Una mente en calma ve el mundo con mayor claridad y perspectiva. Así, y desde esa óptica interna donde habita la reflexión y el control emocional, podemos dejar a un lado los pensamientos ansiosos o irracionales para tomar mejores decisiones. Las mentes calmadas son mentes centradas y, ante todo, disciplinadas. En estos tiempos en los que manda la inmediatez y la multitarea es todo un privilegio poder alcanzar ese equilibrio interno donde pensamientos, emociones y comportamientos estén en completa sintonía y centrados en lo que verdaderamente importa.

Shiba Yoshimasa, general japonés del siglo XIV, decía que la cualidad más importante de todo guerrero o samurái es calmar la mente para poder entender cómo es el rival al que se enfrenta. Este tipo de ideas nunca dejan de inspirarnos, pero si hay algo que la mayoría sabemos, es que no resulta nada fácil entrenar la mente en esa disciplina en la que manda la regulación emocional, la capacidad de reflexión y la serenidad interna. No faltan los buenos consejos, los libros que nos enseñan a entrenar nuestra atención y, por su puesto, disciplinas como el mindfulness que hacen de la meditación, esa estrategia idónea para educar las mentes nerviosas. Sin embargo, no todo el mundo se ajusta a estos enfoques.

Si esto es así, se debe básicamente a que nuestros patrones de pensamiento no cambian tan fácilmente, no es sencillo poner el freno a una mente largamente acostumbrada a ir más rápida que la propia vida. Pese a ello, con el tiempo y hallando esa estrategia que más se adecúe a nuestras particularidades, podemos lograr una mente más relajada y, entonces, permitir que nuestra realidad dé un cambio hacia el bienestar. La calma no surge porque sí, ese estado interno se entrena, se propicia y se atesora asumiendo el control de nuestras emociones y pensamientos en cada momento.

Dentro de la filosofía budista existe un concepto muy interesante; nos referimos a la mente mono. Este término hace referencia a ese estado mental inquieto, revoltoso y hasta exasperante que va de rama en rama en el bosque de los pensamientos, que se pierde en sus propias preocupaciones, que se adhiere al ego y no es capaz de ver lo verdaderamente importante. Una estrategia para que las mentes mono se transformen en mentes calmadas es lograr que bajen del bosque de las preocupaciones hasta suelo firme. Solo entonces, al tener los pies en el suelo, se tiene mayor control y perspectiva. Es en ese instante en que uno alcanza el equilibrio y la seguridad interior, cuando empieza a surgir la creatividad, la reflexión y ese control personal donde tomar mejores decisiones.

Virtudes que definen a las mentes calmadas

1. Se controla mejor la ansiedad

Los trastornos de ansiedad son más comunes que la depresión y, a menudo, igual de incapacitantes. La ansiedad esa incómoda compañera de viaje que viene y va en nuestro día a día, una enemiga a la que podríamos hacer frente entrenando nuestra mente en la calma y la atención plena. De este modo, cuando nuestro enfoque mental sabe centrarse por fin en lo que es más importante en cada momento, aplacando las emociones negativas y silenciando los pensamientos intrusivos, la calma empieza a asomar.

2. Pone distancia entre nosotros y lo que sucede a nuestro alrededor

Las mentes ansiosas tienen una curiosa habilidad. Todo aquello que sucede a su alrededor les afecta y les impacta de manera intensa e inevitable. No importa lo insignificante que sea un evento, cualquier cosa terminará magnificándose para apagar el bienestar. Las mentes calmadas, en cambio, tienen una virtud excepcional. Son capaces de poner una distancia, un filtro de protección. Al mirar lo que les envuelve con más serenidad, controlan mejor lo que les llega para manejarlo y controlar su impacto.

3. Se logra un control emocional

Una mente centrada y relajada es una mente que ha aprendido a gestionar sus emociones. Así, lejos de silenciar su ansiedad, de esconder los miedos o girar el rostro a las preocupaciones, la persona calmada sabe manejar con efectividad esos universos internos. Ha aprendido a comprender sus miedos, a entender que la ansiedad forma parte de la vida, pero aún así, siempre es mejor mantenerla bajo control.

4. Se puede enfrentar los desafíos adecuadamente

Cuando nuestro ser interno está atrapado en la red del estrés y la ansiedad, no actuamos ante las cosas, simplemente, reaccionamos. Somos como esa hoja llevada por el viento que no tiene control en sus movimientos y que termina siendo golpeada aquí y allá. Esto, sin embargo, no ocurre en las mentes calmadas. En ellas, habita la reflexión, no actúan por instinto, sino que miran el mundo con perspectiva y son proactivas. Rara vez quedan atrapadas en las tormentas porque las ven venir, porque son valientes y no dudan en afrontar desafíos.

5. Se toma mejores decisiones

A las personas no nos definen nuestra nacionalidad, idioma o cultura sino que, nos definen las decisiones que tomamos en cada momento. Un modo excepcional de tener mayor control y acierto en cada uno de esos pasos, es aprender a decidir en el interior de una mente calmada. En es ese espacio tranquilo residen: la confianza, el orden, la perspectiva y, fluye la voz de la experiencia entremezclada con la intuición. Es ahí donde cada uno podrá tomar las decisiones que orientarán el rumbo de su vida con mayor acierto.

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