Cuando estamos enamorados, cambia incluso nuestra visión del mundo. Pequeñas cosas, estímulos que en circunstancias normales no suscitarían nuestro interés, parecen evaluarse de otra forma. Las interpretaciones que podemos llevar a cabo de una determinada situación o contexto varían enormemente en función del estado en el que nos encontremos. Un enamorado puede obtener connotaciones y prestar atención a detalles que en otro estado sería bastante improbable que manifestara. Por ejemplo, una persona enamorada percibirá el rocío presente en una flor, la puesta de sol en un atardecer o el olor de un determinado estímulo de forma diferente a como lo haría si no estuviera enamorado. ¿Qué sucede en nuestros cerebros que modifica nuestras percepciones de tal forma? El olor de las personas que amamos tienen un efecto calmante sobre nosotros.

La pasión del amor crea en nosotros sentimientos de euforia y felicidad que suelen ser difíciles de describir. Desde un punto de vista cerebral, las áreas que se activan en respuesta a los sentimientos románticos se encuentran asociadas a las regiones que contienen altas concentraciones de la sustancia neurotransmisora denominada dopamina. La dopamina desempeña un papel crítico en el refuerzo y la adicción. Además de la dopamina, otras dos sustancias que se han relacionado con el amor romántico han sido la oxitocina y la vasopresina. El hipotálamo parece ser una de las regiones cerebrales críticas en la regulación de estas tres sustancias.

En situaciones de gran estrés, antes de recurrir a medicamentos para aliviar los síntomas, tengamos en cuenta que muchos de ellos se encuentran atravesados por estos mismos neurotransmisores antes mencionados, tener cerca a la persona que amamos sería mucho más conveniente.

Sentir el olor de la persona amada ayuda a disminuir los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Todos tenemos un olor corporal determinado. Seguro que hemos oído alguna vez las expresiones siguientes: ” Ese perfume no queda bien en su piel” o, por el contrario “Me encanta el olor de su cuerpo desnudo”.
Para llegar a la conclusión, varios investigadores analizaron el comportamiento de 96 parejas heterosexuales. Les pidieron a los hombres que usaran una misma remera durante 24 horas, sin aplicarse desodorante, perfume o cualquier otro producto que pudiera alterar el olor del cuerpo.
Después de este período, la remera en cuestión, era entregada a sus compañeras, junto con otras dos remeras: una sin uso y otra que había sido vestida por un extraño. Las voluntarias pasaron por pruebas de estrés y tuvieron muestras de saliva recogidas para la medición de cortisol. De esa manera descubrieron que cuando olían la remera usada por su pareja, las mujeres presentaban niveles reducidos de estrés. Al sentir el olor de otro hombre, sin embargo, las tasas de cortisol se mostraban elevadas.

Investigaciones futuras revelarán si estos mismos resultados se pueden observar en los hombres.
Las feromonas también llevan su gran parte en este porcentaje de atracción y amor, las feromonas son sustancias químicas encargadas de detonar o regular los estados de ánimo, la disponibilidad sexual, las respuestas al desequilibrio, etc.

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