De forma teórica, la memoria se divide en memoria procedimental, relacionada con el aprendizaje de habilidades, y memoria declarativa. En la memoria no declarativa almacenamos procedimientos, como conducir, montar en bici o hacer las tareas más rutinarias en la computadora. Por otro lado, la memoria declarativa, o memoria explícita, es la que almacena recuerdos que pueden ser evocados de forma consciente. A su vez se divide en dos. Por un lado, la memoria episódica y, por otro, la memoria semántica.

Memoria episódica

Guarda los recuerdos relacionados con eventos personales. Así, es la responsable de que recuerdes ese viaje tan bonito o las tardes durante la infancia jugando con amigos en el parque. Nos permite relatar nuestros recuerdos. Esta información está ubicada en tiempo y espacio, por lo que la fuerza del contexto que rodea a los recuerdos es muy fuerte. Además, esto va ligado a que la referencia del recuerdo es la propia persona. Por tanto, muchas veces el señuelo por el que un recuerdo vuelve a nuestro foco de atención son las circunstancias, como en qué momento tuvo lugar o en qué lugar sucedió.

Debido a esa fuerte conexión temporal, la memoria episódica es más susceptible al olvido y a la interferencia. Es por ello, que a menudo se producen distorsiones en los detalles de los recuerdos autobiográficos, por ejemplo, confundiendo lugares o momento temporal. Esto se produce especialmente cuando alguien pide que demos detalles sobre los recuerdos, como en el caso de los testigos. En ese caso, las expectativas que el otro puede tener de nosotros, la posible influencia de preguntas o nuestro deseo de agradar a interlocutor, puede producir modificaciones en el recuerdo.

El lóbulo temporal medial, donde se encuentra el hipcampo, está relacionado con la creación de nuevos recuerdos episódicos. La corteza prefrontal parece tener una gran importancia a la hora de codificar espacial y temporalmente los recuerdos. Es decir, ayuda a recordar dónde y cuándo se vivió una experiencia, ayudando a organizar mejor los recuerdos. El principal trastorno que afecta a la memoria episódica es la enfermedad de Alzheimer. La amnesia de estos recuerdos aparece en las primeras fases, pues el hipocampo es una de las primeras estructuras afectadas. El fallo de la memoria episódica también es común en la amnesia por envenenamiento con mariscos, pudiendo causar daños irreversibles. Así como en el Síndrome de Korsakoff. El estrés y el consumo de drogas, como el éxtasis o MDMA, también se relaciona con un deterioro significativo de este tipo de memoria.

Memoria semántica

Este tipo de memoria contiene la información sobre conocimientos sobre la lengua y los hechos sobre el mundo. Actuando como una enciclopedia y diccionario, es la que te permite saber, por ejemplo, qué significa plátano y fruta, y saber qué relación hay entre las dos ideas. Este tipo de conocimiento tiene un carácter genérico y descontextualizado, aunque a menudo pueda ir ligado a la memoria episódica, y eso facilite su recuerdo. Por ejemplo, si conociste el significado de Rue de Rivoli cuando fuiste al museo del Louvre en el viaje del verano pasado.

Hay autores que defienden que la memoria semántica tiene en común con la memoria episódica las mismas estructuras cerebrales. Sin embargo, hay estudios que no encuentran relación entre el hipocampo y la memoria semántica, mientras que con la episódica sí. Otros autores la relacionan con el neocórtex temporal, y otros indican que son varias estructuras las que están implicadas, en función del conocimiento que se quiera recuperar. Por ejemplo, el conocimiento relacionado con el sonido de una lata al caer activaría la corteza auditiva. Recordar de qué color es una vaca, activaría la corteza visual. Además, el lóbulo temporal bilateral se relaciona con la integración de toda la información semántica.

Trastornos de la memoria semántica

La demencia semántica es un trastorno neurodegenerativo que afecta al lóbulo temporal. En ella puede verse afectada tanto la capacidad de denominar objetos como el acceso al significado de los mismos. Quien la padece verá deteriorada gradualmente su capacidad para categorizar conceptos de forma detallada. Así, por ejemplo, ven afectada su capacidad para utilizar palabras familiares o reconocer objetos de manera visual. Además, la enfermedad de Alzheimer presenta generalmente deterioro en las categorías específicas, ya que los pacientes fallan a la hora de denominar o describir objetos.

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