¿Las personas que creías que eran tus amigos al final se terminaron alejando?¿Pasaste por varias rupturas amorosas y llegaste a descreer en el amor? ¿Llegaste a un punto en el que la soledad parece tu destino? Estas son situaciones por las que todos pasamos. Sin embargo, si el hecho de haber tenido ciertas experiencias nos termina generando miedo a la soledad, es bueno tomar en cuenta ciertos consejos para no dejarnos invadir ni abrumar por ella.

Para vencer el miedo a la soledad es fundamental que dejemos de buscar entablar nuevas relaciones de forma desesperada, ya que no terminarán consolidánose en una base sana. Debemos dejar de autoexigirnos y valorarnos. El primer paso para combatir el miedo a la soledad es entender cómo nos vemos. Hay que observarnos de forma honesta y analizar todas las veces en las que nos hacemos menos cada día. ¿Solemos decirnos cosas como que somos insignificantes, malas personas, rídiculas, que no poseemos talentos, que somos muy viejos o, por el contrario, demasiado jóvenes? Al hablarnos de esta manera, nuetsro humor se manttendrá en modo “negativo” todo el tiempo y nos estaremos condicionando para seguir en soledad.

Lo que nos decimos tiene impacto directo sobre cómo nos sentimos. Es tan sencillo como que, si nos programamos para pensar cosas buenas, nos impulsaremos a sentirnos mejor y a gusto con nosotros mismos. Debemos ser amables para con nosotros y, si alguna persona en nuestro pasado nos lastimó, nos criticó, o nos hizo sentir culpables, es primordial dejar de darle el control sobre nuestra vida.

Si el problema reside en que no nos hemos perdonado por algún error cometido tiempo atrás, es tiempo de callar esa voz interior que busca criticarnos, proque seguimos siendo una persona valiosa a pesar de los defectos. Es vital aumentar nuetsra confianza y autoestima para combatir el miedo a la soledad. Si no somos capaces de ver lo bueno que hay dentro de nosotros y, de amar nuestras cualidades, difícilmente otros podrán hacerlo. La forma en que nos vemos define cómo nos comportamos y la imagen que proyectamos. Por eso, si todo el tiempo nos enfocamos en nuestros defectos y hacemos notar los aspectos menos agraciados que poseemos, es justamente eso lo que verán los demás. Cuanto más nos amemos, más se convencerán las personas de lo bueno y agradable que somos.

Es importante aceptar que tenemos algo bueno que ofrecer. ¿Cuáles son nuestras mayores cualidades? ¿Somos sensibles, sinceros, trabajadores? ¿Estamos siempre dispuesto a ayudar a los demás? ¿Somos amigables, sociables, compañeros, confiables? Es posible que tengamos algunas de estas cualidades y muchas otras. Para combatir el miedo a la soledad es muy bueno empezar por buscar personas que admiren nuestras cualidades y con quienes las podamos compartir. Esto no significa necesariamente que busquemos una pareja. Tenemos que enfocar nuestra atención en encontrar personas afines que te complementen y con quienes nos sintamos identificados. Tener amigos es vital para todo.

En ocasiones, una mala experiencia puede hacernos pensar erróneamente sobre el sexo opuesto. Esto puede deberse a que pasamos por una mala experiencia que nos hizo daño y nos volvimos desconfiados.

Hay que dejar a un lado pensamientos como:

Todos los hombres son un desastre, todos los hombres son egoístas y nada confiables, las mujeres son interesadas, a los hombres solo les interesa el sexo, los hombres que valen la pena ya tienen pareja, las mujeres son demasiado emocionales.

Todas estas ideas son equivocadas, ya que, tanto hombres como mujeres buscamos relaciones duraderas en algún momento de nuestras vidas. Es cierto que hay algunos ejemplos negativos, pero eso no es exclusivo de ningún sexo. Cuando mantenemos estos pensamientos sobre las relaciones amorosas, será difícil combatir el miedo a la soledad, ya que pensaremos que no existe nadie que pueda ser “compatible” con nosotros. La realidad es que hay un mundo de personas valiosas ahí fuera: solo necesitas darte la oportunidad de conocerlas.

Hay que cambiar la perspectiva desde la cual vemos a la “temida” soledad y, dejar a un lado las expectativas.
¿Sentimos envidia de esos grupos de amigos que van juntos a todos lados? ¿Nos inunda la tristeza cada vez que observamo a una pareja feliz con hijos? Hay que preguntarse a uno mismo si realmente el problema es la soledad o la presión social que nos hace sentir que deberíamos tener una u otra cosa en tu vida. Cuando nos dejamos llevar por las expectativas de los demás, estar soltera o tener pocos amigos puede parecer un gran fracaso cuando en realidad no lo es. En caso de que uno se sienta de esta forma, conviene tener en mente que valemos lo mismo solos que acompañados. Lo más importante es que no tenemos que entrar en una relación, de ningún tipo, solo por cumplir con las expectativas de alguien más.

Es importatnte poder enfocarnos en lo que tenemos. Debemo dejar de actuar desesperadamente para conseguir nuevas relaciones. Seguro que tenemos amigos y familiares que se interesan por nosotros, asique, tenemos que valorar esto, aunque no sean perfectos. Pocos se sentirán interesados en acercarse a alguien que menosprecia lo que tiene. Además, una vez que haymos conseguido nuevos amigos, ellos necesitan saber que los queremos y valoramos tal y como son. Es decir, si trabajamos arduamente por establecer nuevas relaciones pero luego no las fortalecemos, no servirán de nada los avances logrados.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *