¿Sabías que tus sentidos influyen en tus emociones y en tu estado de ánimo? Los olores, los sonidos, los colores e incluso la luz del día tienen incidencia directa en tu comportamiento. Suena el despertador, intentás abrir los ojos pero, no sabes por qué te cuesta. No sos capaz de hilvanar un solo pensamiento, una sola idea. Por fin, lográs levantarte. Mirás por la ventana y cielo está gris. ¿Cómo te sentís? Clima. Luz. Olores. Sonidos. Todo influye en nuestro estado de ánimo. En las emociones que sentís en cada momento. Pensá en cómo te vestís cuando te sentís triste: la tendencia es ponerte colores oscuros como grises, marrones, negros. Por elcontrario, si estamos pasando por un momento alegre, todo nos resulta colorido y tendemos a buscar prendas llamativas, colores como el rojo, el verde, el azul.

Un olor puede transportarte a un momento de tu niñez, a aquella torta que te hacía tu mamá en determinadas ocasiones especiales. Una música puede recordarnos a una persona especial, al primer baile, al primer beso. Y una determinada canción puede evocar momentos felices y otros, generarnos nostalgia y melancolía. Todo está relacionado con las emociones que sentimos. Y esas emociones, al contrario de lo que nos pueda parecer, son buenas. Podemos otorgarles un valor positivo o negativo, según cómo nos sentimos.

También, sucede que a veces no queremos que nuestro entorno sepa cómo realmente nos sentimos y revestimos las emociones con una especie de máscara para no parecer vulnerables o tristes. Otras veces, nosotros mismos nos engañamos de manera inconsciente sobre nuestros verdaderos sentimientos. En ocasiones, nos colocamos una armadura para protegernos y evitar que nos hagan daño. Pero, ¿sabes qué? Si las personas que te quieren no saben cómo te sentís, tampoco van a poder ayudarte. Y si no pedimos ayuda, tampoco podrán hacerlo. Aprende a pedir. Posiblemente, te han enseñado a no pedir nada, a que tienes que ser autosuficiente. Así, cuando te encontrás en una situación de la que no sabes cómo salir, no sabés o no te atrevés a pedir ayuda a los demás. Y pedir no es malo. Al contrario, te acerca más a las personas que querés, porque les estás diciendo que confiás en ellos. Y las personas que te quieren también tienen emociones. ¿Te sentís triste, enojado, crítico o ansioso? La buena noticia es que no pasa nada: las emociones negativas son esenciales para la salud mental. Según los investigadores, es esencial para un ser humano enfrentarse a sus emociones más oscuras porque solo entonces hay algún margen para sanarlo y  así ser feliz.

A gestionar las emociones también se aprende. Por ejemplo, si te sentís triste, podés cambiar tu estado de ánimo vistiendo colores alegres. Si te sentís melancólica, lo mejor es escuchar música alegre y positiva que te haga bailar o sonreir. Romper las barreras y cambiar tu actitud ante las situaciones y las circunstancias que te tocan vivir solo está en tus manos. Vos tenés el poder de decidir cómo querés que sea tu día.

Cuando te enganchás en una discusión con tu pareja o con un amigo, recordá que es posible que el otro esté escondiendo sus verdaderos sentimientos tras sus palabras, que sus gritos pueden ser únicamente una señal para no demostrar externamente lo mal que se siente. Aprender a comprender a los demás es una señal de sabiduría. Y uno puede hacerlo si nos paramos a pensar en cómo a veces nos sentimos, en qué significan y cómo nos afectan determinadas emociones que nos invaden cuando evocamos un recuerdo o cuando escuchamos una canción determinada. Es bueno también recordar que, a ser feliz también se aprende.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *