Además de los efectos a corto plazo, el consumo continuado de esta droga tan adictiva, puede provocar la aparición de episodios psicóticos, como ocurre en el denominado Síndrome de Magnan.

El síndrome de Magnan es una manifestación psiquiátrica derivada de la intoxicación por cocaína. Es un cuadro alucinatorio zoopático en el que la persona afectada siente por encima o debajo de su piel pequeños animales, insectos o parásitos. Se puede llamar también formicación o delirio dermatozoico, enterozoico o zoopático. Frecuentemente, y a pesar de que la sensación no es real, el picor que perciben los enfermos les lleva a rascarse, llegando a producirse heridas y úlceras graves en la piel. Todo esto les genera gran angustia y ansiedad.

Las alucinaciones también se conocen como engaños perceptivos o aberraciones perceptivas. Consisten en una experiencia perceptiva anómala que no se sustenta en un estímulo realmente existente o que persiste una vez el estímulo que la originó ya ha desaparecido. Estas percepciones extrañas pueden ir acompañadas de pensamientos delirantes, como un intento de darles explicación.

¿Qué es la cocaína y cómo se consume?

La cocaína es un derivado alcaloide que se obtiene de las hojas de la planta de la coca, cultivada en América del Sur, principalmente. A partir de las hojas, con diferentes tratamientos, se pueden obtener tres posibles formas de la cocaína: sulfato de cocaína (pasta base o basuko), clorhidrato de cocaína (el clásico polvo blanco conocido también como «farlopa», «fariña» o «perico») y la base libre. Otra forma muy conocida es el crack («la cocaína del pobre»). Se obtiene de la mezcla del clorhidrato de cocaína con bicarbonato sódico.

Existen distintas formas de consumo, en función de la forma de la sustancia:

  • Las hojas de la coca se mascan (por ejemplo, para prevenir el mal de altura).
  • El sulfato de cocaína o pasta base se fuma, al igual que el crack.
  • El clorhidrato de cocaína se consume de forma intranasal (esnifada) o se administra de forma intravenosa.
  • La base libre se fuma o inhala en pipas de agua.
  • Se puede consumir también mezclada con otras drogas, como heroína (speed-ball) o marihuana.

El tiempo que tarda en hacer efecto depende de la forma de administración. La forma inhalada o fumada y la intravenosa son las más rápidas (pudiendo alcanzar el cerebro en 5 segundos), seguida de las formas nasal o esnifada y oral (que puede tardar 30 segundos en llegar al cerebro).

La cocaína, además de ser un importante anestésico local, es un agente simpaticomimético (es decir, activa el sistema nervioso simpático y produce activación). Además, produce sensación de euforia, grandiosidad, hiperactividad, taquicardia, midriasis (dilatación pupilar), elevación de la presión arterial y pérdida de apetito. Entre los síntomas de la intoxicación por cocaína están, ademas de los mencionados: posible depresión respiratoria, sudoración, nauseas y vómitos, bradicardia, coma, e incluso la muerte en casos de intoxicación grave.

Los efectos de la cocaína en el cerebro se producen a partir de varios mecanismos:

  • Bloquean los canales de Na+ (sodio), dependientes de voltaje, de los que se derivan las propiedades anestésicas.
  • Inhiben la recaptación de monoaminas (dopamina, serotonina y noradrenalina), por lo que se produce un aumento de estas en el espacio sináptico.
  • Tiene afinidad por receptores serotoninérgicos, muscarínicos y opioides.

El aumento de la dopamina se relaciona con la aparición de los síntomas positivos de la esquizofrenia, como delirios y alucinaciones. Se ha comprobado que la administración de determinados agonistas dopaminérgicos, como las anfetamintas o la cocaína, pueden provocar síntomas psicóticos. Este aumento de dopamina puede provocar la aparición de episodios psicóticos, como ocurre en la psicosis cocaínica, que es una psicosis paranoide transitoria. Todo esto explicaría la aparición de alucinaciones de cualquier tipo, incluidas las hápticas, propias del síndrome de Magnan.

Tratar la adicción y los trastornos derivados del consumo

Para el abordaje de las alucinaciones y otros síntomas psicóticos derivados de la intoxicación o consumo de cocaína, pueden usarse agentes antipsicóticos. El objetivo sería bloquear los receptores D2 dopaminérgicos, provocando una disminución de este neurotransmisor en el espacio sináptico. En caso de agitación, se pueden administrar benzodiacepinas u otros sedantes. Se debe proteger a la persona de las posibles lesiones cutáneas producidas con el objetivo de acabar con el picor o de liberar los parásitos que percibe bajo su piel.

Sin embargo, el objetivo principal del tratamiento debe ser el abandono del consumo de la sustancia. La cocaína es la segunda droga ilegal más consumida y una de las drogas más adictivas, con un altísimo grado de dependencia psicológica, por lo que el tratamiento debe ser conducido por profesionales.

A nivel farmacológico, podrían ser útiles algunos agonistas dopaminérgicos (como la amantadina), estimulantes (como el modafinil), agonistas noradrenérgicos (como el propranolol) en pacientes con gran síndrome de abstienencia al inicio del tratamiento, agonistas opioides (como la buprenorfina) en caso de consumidores de cocaína y opiáceos, antidepresivos tricíclicos y estabilizadores del estado de ánimo.

Entre los tratamientos psicológicos que mayor eficacia han mostrado, se encuentran aquellos que incluyen manejo de contingencias y entrenamiento en habilidades. El programa de aproximación de refuerzo comunitario más terapia de incentivo está dirigido a la abstinencia total y es el tratamiento de elección para la adicción a la cocaína.

¿Cuál es el origen del Síndrome de Magnan?

Ernst von Fleischl-Marxow fue un médico austriaco dedicado a la investigación neuropsicológica. Durante la disección de un cadáver sufrió una lesión en un dedo y éste le tuvo que ser amputado. Como consecuencia de los dolores, empezó a consumir morfina, convirtiéndose en un adicto. Por aquella época, Freud consumía cocaína e investigaba su efecto analgésico y su uso como tratamiento para la adicción a la morfina. Ernst, siguiendo los consejos de su íntimo amigo Freud, comenzó un tratamiento con cocaína. Sin embargo, tuvo la «mala suerte» de que acabó siendo adicto a ambas sustancias. La peor consecuencia no fue el policonsumo, ni que su dolor no se viera aliviado con dicho tratamiento, sino que, además, el dolor se extendió por todo el cuerpo. El doctor empezó a sentir miles de gusanos que le atravesaban la piel y le devoraban por dentro.

Ante esto, sus compañeros le llevaron a la consulta del Dr. Valentin Magnan, un médico francés experto en adicciones y psiquiatría. Poco después, este doctor describió el «signo o síndrome de Magnan»: un tipo de psicosis provocada por el consumo de cocaína, que produce alucinaciones táctiles dolorosas por la percepción de cuerpos extraños bajo la piel. Entre 1884 y 1887, Freud publicó una serie de escritos sobre la cocaína y sus efectos, siendo el más importante de ellos Über Coca, publicado en 1884. En 1891, fallece Ernst, a los 45 años, arruinado y sumido en una grave depresión, pero no es hasta 1896, tras la muerte de su padre, cuando Freud decide abandonar el consumo.

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