Tratamiento

Tratar los problemas de somatización es difícil porque, muchas de las personas que lo sufren hacen foco en que sus síntomas, al ser físicos, han de tener una causa física. Otros, son reacios a dejarse intervenir por un/a psicólogo/a, y acaban por ser consumidores crónicos de ansiolíticos y antidepresivos, o por acudir con relativa frecuencia a las unidades del dolor; pero lo cierto es que sus problemas no mejoran, si bien la farmacología les alivia en el corto plazo.

La psicoterapia es la alternativa más útil, quizá complementada por un tratamiento farmacológico que actúe sobre los síntomas físicos, ya que permite a la persona entender qué y por qué le ocurren sus malestares somáticos en ausencia de un origen orgánico. Trabajar sobre la causa de la ansiedad, sobre los esquemas cognitivos que están implicados en la percepción de las situaciones estresantes, facilitar estrategias de afrontamiento del estrés, técnicas de relajación, habilidades para gestionar de forma más efectiva las emociones, fomentar una autoestima positiva… desde luego supone más esfuerzo y tiempo para quién sufre la somatización, pero qué duda cabe que es más efectivo incidir sobre lo que genera los síntomas físicos que simplemente actuar indefinidamente sobre ellos como alivio a corto plazo, y que nunca acaba por solucionar el problema real.