La sexualidad y espiritualidad son dos conceptos que van de la mano. Para el autor más que conocido Osho, la energía sexual es simplemente una aplicación de la energía de vida, una de las tantas formas de manifestarse. La energía sexual es la forma biológica de manifestarse de la energía en general, ¿Entonces, qué papel tiene la sexualidad en la vida diaria?

El sexo es la forma natural y biológica del flujo de energía vital, ya que no habría vida sin sexo, pero también es la aplicación más baja de la energía, ya que una vida únicamente dedicada al sexo es un desperdicio. Por lo tanto, el sexo es solo una oportunidad de transformar la energía vital, es un medio, pero no un objetivo, un fin. El sexo convertido en meditación es como un trampolín hacia lo divino, ya que fluye desde la sexualidad pero su objetivo es el mismo. En sí, la energía es neutral: si es biológica, se vuelve sexual; si es emocional se convierte en amor o en odio; si es intelectual, puede ser científica. La diferencia no está en la energía, sino es un forma de expresión. La energía siempre es pura, pero si es mal utilizada en el punto de vista sexual genera un conflicto que puede ser destructivo para nosotros mismos.

Según Osho, el sexo debería ser tomado simplemente como una forma más de hacer fluir la energía, ni positiva ni negativa, tampoco espiritual, simplemente neutral. No debemos ir en contra ni tomar actitudes extrañas sobre el sexo. La mejor forma de que el sexo sirva como canal de flujo de energía, es cuando lo tomamos como algo natural. Debemos movernos en el sexo consciente: debemos usarlo como un acto de meditación, como una forma de dialogar con la naturaleza, de ser el uno con el todo. Una vez logramos participar del sexo conscientemente conseguimos trascender el sexo en sí.

A medida que avanzamos en la meditación durante el sexo, menos efecto tendrá el sexo en sí, y mayor será el efecto del pensamiento y se creará una nueva forma de energía. De esta forma, utilizamos el sexo para trascender y tranformarnos. Por otra parte, el sexo con meditación nos hace unirnos más a nuestra pareja y construir una verdadera relación de amor.

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