En sentido figurado, entendemos por persona flexible aquella que se adapta a las circunstancias. En oposición a una persona rígida, es buena adaptándose a las circunstancias. Esto les permite desarrollar rasgos que exploraremos en este artículo y se consideran dimensiones de la personalidad. Las personas flexibles se caracterizan por una serie de rasgos y componentes de la personalidad que son positivos para el desarrollo personal y sociocultural. Estas personas suelen generar en nosotros una simpatía especial, llegando a tomarlas como modelo o sobrestimando el valor de sus opiniones. Poseen una dimensión de la personalidad que se denomina apertura mental o apertura a la experiencia. Son personas que no temen verse envueltas en situaciones novedosas. En este sentido, son dinámicas y disfrutan del dinamismo.

Por eso, también tienen un componente de osadía extra en su personalidad. Asumen más riesgos y sufren menos en situaciones de incertidumbre. Por otro lado, tampoco padecen tanto cuando no conocen precedentes de resolución exitosa de un determinado problema. Además, las personas flexibles entienden que existen diferentes puntos de vista y un abanico de posibilidades amplio a la hora de resolver un problema. Contemplar varios puntos de vista no significa que cambien  con facilidad de opinión. Al contrario, las personas con este rasgo, suelen tener de unos valores bien asentados precisamente por no haber evitado los condicionantes o las excepciones. Por otro lado, su fe en determinados valores no es una barrera para escuchar opiniones contrarias de los demás.

De la misma manera, suelen pedir ayuda cuando la necesitan y puntúan alto en la dimensión de afabilidad. La afabilidad se asocia con la amabilidad, la cortesía y la cordialidad. Cuando una persona es afable, demuestra simpatía y cercanía. La personalidad afable está influenciada por su sistema de creencias, generalmente, piensan bien sobre las personas sin arrastrar una ingenuidad sobre «las bondades». La evaluación o valoración es un mecanismo cognitivo que, para ellos, tiene aspectos muy positivos. Por esto, son personas prudentes a la hora de enjuiciar, por lo que son menos vulnerables a los prejuicios. Su pensamiento es curioso y puede ser innovador. Suelen relativizan y no son tan intransigentes con los “debería” o lo que se supone que está bien. Esto no implica que no acepten las críticas, al contrario, las agradecen y las sienten como impulso para mejorar. Suelen reírse -en comparación con las personas rígidas- de sí mismos. Puntúan bajo en ser orgullosos y no les cuesta pedir perdón cuando es necesario. Lo ven como una necesidad congruente con sus valores, así como ayudar a otros, independientemente de sus creencias.

Son personas que tienen casi una capacidad infinita de aprendizaje. Sin embargo tienen puntuación de humildad por encima de otros tipos de la personalidad y suelen considerarse aún ignorantes o continuos aprendices. Les gusta explorar cosas nuevas, y por lo general, les gusta viajar o explorar nuevos lugares. Esa apertura a la experiencia les lleva a buscar nuevas experiencias: buen ejemplo de ello son los viajes. Suelen adaptarse de forma plausible a nuevos entornos, aunque existan dificultades o agravios. Salen con éxito de situaciones complejas, y en la adversidad, reforzados. Por ello, poseen latente el rasgo de la personalidad resistente o resiliente.

Son buenos conversadores y dialogantes. Fomentan el diálogo antes que el juicio. Cuando toman una decisión colectiva, otorgan el turno – con prioridad- a otra persona. Son personas que no se guían por los cánones establecidos y sienten conexión al hablar sobre temas que les apasione. Puntúan alto en creatividad; una dimensión que está vinculada con su actitud positiva. Por otro lado, la manifestación de esta actitud no significa que sean excesivamente optimistas, sino que ven el vaso medio lleno, en vez de medio vacío.

La resolución de problemas, es una característica en la que se desenvuelven bien y de forma autónoma. Además, a la hora de ver un problema entienden que pueden haber más de una solución. Aportando con sus soluciones, nuevas formas de resolver los problemas. Suelen valerse por sí mismos, aunque agradecen cuando reciben ayuda.

Este tipo de personas nos hacen sentir cómodos, inspirando, con su ejemplo, la flexibilidad en los demás. Hay que destacar que el rasgo de la flexibilidad ya está en cada persona de manera latente. Solo es cuestión de ponerlo en práctica. El ritmo de vida actual puede hacernos crear unas pautas de pensamiento y actuación rígidas, que aporten una ventaja cognitiva. Sin embargo, el desarrollo humano es flexible y cambiante. Obviarlo, puede ser más una limitación restrictiva que una ventaja. Flexibilizar es un arte orientado a sentirnos mejor.

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