente los tipos de atención, depende de otras funciones ejecutivas, entre ellas las más importantes son:

  • Memoria. Muchas tareas requieren de la recuperación de material en la memoria de largo o corto plazo, para ello es necesario un buen nivel atencional.
  • Planificación. Otras tareas requieren de la acción conjunta y planificada de muchas tareas, las cuales hay que ordenar y ejecutar de manera eficiente.
  • Inhibición. Esta es la capacidad de inhibir, filtrar y controlar estímulos sensoriales que no corresponden a la acción que se busca realizar.

Partes del sistema nervioso que participan en la atención

Las principales estructuras involucradas son:

  • Sistema reticular ascendente. La atención requiere de la capacidad de recibir los estímulos. La información periférica es procesada gracias a su recorrido por el tallo cerebral.
  • Lóbulo parietal. De importancia en el procesamiento espacial de los estímulos y la asignación de recursos a una determinada tarea.
  • Lóbulo frontal. El director de la orquesta del cerebro. Es el encargado de seleccionar respuestas y los programas motores para la ejecución de un plan que permita desarrollar una acción.

En resúmen: la atención es una herramienta indispensable, es una función cerebral compleja y que ha tenido especial participación en nuestra evolución y desarrollo como especie. Es a su vez, una habilidad que debe cuidarse y ejercitarse, ya que cualquier daño en las áreas mencionadas suele provocar retrocesos irrecuperables. Los cinco tipos de atención son igualmente importantes y los utilizamos todos los días para tareas tan automáticas, como hacer el desayuno, o tan complejas, como conducir en el tráfico.

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