La denominada violencia invisible es no sólo la más complicada de detectar, sino que la misma va calando poco a poco en la autoestima y en la propia vida de la persona que la padece. La víctima se va consumiendo con el paso del tiempo y, si bien muchas veces logra darse cuenta lo que le sucede, en otras oportunidades esto no sucede, y en otras tantas, directamente llega a darse cuenta pero no logra salir de ese círculo tóxico y tan nocivo.
La violencia invisible es llevada adelante por los comúnmente denominados “Vampiros emocionales”.
Este tipo de personas son expertos manipuladores y expertos en la mentira, tanto que consiguen que todo el mundo piense que una es la enferma o la “loca” trastornada Incluso, una misma hasta puede llegar a creerlo. Confunden de tal manera que llega un punto en el cual no logramos distinguir la realidad de la mentira (aún en situaciones que vivivimo en primera persona). Los “vampiros emocionales” aislan a su “víctima”, la destrozan con una paciencia y una nivel calculador increíble y, hacen creer que el resto del mundo está en contra de una/o y nos coloca en contra de los demás.
Son personas que lejos de buscar a personas débiles buscan a personas fuertes y con luz propia para alimentarse de ellos porque envidian esa luz. Roban la energía hasta dejarnos sin ella y, cuando terminan con una/o, siguen su camino, busando a su siguiente víctima.
Esto tiene nombre: es VIOLENCIA y, por desgracia muy difícil de demostrar y detectar. Es por eso que el mejor consejo que se puede dar cuano nos encontramos con alguien así (la intuición es una arma que podemos utilizar), es evitar cualquier tipo de de contacto, salir huyendo, escapar lo antes posible. No se los puede “enfrentar” y, siempre tendrán la capacidad de manipularnos. No hay que dejar cabos sueltos, huecos, ni fisuras, porque lo aprovechará para seguir con su juego. Por eso, es mejor desvincularse por completo de todo lo que tenga que ver con esa persona y tener bien en claro que nuestra salud mental es lo primordial.