Las psicopatologías afectan a gran cantidad de personas. De hecho, los expertos aseguran que 1de cada 3 personas sufren o sufrirán algún tipo de trastorno mental durante su vida.

Los trastornos mentales son diagnosticados de manera habitual en nuestros días, y todo el mundo conoce en menor o mayor medida lo que significa depresión, trastorno de ansiedad, anorexia, bulimia, etc.. Sin embargo, algunos son más frecuentes que otros, lo cual hace que aquellos que están más extendidos merezcan un grado extra de atención.

¿Cuáles son los trastornos mentales más comunes?

Trastornos de Ansiedad

La ansiedad es una reacción normal de las personas ante situaciones de estrés e incertidumbre. Un trastorno de ansiedad se diagnostica cuando varios síntomas ansiosos provocan angustia o algún grado de deterioro funcional en la vida del individuo que lo sufre. A una persona con un trastorno de ansiedad le puede resultar difícil funcionar en distintas áreas de su vida: relaciones sociales y familiares, el trabajo, la escuela, etc.

Existen distintos tipos de trastornos de ansiedad:

  • Ataque de pánico: es la aparición intensa y repentina de temor o terror, a menudo asociada a sentimientos de muerte inminente. Los síntomas incluyen falta de aire, palpitaciones, dolor en el pecho y malestar.
  • Trastornos fóbicos: muchas personas admiten que sienten miedo a las serpientes o las arañas, pero pueden tolerar ese miedo. Los individuos que padecen una fobia no son capaces de tolerarlo. Éstos experimentan un miedo irracional cuando se encuentran frente a al estímulo fóbico, ya sea un objeto, un animal o una situación, y esto suele acabar en un comportamiento de evitación. Hay distintos estímulos fóbicos que desencadenan este miedo irracional: volar en avión, conducir un vehículo, utilizar ascensores, los payasos, los dentistas, la sangre, las tormentas, etc. Algunos de los más habituales son: La Fobia Social (es muy habitual, y no debe confundirse con la timidez. Es un fuerte miedo irracional hacia situaciones de interacción social, pues la persona que padece este trastorno siente ansiedad extrema al ser juzgado por otros, al ser el centro de atención, por la idea de ser criticado o humillado por otros individuos e, incluso, al hablar por teléfono con otras personas. Por lo tanto, es incapaz de realizar presentaciones en público, comer en restaurants o delante de alguien, ir a eventos sociales, conocer gente nueva…etc). La Agorafobia: suele definirse miedo irracional a los espacios abiertos, como las grandes avenidas, los parques o los entornos naturales. Pero esta definición no es del todo cierta. El estímulo fóbico no son los parques o las grandes avenidas, sino la situación de tener un ataque de ansiedad en estos lugares, donde puede ser difícil o vergonzoso escapar, o donde no es posible el recibir ayuda.
  • Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT): se manifiesta cuando la persona ha sido expuesta a una situación traumática que le ha provocado al individuo una experiencia psicológica estresante, lo que puede ser incapacitante. Los síntomas incluyen: pesadillas, sentimientos de ira, irritabilidad o fatiga emocional, desapego hacia los demás, etc., cuando la persona revive el hecho traumático. De manera frecuente, la persona intentará evitar las situaciones o actividades que le traen recuerdos del evento que provocó el trauma.
  • Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC): es una condición en la cual el individuo experimenta pensamientos, ideas o imágenes intrusivas. Se caracteriza por estar asociado a sensación de temor, angustia y estrés continuado de tal forma que supone un problema para el día a día y repercute negativamente sobre la calidad de vida de la persona. Los pensamientos que causan malestar (obsesiones), provocan que la persona realice ciertos rituales o acciones (compulsiones) para reducir la ansiedad y sentirse mejor. Las obsesiones incluyen: miedo a contaminarse, sentimientos de duda, pensamientos de hacer daño a alguien, pensamientos que van en contra de las creencias religiosas de la persona, entre otros. Las compulsiones incluyen: comprobaciones, contar, lavarse, organizar repetidamente las cosas, etc.
  • Trastorno de Ansiedad Generalizada: preocuparse de vez en cuando es un comportamiento normal, pero cuando preocuparse y sentir ansiedad de manera continuada afecta e interfiere en la normalidad de la vida de un individuo es posible que esa persona sufra este tipo de trastorno. Se caracteriza por preocupación y ansiedad crónica. Es como si siempre hubiera algo de lo que preocuparse: problemas en el trabajo, en la casa, con los hijos, en la relación de pareja, tener un accidente al salir de casa, etc. Algunos de los síntomas son: náusea, fatiga, tensión muscular, problemas de concentración, problemas de sueño, entre otros.

Trastornos Afectivos

Existen distintos tipos y, su principal característica subyacente sería una alteración del estado de ánimo del individuo.

Los más habituales son:

  • Trastorno Bipolar: puede afectar a cómo se siente una persona, piensa y actúa. Se caracteriza por cambios exagerados en el estado de ánimo, desde manía a la depresión mayor. Va más allá de los simples cambios de humor, es decir, de tener cierta inestabilidad emocional. De hecho, afecta a muchos ámbitos de la vida y, además de ser uno de los trastornos más comunes, es frecuente que se de junto a la obesidad. Los ciclos del trastorno bipolar duran días, semanas o meses, y perjudican seriamente al trabajo y las relaciones sociales de la persona que lo sufre. Raramente puede tratarse sin medicación, pues es necesario estabilizar el estado de ánimo del paciente. Durante los episodios de manía, la persona puede incluso dejar su trabajo, aumentar sus deudas, y sentirse lleno de energía a pesar de dormir solamente dos horas al día. Durante los episodios depresivos, la misma persona puede incluso no salir de la cama. Existen distintos tipos de trastorno bipolar, y, además, existe una versión leve de este trastorno, llamado ciclotimia.
  • Trastorno Depresivo: muchas personas se sienten deprimidas en algún momento de sus vidas. Los sentimientos de desaliento, frustración e incluso la desesperación, son normales ante una decepción y pueden durar varios días antes de desaparecer de manera gradual. Ahora bien, para algunas personas, estos sentimientos pueden durar meses y años, provocando problemas serios en su día a día. La depresión es una psicopatología seria y debilitante, y afecta a cómo un individuo se siente, piensa y actúa. Puede provocar síntomas tanto físicos como psicológicos. Por ejemplo: problemas de ingesta, problemas de sueño, malestar, fatiga, etc.

Trastornos de la Conducta Alimentaria

Existen distintos tipos de trastornos de la alimentación.

Los más comunes son:

  • Anorexia: se caracteriza por una obsesión por controlar la cantidad de comida que se consume. Uno de sus síntomas más característicos es la distorsión de la imagen corporal. Las personas que sufren anorexia restringen la ingesta de alimentos haciendo dieta, ayuno e incluso ejercicio físico excesivo. Casi no comen, y lo poco que ingieren les provoca un intenso sentimiento de malestar.
  • Bulimia: es un trastorno de la conducta alimentaria que se caracteriza por pautas de alimentación anómalas, con episodios de ingesta masiva de alimentos seguidos por maniobras que buscan eliminar esas calorías (inducirse al vómito, consumir laxantes, etc.). Tras estos episodios, lo habitual es que el sujeto se sienta triste, de mal humor y tenga sentimientos de autocompasión. Además de ser uno de los trastornos más comunes, este trastorno alimentario está asociado a alteraciones en el cerebro. Entre ellas se encuentra la degradación de la materia blanca (que es por donde pasan los gruesos conjuntos de axones neuronales) en la corona radiata, que está relacionada entre otras cosas al procesamiento de los sabores.
  • Atracones: es un trastorno grave en el que el individuo que lo sufre consume con frecuencia grandes cantidades de comida y siente que ha perdido el control durante el atracón. Después de la sobreingesta, la angustia severa o preocupación por el peso suele aparecer.

Trastornos psicóticos

Son psicopatologías graves en los que las personas pierden el contacto con la realidad. Dos de los síntomas principales son delirios y alucinaciones. Los delirios son falsas creencias, tales como la idea de que alguien está siguiendo. Las alucinaciones son percepciones falsas, como escuchar, ver o sentir algo que no existe. A diferencia de los delirios, que son creencias erróneas de la realidad sobre un hecho u objeto existente, es decir, una distorsión de un estímulo externo, las alucinaciones son totalmente inventadas por la mente y no son producto de la distorsión de ningún objeto presente, se percibe algo sin tener en cuenta los estímulos externos. Por ejemplo, escuchar voces que salen de un enchufe.

Los trastornos psicóticos más comunes son:

  • Trastorno deliranteo paranoia: se caracteriza por una o varias ideas delirantes. Estas personas están totalmente convencidas de cosas que no son ciertas. Por ejemplo, que alguien les persigue para lastimarles.
  • Esquizofrenia: en este caso, la persona sufre alucinaciones y pensamientos perturbadores que le aísla de la actividad social. Es una patología muy seria, y a pesar de no existir cura, existen tratamientos efectivos para que los pacientes con esta alteración puedan disfrutar de su vida.

Trastornos de personalidad

Es un patrón rígido y permanente en el comportamiento de una persona que le genera malestar o dificultades en sus relaciones y en su entorno. Los trastornos de la personalidad tienen su inicio en la adolescencia o al principio de la vida adulta.

Los más frecuentes son:

  • Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) o Borderline: se caracteriza porque las personas que lo sufren tienen una personalidad débil y cambiante, y dudan de todo. Los momentos de calma pueden convertirse, al instante y sin previo aviso, en momentos de ira, ansiedad o desesperación. Estos individuos viven sus emociones al máximo, y las relaciones amorosas son intensas, pues suelen idolatrar a la otra persona hasta el extremo. Algunos de sus síntomas son: ira intensa e incapacidad de controlarla, esfuerzos frenéticos por evitar el abandono, real o imaginario, alternancia entre extremos de idealización y devaluación en las relaciones interpersonales, autoimagen marcadamente inestable, y sentimientos crónicos de vacío.
  • Trastorno antisocial (TASP): el individuo que sufre este trastorno se caracteriza por su tendencia a no relacionarse en sociedad, evitando cualquier interacción. Los diferentes síntomas y conductas que caracterizan el TASP incluyen: robos, agresividad, tendencia a la soledad, violencia, mentiras… Además, las personas afectadas por el TASP tienden a ser tímidas, depresivas y tienen ansiedad social. Este último punto se debe a su temor a ser rechazadas. A pesar de ello, la terapia psicológica es muy efectiva a la hora de manejar los inconvenientes de este tipo de trastorno.

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