El verdadero problema de las personas perfeccionistas es que tanto los aciertos como los fallos no son valorados desde la objetividad, sino desde el fracaso personal. Las personas perfeccionistas buscan sin descanso el éxito, aunque nada les parece suficiente. Casi todo les produce insatisfacción porque su nivel de exigencia es excesivo e incluso, ilusorio, ya que piensan que siempre pueden hacerlo mejor. De ahí que no cumplir con cada objetivo propuesto les acabe generando altos niveles de estrés y agotamiento.

Cuando la rutina se convierte en una carrera de fondo, la sensación de falta de tiempo para llegar a la meta es muy habitual. Ahora bien, si además añadimos unas dosis de perfeccionismo, esa falta de tiempo no solo agobia sino que también ahoga. Aunque suene a paradoja, la perfección no siempre es perfecta. En muchas ocasiones y en contra de lo que se pueda pensar, conlleva muchos más inconvenientes que ventajas para nuestra salud física y emocional. Las personas perfeccionistas suelen ser inseguras por sus niveles de exigencia y están constantemente pasándolo mal, ya que quieren llegar a una perfección tal que, o lo consiguen o no darán por finalizado aquello que estén realizando. Así, para evitar estos comportamientos en exceso es esencial ser conscientes de lo que somos y valorar nuestras virtudes y esfuerzos.

El perfeccionismo no es una búsqueda de lo mejor. Es perseguir lo peor de nosotros, la parte que nos dice que nada de lo que hagamos será nunca lo bastante bueno ni suficiente. Autoexigirse está bien pero siempre dentro de unos límites. No hay nada malo en esforzarse para hacer las cosas lo mejor que podamos, pero tenemos que ser conscientes de nuestras limitaciones. Frustrarse por no alcanzar la perfección en todo es la curiosa paradoja del perfeccionismo. Este rasgo conllevaefectos devastadores sobre nuestra salud física y emocional cuando se da en exceso. El perfeccionismo está relacionado con un alto riesgo de depresión y suicidio.

Normalmente, el perfeccionismo comienza a aparecer desde la niñez y tiende a aumentar de forma progresiva en la etapa de estudiantes.Ahora bien, no hace falta que este rasgo se dé en todos los ámbitos de la vida de una persona, aunque lo normal es que se extienda a todos. Algunas personas solo son perfeccionistas en el trabajo, en el deporte o en las relaciones, mientras que otras se esfuerzan en ser perfectas en cada área de la vida. Hay muchos factores que pueden intervenir.

Características generales de los perfeccionistas:

  • Son más propensas a sentirse mal y a quejarse de la falta de sueño, dolor y fatigas que aquellas que no lo son.
  • Experimentan un gran temor a fracasar.
  • Suelen presentar altos niveles de ansiedad que, sumado al factor de inseguridad, les llevan a un sufrimiento tan elevado, que pueden tener crisis de ansiedad, cansancio excesivo o incluso una falta de motivación al no conseguir aquello que se proponían.
  • Poseen una gran inclinación a padecer de depresión severa.

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