La empatía es la capacidad de percibir cómo se sienten los demás y actuar en consecuencia. Esto significa que debemos tratar al resto como ellos desean. Aunque nos parezca una tarea difícil, aprender a escuchar y a ponernos en el lugar de los demás es una de las formas de favorecer la empatía y entrar en sintonía con los demás para relacionarnos mejor.

La empatía es una habilidad que deberíamos tener todos, ya que nos permite comprender a las personas que nos rodean. ¿Sabías que el bostezo es la máxima expresión de ser empáticos? Cuando esto sucede se activan las neuronas espejos en el cerebro. Estas son las encargadas de intentar comprender lo que sucede al otro.

El grado de empatía varía según la situación. Por ejemplo, somos más empáticos con gente de nuestro mismo sexo, edad, grupo social o nacionalidad. Aquello que nos hace “parecidos” es lo que nos une. Las mujeres, a su vez, suelen tener esta capacidad más desarrollada. Poder empatizar nos convierte en buenos hijos, amigos y/o pareja. Si entendemos a la otra persona, la escuchamos y “somos capaces de ponernos un rato en “su lugar”, esa persona será capaz de realizar lo mismo por uno. Claro que no es el objetivo hacernos pasar por empáticos para conseguir favores de los demás.

Algunos beneficios de desarrollar esta habilidad son:

  • Caer mejor a la gente.
  • Ser más persuasivo.
  • Hacerse escuchar.
  • Convertirse en líder.
  • Motivar a los demás.
  • Comprender y reaccionar a los sentimientos ajenos.

Una de las claves para poder ser más empático radica en ponerse en el lugar del otro y, por un momento, olvidarnos de nosotros. Por supuesto, que esto no se puede sostener siempre, ya que necesitamos encargarnos también de nuestras necesidades.

Consejos para fomentar la empatía

1. Concentrarnos en el lenguaje corporal: muchas veces las personas podemos estar diciendo una cosa pero con el cuerpo expresar otra completamente diferente. Los empáticos tienen la capacidad de observar las señales. Por ejempl: la postura, el tono, el silencio, la mirada… dicen mucho. Solo es cuestión de dejar de escuchar 2 minutos y prestar atención a otras cuestiones. La intuición no suele fallar.

2. Pensar en la motivación ajena: ¿Por qué esa persona que tenemos en frente actúa de una manera y no de otra? ¿Con cuáles problemas tuvo que lidiar en los últimos tiempos? ¿Qué cosas lo motivan para seguir adelante? Sabiendo todo esto, es será más fácil conseguir empatizar. Quizás no se lo podamos preguntar directamente, pero podemos imaginarlo o pensarlo prestando un poco de atención.

3. Preguntar: ¿cómo estás?: muchas veces la gente necesita un par de oídos y un hombro para descargarse. Esto no quiere decir que tenemos que pasarnos 3 horas escuchando a alguien hablar sobre sus problemas, pero es importante hacer la prueba de interesarnos genuinamente por la vida del otro/a. Esa persona seguro se sentirá muy feliz. En un mundo donde todos piensan en sí mismos, ofrecer unos minutos de atención a otro es toda una revolución. Así lograremos que quien tengamos delante se sienta reconfortado y entendido.

4. No sermonear: para lograr la empatía debemos evitar exponer nuestras conclusiones sobre aquello que el otro nos haya compartido. Los sermones se los puede dar cualquiera: los amigos, los padres, la pareja, etc. En cambio, uno puede enfocarse en hacerle sentir comprendido. No es bueno decir frases como “tu problema es que…” , “tendrías que haber actuado/dicho….” “¿cómo no hiciste nada?”, etc. Si percibe que le vas a dar tus puntos de vista desde una mirada crítica se cerrará y dejará de compartir los sentimientos con nosotros.

5. Reformular palabras: habla desde el punto de vista de las emociones. Parafrasea los dichos del otro y añádeles la emoción necesaria para que sienta que están en la misma sintonía. Por ejemplo: “Asique no te escucha cuando le hablas (refiriéndose por ejemplo al esposo). Creo que eso te hace sentir un poco sola ¿verdad?”.cAutomáticamente la respuesta será SI y el sentimiento que acompaña ese monosílabo será “me comprende”. El siguiente paso, sin dudas, será abrirse aún más y continuar hablando de los hechos.

6. Ponerse en los zapatos de los demás: aunque parezca una frase hecha y sin sentido, es realmente útil para lograr la empatía. Debemos esforzarnos por no pensar en nosotros, aunque sea unos minutos al día y, ocuparnos de observar nuestro entorno y alrededores. ¿Qué necesitan aquellos que están a nuestro lado? ¿Cómo podemos ayudarlos? ¿De qué manera se sentirían mejor? Poniéndonos en el lugar del otro haremos algo que no todos llevan a cabo y sólo por esto, estaremos ya marcando la diferencia.

7. Eliminar los prejuicios: quizás todo puede parecer muy simple en la teoría pero no así en la práctica. Un hábito que debemos desarrollar antes de querer ser empático, por ejemplo, es evitar ser prejuiciosos.Y, no solo de pensamiento, sino también de palabra. Hacer juicios apresurados cierra muchas puertas. Conviene dejar que pasen unos minutos antes de sacar conclusiones y, desafiar a nuestros pensamientos para no dejarnos llevar por los estereotipos.

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