No son pocos los estudios y las investigaciones que demuestran que las enfermedades que podemos padecer se encuentran estrechamente ligadas a las emociones por la conexión que existe entre la mente y el cuerpo. Por eso, las emociones negativas realmente causan enfermedades.

El cuerpo emite una reacción de acuerdo con lo que uno piensa, siente y hace. Es así como cualquier evento traumático, las tristezas, los miedos y los rencores, generan estrés y, éste causa males físicos cuyo origen es psicológico, por lo que se llama trastornos de síntomas somáticos.

La palabra psico-somático se refiere a que la Psique, la mente, afecta al Soma, al cuerpo; es decir, que la tensión mental influye en el estado de los tejidos corporales, de los músculos, de los órganos, de la piel, del tejido fascial…. generando dolor, inflamación, lesiones, enfermedades…

Estos trastornos están influenciados por:

  • Una personalidad vulnerable
  • Sensibilidad a molestias o síntomas físicos
  • Antecedentes familiares
  • La genética

Aunque una enfermedad tiene diferentes orígenes como genéticos o congénitos, la parte psicológica y el estrés son precipitantes para que una dolencia tome su curso. Para que la enfermedad se manifieste en el cuerpo, primero tiene que haber una predisposición genética del organismo, como en el caso de la diabetes mellitus. Cuando alguien tiene esas características, si le sumamos el estrés, se generan hormonas contrainsulares que activan determinados funcionamientos en el sistema endocrino, que inhiben la acción de la insulina. Con esto, la persona presenta déficit en la absorción y metabolización del azúcar, lo que le genera diabetes.

La relación entre el dolor del cuerpo y el estado emocional es cercana, tanto que uno puede agravar al otro; es decir, un dolor (sensación) crea en el paciente una preocupación (emoción). Sin embargo, el origen verdadero de la sensación y de la emoción es el pensamiento, ya que si éste se origina a partir de un temor de contraer una enfermedad, esto inmediatamente afecta a la emoción. El cuerpo habla por nosotros, ya que los sistemas endocrino y neuroendocrino son los que vinculan la parte emocional con el organismo. Las emociones son una respuesta psíquica y fisiológica de cómo alguien se relaciona con su entorno y afronta los problemas.

Sin duda, una manera de tratar las dolencias físicas es con la supervisión médica y a través de un tratamiento. Pero, para conocer las emociones que suman a la enfermedad se puede recurrir a la terapia alternativa. Lo recomendable es ver qué hay en el interior que se muestra en el exterior y no solo tratar el síntoma o esperar que pase con el tiempo, porque puede empeorar y llevar al cuerpo a enfermedades más complejas. El camino es pensar y visualizar hasta encontrar, de manera lógica y coherente, la solución a los problemas que traen emociones negativas, sin subestimarlas o sobrestimarlas.

Hablar de enfermedades psicosomáticas NO significa que lo que se esté padeciendo no sea real, ni que sea inventado, de hecho, las experiencias vitales generan una tensión tal que, con el tiempo, acaban causando dolor físico o lesiones orgánicas: úlceras de estómago, acidez, dolores de cabeza, lumbalgias, alteraciones intestinales, alteraciones de piel, fibromialgia… Todas ellas, son lesiones que deben ser debidamente atendidas y tratadas, pero además se vuelve necesario intervenir psicológicamente, para que esa tensión, ese estrés no siga afectando o dañando al cuerpo, ni desencadene una enfermedad.

Algunos síntomas

  • Corazón: Como centro y núcleo de las emociones, se asocia a los sentimientos positivos y negativos.
  • Garganta: El dolor indica que no se dijo algo; es como tragarse un sentimiento.
  • Estómago: Este dolor representa por lo general el miedo inconsciente o la rabia.
  • Cabeza:  indican autoinvalidación. El diálogo interno dice: ‘quiero tal cosa, pero no creo que vaya a lograrlo’.
  • Cuello: La poca movilidad indica la imposibilidad de ver en diferentes direcciones, visión rígida y mentalidad estrecha.
  • Espalda: Dolor en el área lumbar indica preocupaciones económicas. A la altura de los hombros denota pesos emocionales que la persona lleva.
  • Alergias: Indican profundo temor de participar de la vida o de no tener ayuda para independizarse.

¿Cómo podemos dejar de somatizar?

  • Ser flexibles ante los cambios y los imprevistos, implica cierto nivel de creatividad, de adaptación y de aceptación. Ser conscientes de que no podemos controlarlo todo nos permite sobreponernos y afrontar con mayor fortaleza y entereza los reveses de la vida sin generar esa lucha interna que termina en dolores y molestias físicas.
  • Es necesario poner en palabras todas aquellas emociones que vamos sintiendo, todas aquellas experiencias que vamos viviendo, ya que se manifiesta en el cuerpo aquello que no podemos asumir. La palabra permite darnos cuenta de lo que nos sucede, aporta consciencia a nuestras reacciones, y ése es el primer paso para poder reposicionarnos ante las situaciones dolorosas o estresantes, generadoras de tensión.
  • Escuchar a nuestro cuerpo es fundamental para comprender cómo nos afectan las situaciones que vivimos, lo que sentimos y cómo recolocarnos frente a ellas.
  • Observar y explicar desde una sensación interna lo que se siente físicamente ente una situación. Esto se denomina “felt sense” (sensación sentida) y, se trata de una sensación holística, difusa y vaga, que se siente generalmente en la zona del estómago, garganta o incluso en todo el cuerpo, con ciertos componentes emocionales, que, al prestarle atención nos permite aclarar lo que nos ocurre ante un hecho, evento o posibilidad.
  • Utilizar la técnica de “focusing”. Resulta eficaz para reducir el estrés, tomar decisiones, o incluso como una forma de conseguir cambios conductuales saludables, sintiendo lo que se es capaz de asumir en cada momento, lo cual nos permitirá un mayor grado de compromiso con nosotros mismos.

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