Estamos rodeados de relaciones personales, y probablemente la mayoría sean enriquecedoras. Siempre podemos “sacar algo bueno” de cada conversación, encuentro o comunicación. Nos ofrecen bienestar y salud, nos permiten sentirnos parte de algo. Pero, a su vez también existen las relaciones “tóxicas” o negativas que enturbian nuestra existencia y nos provocan malestar, nos separan, nos disgregan o nos lastiman.

Se pueden dar algunas recomendaciones para poder disfrutar de relaciones más sanas en cualquier ámbito y evitar las que nos hacen mal son:

  • Lograr identificar nuestras relaciones

Consiste en realizar una lista en la que aparezcan personas con las que hemos mantenido una relación conflictiva. Pero hay que hacerlo en un momento de tranquilidad y comodidad. Esto nos servirá para analizar nuestra forma de interactuar en contextos de comunicación y para aprender de los errores que hayamos cometido y seamos capaces de localizar. Pero cuidado, no se trata de anotar una amigo con la que te peleaste ayer o tu compañero de trabajo que te habla todo el tiempo. Ve más allá, busca en lo profundo de cada relación.

  • Conocer nuestros propios defectos

Debemos intentar ir dominando cada uno de ellos como una excelente táctica para llevarnos mejor con las personas que nos rodean. Acepta tu personalidad, pero también tené en cuenta que si sos demasiado brusco para hablar, no sabés pedir bien las cosas, gritás, te enojás, etc, es probable que produzcas muchos más malos entendidos que buenos momentos. Realizar un verdadero “mea culpa” de nuestros errores y trabajar por cambiarlos.

  • Observar lo que no nos gusta de la otra personaDos amigos tomando cafe

Prestar mucha atención a esto, ya que existe una teoría que indica que aquello que criticamos en los demás es lo que “odiamos” de nosotros mismos. Superar la incompatibilidad con alguien hará que en aquellos momentos donde están en compañía reine la paz y la tranquilidad. Si no nos agrada que nuestro tío se meta en nuestro asuntos, no permitamos que participe muchos en ciertas reuniones o, por ejemplo, si tenemos una vecina que cuenta todo lo que le decimos, debemos aprender a seleccionar la información que compartimos con ella.

  • Ser capacaces de escuchar las necesidades

Esto implica tanto las necesidades propias como las ajenas. Pensá si realmente vale la pena tener un listado de amigos que no son tan fieles como nos gustaría. A veces, es mucho mejor mantenera amistad con algunos en los que confiar incondicionalmente y no malgastar el tiempo en compañías que no aportan nada bueno a nuestra existencia. Tener “un millón de amigos”, como dice la canción es una utopía, algo que nadie puede lograr. Sí podemos tener cientos de conocidos o personas con las que entablamos relaciones diversas diariamente.

  • Saber pedir disculpas

Todos cometemos errores en nuestras relaciones personales, ya hemos dicho que el error es un campo estupendo para el aprendizaje, pero cuando hablamos en este campo tenemos que tener en cuenta a la otra persona. Reconocer nuestro error será una muestra de que reconocemos esa relación, de que le damos importancia, de que le dedicamos nuestro tiempo y con la que somos sinceros. Por hacer más amenas y provechosas tus relaciones personales lograrás una “reacción en cadena” y solo tendrás al lado gente que vale la pena, que te ayude a mejorar y que vos puedas lograr que atraviesen mejor la vida. Después de todo, una relación no es posible si no hay reciprocidad, compromiso y buena predisposición de ambas partes. No es de mala persona “elegir” a los que queremos que estén a nuestro lado, sino que se basa en comprender que no todos somos compatibles unos con otros.

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