Llevamos días en los que se van dando pequeños pasos para el desconfinamiento. Se ha permitido, por fin, salir de casa a la mayoría durante franjas horarias establecidas, más allá de lo estrictamente necesario. Podemos pasear después de semanas encerrados en nuestras casas debido a la crisis sanitaria motivada por el coronavirus.

Pero, aunque una gran parte de la población se echó a la calle, ávida de recuperar ese soplo de aire libre –aunque condicionado-, lo cierto es que mucha gente ha optado por permanecer en casa estos primeros días. Pasamos por muchas fases emocionales a lo largo de estas semanas y ahora hay quien tiene incluso cierta sensación de miedo a salir de su hogar a causa del virus que vino para robarnos prácticamente 6 meses…

Así, nos podemos encontrar con síntomas como ansiedad y miedo, además de una incertidumbre mayor de lo normal ante el desconfinamiento progresivo anunciado por nuestros gobernantes. En estos casos, deberíamos pedir ayuda psicológica, ya que que estamos atravesando nos hace susceptibles de padecer el denominado “SINDROME DE LA CABAÑA”, y que implica el temor a abandonar nuestro “refugio” durante tantas semanas para no encontrarnos con ese enemigo invisible que aún sigue fuera, como nos repiten de manera diaria tanto los noticieros, los periodistas y las autoridades.

Aunque no se trata de una patología propiamente dicha, sí que hace así referencia a un trastorno que se manifiesta por medio de un conjunto de reacciones de temor e inquietud que una persona padece ante un cambio inminente de entorno, en este caso pasar del aislamiento a un ámbito de movimiento y relación normales, dentro de que todo parece un poco irreal en estos días. Una situación que encaja con este periodo de confinamiento y vuelta a la normalidad por fases.

Estas circunstancias, se producen tras nuestro aislamiento prolongado en casa (que ha sido más marcado en el caso de las personas que han pasado la cuarentena en soledad), un periodo de tiempo en el que, además, podemos haber padecido pérdidas significativas. Si a esto le sumamos el miedo a que alguien de los nuestros le suceda algo o a contagiarnos nosotros mismos, somos candidatos ideales a padecer alteraciones anímicas, estados ansiosos y otros problemas de conducta que nos hagan preferir quedarnos en casa, por considerarlo el lugar más seguro en estos momentos.

Los expertos ya están atendiendo consultas on line de perfiles de pacientes con este cuadro, y sobre todo en quienes viven solos y/o tienen dificultades de acceso a internet. La brecha tecnológica influye en este “Síndrome de la Cabaña”, que, por otro lado, no excluye a personas que nunca hayan tenido problemas psicológicos. Los expertos señalan que una situación de pandemia puede ser un detonante para que comiencen a dar la cara problemas como la hipocondría, la tendencia a la depresión o sencillamente la falta de tolerancia a la incertidumbre y la frustración.

Consejos para superar esta situación

  • Conviene ir retomando las actividades del día a día poco a poco, a nuestro ritmo, a medida que vaya ampliándose la desescalada.
  • La clave es hacerlo de manera progresiva, tanto en el tiempo como en las distancias, manteniendo al pie de la letra las medidas de seguridad recomendadas, para tener la confianza de que lo estamos haciendo bien.
  • Es muy importante no aislarse y mantener contacto con familiares y amigos, gracias a las nuevas tecnologías, y, cuando se pueda y siguiendo las pautas de las autoridades, en persona.
  • Expresar nuestros temores, entenderlos, validarlos, y elegir el camino de afrontamientos que queremos.
  • Si nos encontramos ante un nivel considerable de impedimento para reintegrarnos a la vida de manera escalada, lo mejor es solicitar siempre la ayuda de un profesional.

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