Muchas veces, nuestras ideas irracionales nos juegan malas pasadas y nos hacen sentirnos mal cuando no hay un motivo realista para ello.Tener presente que nuestra interpretación de la situación es la que hace que aparezcan emociones negativas o que estas se intensifiquen más de lo necesario es el paso previo para interiorizar y trabajar lo que vamos a exponer en este artículo: aprender a identificar las creencias irracionales que aparecen en este proceso.

Las creencias irracionales son las ideas que tenemos sobre nosotros mismos, los demás y el mundo que no se ajustan a la realidad. Y suelen manifestarse en forma de «debería…» o «tendría que…». Además, las consideramos como obligaciones que cumplir. Las creencias irracionales generan malestar porque imponen condiciones para la propia valía y felicidad que son casi imposibles de lograr. Este hecho es el que hace que sea necesario aprender a identificarlas, para posteriormente modificarlas y transformarlas en más adaptativas. Todos experimentamos este tipo de creencias en mayor o menos medida. Lo importante estratar de equilibrarlas para evitar que nos generen malestar o al menos disminuirlo. Es decir, hay que aprender a ser conscientes de su aparición, su significado y pensar en otras formas realistas de ver aquello que nos sucede. Esto es complicado, pero es el camino a seguir para tomar las riendas de nuestro bienestar.

Las principales creencias irracionales

1. La culpa y la condena:es la tendencia a juzgar y a condenar tanto a los demás como a nosotros mismos. Ahora bien, la realidad es que no podemos controlar el comportamiento de otras personas. Por otro lado, cuando somos nosotros los que hacemos algo que consideramos inapropiado, debemos tratar de remediarlo o de aprender para el futuro, pero quedarnos fustigándonos de poco nos ayuda a mejorar.

2. La necesidad de aprobación: es la necesidad absoluta de ser amados y aceptados por los demás. Cuando somos pequeños es normal, pero al crecer tenemos que tratar de hacer las cosas por la importancia que tienen para nuestra persona, no para el resto.

3. La frustración conduce inexorablemente a la depresión: si algo no sale como nos gustaría consideramos que es horrible. Volvemos a lo mismo: si algo nos frustra, debemos tratar de mejorar para lograr nuestros objetivos y, si esto no es posible, aceptar la situación.

4. El sufrimiento humano es inevitable: está causado por eventos y personas externos. Es nuestra interpretación de los acontecimientos la que hace que aparezcan emociones negativas, por lo tanto, el control del sufrimiento está en nuestras manos.

5. Es más fácil evitar que enfrentarse a las situaciones: a corto plazo puede que evitar sea la opción más fácil, pero esto no quiere decir que el malestar desaparezca, sino que a largo plazo será mayor.

6. Debemos preocuparnos por los potenciales peligros: anticiparse de forma constante que algo malo nos va a pasar nos genera ansiedad. En lugar de esto, debemos centrarnos en el presente y, si aparece algún peligro en el futuro, ya lo afrontaremos en su momento.

7. Es necesario confiar en quienes son más fuertes que en uno mismo: el apoyo social es necesario, pero esta idea genera una dependencia excesiva hacia los demás. Lo ideal es aprender a ser más independientes y a hacer las cosas por nosotros mismos, lo que nos ayudará a sentirnos más realizados.

8. El Miedo al fracaso y a la incompetencia: no somos perfectos y por supuesto que cometemos errores. Tenerlo presente nos ayudará a sentirnos mejor y a ser más conscientes y realistas de nuestras capacidades.

9. La carga de los traumas pasados: si algo nos afectó en nuestro pasado, nos va a doler siempre. Esto se ve mucho en las rupturas sentimentales. La gente se queda con esa primera experiencia dolorosa y se cierra a conocer gente nueva, cuando la realidad es que cada experiencia es distinta de las anteriores y no implica que conlleve el mismo sufrimiento.

10. Se debe tener un perfecto control sobre las cosas: tratar de controlar todo lo que sucede a nuestro alrededor genera mucho malestar, ya que es imposible hacerlo. Aceptarlo es fundamental para disfrutar de la vida y evitar así que la frustración se apodere de nosotros.

11. La felicidad humana puede ser alcanzada sin esfuerzo: es todo lo contrario. Cuando algo nos motiva realmente y requiere que nos impliquemos de forma activa en ello, reporta mayores alegrías que aquello que nos viene dado porque sí.

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