Temores bifurcados existen cuando sabemos de personas que temen no solo a las cosas malas, sino también a aquellas que le permiten alcanzar el éxito.

Freud describe el miedo al éxito y,  la psicología luego le dio el nombre de “Nikefobia”, la cual significa la fobia al éxito. Todos estos nombres surgen siempre de una diosa, y esta diosa se llamaba NIKE (ya conocemos este nombre). Ella era una diosa alada que reunía el éxito y la suerte y, así es como las alas de esta diosa representaron la motivación para la famosa marca deportiva.

La vivencia de satisfacción es vivida como éxito, implicando el logro alcanzado por la persona que lo buscaba. Socialmente accedemos al éxito o como modo laboral o económico, pero cada persona le da una implicancia subjetiva desde donde se basa su éxito. Siempre se basa en factores internos, nosotros somos el propio termómetro que mide el éxito que alcanzamos como satisfactorio o no, dependiendo de nuestra estructura de personalidad y de las experiencias pasadas las cuales nos dictaminan que es exitoso o no para nosotros.

El éxito va de la mano del fracaso y ambos se miden como los deseos o inhibiciones de cada uno de nosotros, mas allá de las valoraciones de nuestro entorno, son las dos caras de la misma moneda, somos nosotros quienes las lanzamos al aire, y jugamos con este azar. El poder alcanzar un objetivo deseado y mantenerlo en el tiempo es lo más difícil, conocemos ejemplos de personas que no lo pueden sostener boicoteando carreras universitarias exitosas o logros laborales brillantes.

Hasta existen personas que enferman cuando por fin logran “ese” objetivo ansiado y tan buscado durante mucho tiempo. Es importante destacar que en ellos el éxito se vivencia como riesgo y no como premio. La paradoja mayor existe cuando algo que produciría alegría, satisfacción en otros, los llevan a angustiarse, paralizarse hasta enfermar.  Lo que se esconde bajo la alfombra es un trastorno de ansiedad que malogra la meta a pasos de alcanzarla. Es una fobia diferente, no es la fobia a un perro, porque esta es inconsciente, el sujeto no sabe que la padece.

Como todo temor es irracional, ilógico y sale a la luz ante las situaciones que llevan al éxito, inundando como consecuencia de acciones erradas, malas decisiones, y fallas inentendibles.
Si podemos aceptar que existe una implicancia emocional podemos buscar un tratamiento adecuado a cada circunstancia.

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